De pronto, con  la contundente confirmación de lo inminente; vencida la imaginaria fuerza moral otorgada falsamente por el epidemiólogo de cabecera, el gran líder del Movimiento de Regeneración Nacional y presidente de los Estados Unidos Mexicanos, cae infectado y afectado por el virus Covid-19, gran verdugo de nuestro tiempo, Alarma.

La patria entera se sacude con el estremecimiento de la congoja. Junta de médicos, colmena de políticos.

El gobierno asume en principio el secreto, la reserva. La vocería menosprecia tanto la enfermedad como sus efectos y apenas balbucea:  el Señor Presidente no pierde el humor. El humor. 

Las “benditas redes sociales”, sustento y motor de la propaganda gubernamental, se vuelcan en befas, burlas y mentiras contra el paciente del Palacio: lo hieren, se ceban; le exhiben sus escapularios de milagro fracasado, se gozan en su malestar y hasta le inventan un calamitoso derrame cerebral y le auguran  impedimentos definitivos para proseguir con la bienhechora obra de su transformador gobierno. Poca madre, pues.

No tienen alma, dijo de estos murmuradores cibernéticos, el siempre atildado y elegante vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, quien remata sus llamados a la prudencia con un “tuitito” admonitorio:

“… Hay versiones de mala fe y desinformación con intenciones políticas que buscan dañar la imagen del mandatario. No a la infodemia.”

Pero la vacuna contra la infodemia se anticipa a Pfizer o Astra-Zeneca y repentinamente la imagen de las pantallas se ilumina con un quebrantado presidente quien sin embargo no pierde la capacidad verbal, y se tira un  rollo tranquilizador (al menos de intención), cuyos 16 minutos también intranquilizan.

Es cierto, la desinformación, como dijo Pero Grullo, se anula con la información. 

Ningún rumor sobre la gravedad resiste la presencia del enfermo, quien, hasta cierto punto, debilitado, se muestra capaz para deambular por el Palacio Nacional, y con ese solo hecho borrar todo rastro de “infodemia”.

Pero la información en sí misma, más allá del lenguaje no verbal, resulta preocupante. Ni un ápice de rectificación, ni siquiera por la experiencia en cabeza propia. Nada. 

“…Estamos procurando que continúe la misma estrategia y fortalecerla, que consiste desde el principio en que a nadie le falte una cama y que no les falten médicos y enfermeras y equipos, y que no falten los medicamentos en los hospitales COVID, que se atienda a todos. Afortunadamente, no nos han rebasado las circunstancias y hemos podido atender a todos…” 

Más allá de lo inútil de exhibir los catastróficos resultados nacionales pues la sola presencia de la realidad los muestra cada día, el mensaje presidencial desazona por su errónea percepción de los hechos. Una vez más niega lo evidente.

“…No nos han rebasado las circunstancias…”

¿Y cuales son las circunstancias rezagadas, según el verbo presidencial? 

¿La enorme cantidad de muertos?  

¿La incontable cifra de los contagiados (empezando por él  si se quiere)?

¿ La insuficiencia de hospitales con atención especializada?

¿ La falta de vacunas, la promoción electoral de su aplicación (cuando haya)?

¿El mercado negro del oxígeno? 

¿Cuáles circunstancias han sido superadas realmente  los empeños imaginariamente eficaces del gobierno? 

¿Cuáles?

Si; es verdad. La aparición presidencial tenía una intención y una razón: anular la ponzoña de las redes sociales (con razón Ricardo Monreal propone reglamentarlas), y su presencia lo hizo posible en un instante. Perfecto. 

Comunicar no es tan difícil. Es un asunto de voluntad, sinceridad y veracidad, cosa siempre ausente en las “mañaneras”, con Olga y sin Olga.

Pero el resto del mensaje, el desarrollo verbal del optimismo unidireccional; la terquedad en seguir con más de lo mismo, no cabe en una sociedad cuyas mejores aportaciones deberían ser aprovechadas. Hasta Hugo López “Gatinflas” había comenzado a dar muestras de humilde sensatez.

La semana anterior –como todos sabemos–,  la Universidad Nacional Autónoma de México, divulgó las «Reflexiones sobre la respuesta de México ante la pandemia de COVID-19 y sugerencias para enfrentar los próximos años» , en cuya elaboración participaron sólidas  instituciones como  elInstituto Nacional de Salud Pública; El Colegio de México, la  OPS-OMS México; la Secretaría Ejecutiva de la CEPAL, y algunos más.

Frente a ese cúmulo de opiniones, sugerencias y diagnósticos para enfrentar el futuro, el subsecretario de Salud, el ya dicho “HLG” tuvo una respuesta muy distinta de sus displicentes actitudes cuando otros actores importantes se pronunciaron en afán colaborativo ante la emergencia, especialmente los ex secretarios de salud fueron rechazados deñados con altiva soberbia por el vocero. 

Los resultados hoy están a la vista. 

Ahora la respuesta sugería un cambio en la tendencia autocrática. Cuando el rector Graue explicó con toda precisión (cómo) “la pandemia nos ha puesto frente a rezagos crónicos de presupuesto, infraestructura, cobertura y calidad de atención, y con insuficiencia de recursos humanos. Aunque en estos meses se ha hecho mucho, aún falta más por hacer.
 
“El sistema de salud ha sido rebasado. Nuestros más de 150 mil muertos y el exceso de mortalidad general son prueba de ello. Son pérdidas irreparables y un gran dolor para México”, 
 HLG“afirmó que esa instancia (la SSa) no sólo recibe esta observación sistemática, analítica, crítica y propositiva, sino (asume) el compromiso de utilizarla de la mejor manera, para hacer un alto en el camino y una reflexión acerca de cómo se pueden mejorar en lo inmediato, a mediano y largo plazos, las condiciones de salud del país, durante y más allá de la epidemia de la COVID-19”.

Esa actitud, y la siguiente,  contrastan notablemente con la tozuda actitud “desde las oficinas centrales del Poder Ejecutivo”

–“Cuando hablamos de las necesidades urgentes, de mensajes, promoción, modelos de atención, vinculación, nos hablamos a nosotros mismos sobre lo que debemos hacer de manera conjunta. 

“Eso es imprescindible para que no exista una escisión entre lo que se ejecuta desde las oficinas centrales del Poder Ejecutivoy lo que tienen de oportunidad, potencia, capacidad y enorme valor todas estas instituciones.

“Se estará convocando a un vuelco, donde sea necesario, y se ratificarán prácticas de lo que ya se ha logrado…”

Pues el vuelco y la rectificación no parecen estar presentes en el mensaje de la tranquilidad. 

Si, la presencia presidencial calma los murmullos, murmuraciones y rumores y tiene una inmediata utilidad política. Pero su fantasiosa insistencia en cimentarlo todo en un falso optimismo, nos hace pensar en un desastre prolongado.

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Mientras tanto la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, informa sobre una reunión la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios  para Proyectos (UNOPS para América Latina y el  Caribe, para intercambiar información sobre  los procesos de licitación (de las vacunas) y establecer un canal de comunicación más fluido entre  ambas organizaciones. 

Juan de Villafranca, presidente de la citada agrupación, en la cual laboran más de 50,000  personas calificadas, y donde se fabrican medicamentos con los más altos  estándares de calidad con las normas satisfechas de  la autoridad sanitaria  solicitó para la industria nacional estabilidad en las condiciones de operación y licitación.

Beethoven lo escuchó. 

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Juan Cortina Gallardo fue electo presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) para el periodo 2021-2023. 

Si las cosas salen bien, ganará la renovación del mandato para un bienio más. En dicho consejo se agrupan más de un millón y medio de productores en un sector en el cual trabajan siete millones de personas.

En la XXXVII Asamblea Nacional Ordinaria del CNA, Juan Cortina Gallardo, relevó a Bosco de la Vega y ofreció propuestas y oportunidades para todos ante la situación adversa ocasionada por Covid-19. 

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En el mensaje de agradecimiento de la Señora Esposa del Señor Presidente, a quienes se han preocupado por la salud del mandatario, aparece una imagen religiosa: el Santo Niño de Atocha, con su canasto y su cántaro; su cayado y su sombrero.  

Una figura de plata dentro de un capelo cúbico de cristal, regalo –seguramente—de Ricardo Monreal. 

El santo de los Plateros, ya tiene un lugar destacado en la hagiografía de la Cuarta Transformación. 

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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