Casi como por magia, en medio del caos de donde (dice Nietzsche) nacen las estrellas Miguel Ángel Mancera se alza con la precandidatura de las izquierdas dominantes en la ciudad de México, con la casi absoluta certeza de prolongar esa corriente híbrida entre el hipercapitalismo y el socialismo moderado, de “izquierda moderna” representado hasta ahora (dicen) por Marcelo Ebrard.

Ninguna noticia hallamos en la oferta de continuidad con la cual Mancera saluda a sus ahora muchos simpatizantes. Ha llegado a la antesala de la posición más importante en la vida pública nacional después de la presidencia de la República, casi sin haberlo imaginado, supuesto o querido, salvo en los últimos meses cuando las sirenas le llevaron su hermosa serenata y él escuchó sin enloquecer y trabajó en lo interno y en lo externo.

Tanto como para haber incorporado a los afanes modernizadores y moralizadores de la vieja Policía Judicial del DF a la señora Isabel Miranda de Wallace, hasta hace unos días inflexible supervisora ciudadana de las pifias y aciertos del gobierno en materia de seguridad y hoy ostensible rival de Beatriz Paredes quien se enfila al tercer sitio en la disputa por la capital si las cosas no mejoran para el Revolucionario Institucional.

Si en la historia reciente de México la derecha lleva sobre la conciencia (si la tuviera) el múltiple crimen de infantes en la guardería ABC, la izquierda carga en los lomos la matazón de adolescentes en el “News Divine”, prueba moral de la cual los políticos quizá jamás se recuperen, siempre y cuando tuvieran mora, claro.

Por eso daba una mezcla de rabia y risa (permítase la digresión) escuchar al entonces jefe de la policía, Joel Ortega ofrecer en su campaña un proyecto inflexible de seguridad urbana. Casi tanto estupor como después escucharlo con el rollo de la altura de miras en favor de la unidad representada por el ex procurador Mancera.

Pero en fin, la caprichosa fortuna ha jugado esta vez a favor de Miguel Ángel Mancera. Fue colocado en una posición cuyos méritos evaluaron sesudos encuestadores de cuya intención y objetividad nadie puede dudar, según el dogma comercial de la mercadotecnia política. El modelo, a fin de cuentas sustituyó a las reglas internas y se convirtió a fin de cuentas en un una nueva metodología de la designación colectiva y bien valdría saber cuánto costó el levantamiento de las tres encuestas.

La armonización de intereses fue exitosa, excepto por la infidencia del secretario de Turismo, Alejandro “El constituyente” Rojas, quien anticipó el resultado y confirmó las sospechas de Alejandra Barrales quien desde la semana pasada sabía cómo mascaría la iguana…, de ladito, de ladito, como le exigían cantar a María Victoria.

Su queja y su inconformidad quisieron ser planchadas hasta el último momento y ella simplemente se asumió dueña de su juicio definitivo en torno del proceso, pero su ausencia en la presentación de los resultados superó en elocuencia cualquier declaración.

No se sumó a la cargada convenenciera en favor del ganador a quien hoy todos colman de elogios y ditirambos y le hallan cualidades de las cuales antes no hablaban. Irán por su rebana en el pastel y Mancera, conocedor de la humana naturaleza, le dará a cada uno y cada una su tajada y en algunos meses, doce, quince, quizá, podrá caminar sin sentir en la nuca el soplo de Marcelo Ebrard en la nuca ni los pasos del jefe de gobierno sobre su sombra.

El futuro de Marcelo es dudoso. Por lo pronto conducirá con Manuel Camacho el proceso electoral de su antiguo empleado y seguramente (no hay nadie mejor para eso en el DF) lo llevará a un triunfo contundente muy por encima de Isabel Miranda cuya derrota es apenas relativa.

Cada voto en favor de la antigua luchadora social independiente, será uno menos en el conjunto de sufragios emitidos en favor de Enrique Peña cuyo arrastre podría ser insuficiente para levantar a la señora Paredes. El candidato priísta se podría desgastar en pareja en el DF.

Pero pasadas las elecciones el futuro de Ebrard no parece tan sencillo excepto por la tentación siempre presente del “maximato”. Convocado a la secretaría de Gobernación por un hombre cuya elección presidencial de ninguna manera está garantizada, Ebrard podría confundir continuidad y continuismo. La falta de asideros internos de Mancera (muy similar a la suya cuando comenzó el gobierno y dependía del buen o mal humor de Andrés) facilitaría el fuego amigo estimulado por Ebrard, si fuera necesario.

Dicho de otro modo, el acuerdo temporal no quita el canibalismo crónico.

Pero si como decía Oscar Wilde, la mejor forma de vencer la tentación es cayendo en ella, veremos internamente una labor de extrema laboriosidad para Mancera: construir su propia fortaleza desde dentro, cosa relativamente simple cuando se opera una institución cuyo presupuesto anual supera los cien mil millones de pesos.

Y el billete suele hablar con una elocuencia desconocida hasta para Demóstenes.

Alejandra Barrales, por otra parte, no sufrirá desamparo.

Su posición será cuidada y su condición de contendiente será respetada. Al, menos eso ha dicho Manuel Camacho y le debemos dar crédito, no por la dudosa sinceridad de un político, sino por la necesaria conveniencia de un profesional. Si dominaron a Batres, quien tiene rasgos tribales incurables, con mucha mayor razón podrán incorporar de manera diga y rentable a la señora Barrales.

“Habrá que entenderla –dice Camacho–; merece respeto. Como ocurrió con Marcelo Ebrard quedará fortalecida con este proceso.”

LA LEY SE IMPONE

En el gobierno de Puebla, cuyo titular, Rafael Moreno Valle pretende desde ahora la candidatura presidencial del 2018 y se prepara para ello día con día, la publicidad promocional supera los límites tolerables.

Por eso no deja de sentirse como un acto de justicia divina, celestial o poética, como le llaman algunos a estos casos, el derrumbe del Viaducto Ignacio Zaragoza (como ya vienen los 150 años de la madre de todas las batallas, todo lleva ese nombre en Puebla) cuya estructura se vino abajo en un tramo considerable de 30 y tantos metros.

¡Cataplún!, señor gobernador, se nos cayó el teatrito, le dijeron sus achichincles a Moreno Valle en los plenos fastos de su primer informe cuya insignificancia ha sido magnificada como si se tratara de algo importante. Pura publicidad, puro pagar televisión, pura faramalla, pura pantalla.

–¿Cuál teatrito?

–Bueno, señor es un decir, se nos derrumbó el Viaducto…

–¿El nuevo?

–Sí señor.

El resto del diálogo ya no puede transcribirse. Es muy parecido a la conversación entre el capitán del puerto de Livorno, Falco y el nauta desertor Schettino.

Ayer por la tarde, dijo Pulso Político, “cerca de las 17 horas, mientras más de 200 personas trabajaban en el área, se escuchó un estruendo y vieron caer la loza de concreto junto con una estructura de fierro que sostenía el inmueble.

En la primera revisión, los cuerpos de seguridad y rescate informaron que el incidente dejó saldo blanco”.

TABASCO

Como se verá a continuación el rollito de la altura de miras le cae también al candidato elegido del PRI en Tabasco, Jesús Alí cuya nominación generó grav es protestas en Villahermosa y otros lugares.

Así lo dio a conocer “Tabasco hoy”:

“…seguidores de Graham (el candidato favorito y luego derrotado desde el DF) dirigieron una marcha a la sede estatal del tricolor, donde quemaron credenciales de militantes y lanzaron consignas en contra del candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, a quien señalaron de estar detrás de esa imposición.

“Este viernes, Alí reconoció la conducta que asumió Graham en las negociaciones, así como el humanismo en su trayectoria como médico.

«Tiene mi respeto y todo mi aprecio y sé que ambos debemos de estar a la altura de los tiempos actuales, porque ambos hicimos el compromiso en aras de la amistad y la unidad», expresó.

«No hay vencedores ni vencidos, tenemos todavía en la agenda el propósito de seguir construyendo acuerdos», expuso.

«Tenemos que llegar con una altura de miras llegar a la convención de delegados y también presentarnos a la sociedad, como un partido con historia y proyecto».

Altura de miras. Tienen complejo de Estela de Luz…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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