Hace un año, en la primera quincena del mes de marzo, el gobierno de la República decidió cerrar las escuelas ante la amenaza del aletazo de la epidemia más feroz de este siglo y buena parte del pasado.

Sin embargo, el cierre escolar jamás fue anunciado ni reconocido como tal. En la lógica de engañar con la verdad, se prefirió anunciar el adelanto de las vacaciones, pero se advirtió con severidad: no se trata de irse de vacaciones.

Esto se dijo cuando la mortandad era una amenaza lejana, cuando el Coronavirus era cosa de extranjerías remotas, de países distantes, cuando no podía pasarnos nada a nosotros porque para salir indemnes bastaba con no engañar, no mentir, ser bueno y limpio y encomendarse al Sagrado Corazón.

Así se decía:

“La Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que suspenderá las clases a partir del viernes 20 de marzo y se reanudarán hasta el 20 de abril. La medida es unaislamiento preventivo ante la pandemia del coronavirus COVID-19, para que los estudiantes permanezcan en casa,no son vacaciones. 

“Para prevenir la transmisión del coronavirus, la dependencia decidió adelantar y extender a 30 días las vacaciones de Semana Santa, que de acuerdo al calendario escolar son de dos semanas.

“Esteban Moctezuma, titular de la SEP, dijo que la recomendación de la dependencia es que este receso sea empleado para realizar un aislamiento preventivo de las familias, con esto se evitaría la proximidad y contacto entre mucha gente

“Queremos hacer énfasis en que se recomienda a todo mundo un aislamiento preventivoNo se trata de que salgan de vacaciones y que todos se junten a disfrutar de las vacaciones porque lo que se quiere es evitar es la proximidad, es el aislamiento preventivo. Y todo esto es lo que se les va a decir a madres y padres de familia durante la siguiente semana de clases…

“…La medida (se) aplicará a todos los niveles educativos, desde preescolar hasta el superior”.

Hoy las mentiras siguen cubriendo el cielo y las escuelas, a pesar de los amagos de los educadores privados, siguen cerradas. Las clases a distancia distan mucho de servir para mayor cosa como no sea medio poasar la mañana en el inaudito aburrimiento de una televisión educativa prefabricada y sin rigor.

Sobre la infección del vocero, el doctor Hugo López “Gatinflas” –para poner otro ejemplo de la aversión de llamar a las cosas por su nombre–, hubo por lo menos cuatro versiones diferentes. Mientras unos a otros se desmentían o confirmaban, todo se convertía en un embrollo.

Y por una sola razón: el miedo a la verdad, como si reconocer ese particular caso representara el fracaso de las políticas de prevención diseñadas por él y defendidas –con patriótico ahínco–, por el régimen para desesperación de los malos mexicanos quienes exageran todo con tal de golpear al C.presidente de la República.

Si bien el arte nacional de la duda, propia de pueblos engañados y mulas ariscas a palos puso en duda los casos célebres de la epidemia (incluido el del SP), en el registro vigente los enfermos existen, pero con sus excepciones: cualquier persona hospitalizada es vista como un paciente necesitado de cuidados profesionales por su riesgosa condición.

En el caso de “Gatinflas”no. Él estuvo hospitalizado de manera preventiva y porque en su casa no se puede colgar de una alcayata la botella con el suero. Fue por facilidad terapéutica.

No se fuera a creer en la intensidad de su padecimiento.  Si estaba requetebién…, tanto como para estar ingresado pero sin necesidad ni de tratamientos intensivos, porque este es el país donde se interna a los sanos y se les niega atención a los enfermos.

Desde el ingreso y hasta ahora mi función respiratoria es normal. Saturo 98 por ciento con mínimo aporte de oxígeno suplementario . (¿Y si tiene 98 para qué el “aporte suplementario?)

“Médicamente mi presentación Covid se considera moderada. En cuanto termine el tratamiento iré a casa, mañana o el martes.

“Me siento muy bien de ánimo y apetito. Me he podido relajar mentalmente.

“La atención aquí es excelente. Cuando salga lo comentaré en las conferencias.

Todo esto lo dijo el paciente.

Jorge Alcocer, a su llegada al Palacio Nacional, fue interrogado sobre la salud HLG.  

Se encuentra “muy bien”, dijo. 

“(LJ) Y cuando se le preguntó: ¿Sigue hospitalizado?”, respondió: 

“No, no está hospitalizado”.

La única duda es si Alcocer mintió o no lo sabía.

Como a veces ni se entera…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

1 thought on “La política del disimulo”

Deja una respuesta