El choque contra la Suprema será para Cuauhtémoc, quizá, la última batalla de su vida. Después de ese tribunal ya no hay nada, excepto la resignación o la pelea callejera y a eso se dedicará la izquierda “regeneradora”.
Como todos sabemos, varias expresiones de la izquierda, la “tradicional”, por así llamarla (Cuauhtémoc Cárdenas), y la “regeneradora (Andrés M, López O.) han presentado sendas propuestas para llevar a una consulta popular nacional las modificaciones constitucionales cuya enmienda hará posible la reforma energética con su inevitable contenido de inversión privada nacional y extranjera.
La han llamado despojo, entrega, claudicación nacional y todos los sinónimos posibles en la amplia acusación del entreguismo.
Como era previsible y de acuerdo con la majestad del texto constitucional, los proyectos aun no determinantes, pero al parecer ya concluidos en el procesamiento de esa petición, la Suprema Corte de Justicia, por obra de las ministras Olga Sánchez Cordero (recientemente condecorada con la medalla Neri al mérito ciudadano por la Cámara de los Diputados) y Margarita Luna Ramos (colmada de recientes homenajes), probable futura presidenta del tribunal, les ha dicho nones pa’los preguntones, como repetían los niños de ayer.
Apenas el día 19, el dirigente más respetado (excepto por los anarquistas en el Zócalo) expresaba su confianza en el comportamiento de la Corte. Recordemos:
“Quiero pensar que la Corte va a encontrar que los razonamientos que hemos hecho son suficientes y válidos para declarar la constitucionalidad de lo que estamos demandando… Espero que esto se dé en el curso de los próximos 20 días, que tengamos la resolución de la Corte y que ésta sea favorable para la consulta. A partir de ahí empezaremos la campaña para llamar al voto y en su momento echar abajo estas reformas”.
Pero como al parecer esto no va a ocurrir, es decir, la Corte anulará la petición debido a un detalle, digamos, “técnico”, no es posible consultar materias en las cuales se juegue la viabilidad de los ingresos públicos y, como con la reforma energética, el gobierno pretende lograr divisas, el proyecto justiciero se deslavará por esa rendija.
Y el choque contra la Suprema será para Cuauhtémoc, quizá, la última batalla de su vida. Después de ese tribunal ya no hay nada, excepto la resignación o la pelea callejera y a eso se dedicará la izquierda “regeneradora”.
¿Podrá ese afán reunir a los dos ríos de la izquierda?
No se sabe, pero si alguna vez por similar afán Cárdenas pudo marchar junto a Manuel Bartlett, no hay razón para desdeñar manifestaciones del brazo de Andrés Manuel. La necesidad tiene cara de hereje.
Por ahora, AMLO tiene otra batalla por delante: legitimar su conducta en la historia de sus alguna vez correligionarios guerrerenses (Mazón, Abarca) a quienes —como siempre cuando el agua llega al cuello— ha desconocido, a pesar de las evidencias.
FONATUR
Como todos sabemos, al principio de este gobierno Fonatur estaba al borde del colapso. Ahora mediante una postura de “disciplina presupuestaria y madurez institucional” concretó con Banobras la reestructuración de sus finanzas por más de 4 mil millones de pesos, lo cual le permitirá enfrentar su endeble condición
El crédito contará con un plazo de 20 años y se liquidará en condiciones cómodas. Además de obtener ingresos por la mitad de las ventas de lotes de su inventario.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com