Con alguna frecuencia en esta columna se ha hablado de la infinita cursilería y el empeño grotesco de la Cuarta Transformación por presentar algunas cosas sin sentido como epopeyas precursoras del hombre del futuro o mejor dicho la futura humanidad, gracias a los momentos estelares del movimiento impulsado, sostenido, defendido y seguramente prolongado por nuestro señor presidente, Don Andrés Manuel López Obrador a través de quien resulte el futuro presidente de México, sea hombre o sea mujer, no importa, la patria no tiene sexualidad y como los ángeles no tiene sexo.
Pues bien, hace unos días, la 4-T nos ofreció una muestra más de cómo se pavimenta el futuro paraíso de nuestro pueblo y con motivo del primer aniversario de las operaciones aeronáuticas de la terminal de Santa Lucía, en su ampliación civil nombrada como el gran artillero Don Felipe Ángeles, indudablemente asombro de los tiempos por venir, y maravilla del presente y la modernidad planetaria, nos regaló una pieza de veneración republicana y castrense, el himno del aeropuerto.
Esto es cierto, aunque suene a veces como si Pérez Prado hubiera compuesto en vez del mambo del ruletero el mambo del pavimento.
La inspirada pieza musical y literaria tiene esta deslumbrante letra cuya audacia nacionalista la acerca a Miguel Hernández o Pablo Neruda:
“Aeropuerto Felipe Ángeles, abre tus puertas a la aviación.
“Tú inmenso cielo que garantice tiempos de gloria y satisfacción,
De entre las ruinas te levantaste y por tu pueblo tú te forjaste,
Como un castillo inquebrantable, donde se albergan fuerza y pasión.
“Coro
“Vuelan, vuelan hacia los cielos las aeronaves con libertad
Varios destinos en territorio, también con rumbo internacional
“La fortaleza que te respalda son mexicanos de corazón
“Y los valores que representas, son un ejemplo de tú nación.
“Tus integrantes hombres mujeres, que garantizan seguridad
“Siempre eficientes e inteligentes, profesionales en su accionar
“Tus grandes alas nos representan, con los colores de tú nación
Muestran grandeza al contemplarte, como estandarte de integridad.
Coro
“Llegan, llegan hasta tus puertas por siempre abiertas para operar.
“Vuelos de carga y de pasajeros, AIFA Aeropuerto Internacional
Son los servicios que proporcionas un digno ejemplo de calidad.
”Elevo al viento con fuerza el canto que representa esta unidad
“Elevo al viento con fuerza el canto AIFA Aeropuerto Internacional”.
¡Tenga para que aprenda!
Uno quisiera preguntar cómo hace el aeroperto para tener un cielo tras haberse levantado de las ruinas (¿cuáles ruinas?) y también cuáles son los valores ahí representados y dónde estás sus alas, porque esas apenas y los aviones las tienen, pero no se le da a las inteligencias menores, como ésta, comprender la profundidad llirica de la emoción sin límites poéticos cuando se loa a la patria convertida en torre de control.
Por desgracia en las varias consultas hechas para redactar esta asombrada columna no fue posible encnontrar el nombre del vate cuya inspiración nos ha legado para el porvenir la obra ya dicha. Es una lástima, lo habría propuestro para el Nobel de Literatura. Una versión sin confirmar se la atribuye a Marx Arriaga, pero no podría afirmarlo.
Ahora el aeropuerto tiene su himno. La Fuerza Aérea tiene el suyo y el Colegio del Aire, también.
Posiblemente los cerebros literarios del petróleo mexicano están ahora en plena operación –al fin y al cabo el talento sobra–, para hacer el Himno a las Dos Bocas.
Si el himno nacional (muy anticuado ahora), se hizo gracias al aedo Bocanegra, la industria petrolera de la autosuficiencia, podrá tener su “Bocasnegras”. Negras como el petróleo.
Y si no de perdida la bonita canción de la expropiación de Amparo Ochoa y Guillermo Argote, porque a fin de cuentas esas serán las fechas de la historia, la nacionalización de la industria y la construcción tabasqueña del golfo.
Y entonces cantaremos ambos himnos, el del AIFA y el de la refinería Olmeca.
Cantaremos a dos bocas. Y reiremos a mandíbula batiente.