Indudablemente, a pesar de lo socorrido del tema y de la abundancia de obras en torno de corsarios y bucaneros (todos somos Salgari); los piratas siguen siendo materia de interés literario, cinematográfico, industrial, intelectual y ahora hasta legislativo.
No se necesita ser Gore Verbinsky, el fecundo e imaginativo realizador de las primeras tres películas de la serie “Piratas del Caribe”, ni tampoco Rob Marshall quien lo sucedió en la silla de director. Basta con tener buen archivo y mejor caradura para plagiarse las ideas ajenas, barnizarlas y hacer un acto de piratería.
Al menos eso han hecho los señores Gustavo Madero, presidente del PAN y Jesús Zambrano,su correspondiente en el PRD, quienes muy serios le presentan a la nación (a la parte de la Nación interesada en sus aportaciones) una Reforma Electoral y política “de hondo calado”, como dicen quienes hablan con alusiones náutico portuarias.
Pero la mayor parte de sus “aportaciones”, es un sencillo, simple e impávido “fusil”. Todo eso lo había propuesto hace mucho tiempo Manlio Fabio Beltrones, actual coordinador de los diputados del Partido Revolucionario Institucional. ¿Se acuerdan de las famosas “R” de MFB? Pues mucho de lo presentado ahora ya estaba contemplado (y desdeñado por los mismos) desde entonces.
Veamos:
La “reforma” se presenta en un “paquete” de seis iniciativas, con modificaciones constitucionales al régimen político; en materia penal; reforma electoral al COFIPE y tres leyes reglamentarias: Ley de Participación Ciudadana; Ley Reglamentaria del 134 en materia de Propaganda Gubernamental y Ley del Derecho de Réplica.
En materia de régimen político se prevé el gobierno de coalición; la figura de un Jefe de Gabinete ratificado por el Congreso de la Unión con las siguientes consecuencias y atribuciones: conducir las relaciones con el Legislativo y mantener una mayoría estable en el Congreso; llevar adelante un programa de gobierno aprobado por el Congreso de la Unión; la ratificación de los integrantes del gabinete (o algunos de ellos); la moción de censura al jefe de gabinete o a cualquier secretario de Estado.
También se contemplan sesiones mensuales de control en el Poder Legislativo, para dialogar sobre una agenda prospectiva del Gobierno y la evaluación legislativa del desempeño de la administración, así como la “Iniciativa razonada”; esto es, el Ejecutivo Federal deberá discutir sus ideas, no nada más proponerlas.
Y hay otros puntos:
La aprobación del Plan Nacional de Desarrollo por el Congreso de la Unión, la aprobación de la Estrategia Nacional de Seguridad y la ratificación cualquier convenio internacional en materia de seguridad, ambos por el Senado de la República; la autonomía de la Fiscalía General de la República (nueva PGR); darle a la Federación facultades para intervenir de manera subsidiaria y temporal ante situaciones graves en alguna entidad federativa (no sólo desaparecer órganos locales y convoca a una nueva elección, sino asumir temporalmente alguna determinada función).
También dotar de autonomía constitucional al Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) con lo cual se cancelarían las recurrentes discusiones en torno del manejo –y los resultados siempre escuálidos–, de la “política social”; la eliminación del fuero constitucional a todos los funcionarios del país, incluido el Presidente de la República.
Y como sabemos todo lo relacionado con la cuestión electoral. Reforma en la cual se plantean asuntos de financiamiento, topes de campaña, cancelación de registro por gastos indebidos y muchos otros puntos casi todos semejantes al descubrimiento del agua tibia o el juego del Tío Lolo.
El problema no es si estas ideas son o no aplicables y necesarias. Eso se discutirá en su momento y en el lugar donde debe hacerse (en el Congreso). El asunto notable radica hasta ahora en el plagio de temas y planteamientos ante los cuales hubo desacuerdos durante el gobierno anterior. Quienes rechazaban un asunto presentado por Beltrones (cuando desde el Senado le dio vertebración al feble gobierno de FCH), ahora lo presentan promueven y sacralizan como cosa suya.
No importa si la Reforma Electoral planteada es viable o no. Importa –para este análisis–, su descarada condición de recompensa por seguir en el “Pacto” y la desfachatez de plantearlo con la solemnidad de Vasco de Balboa cuando miró el Océano Pacífico.
El conjunto de iniciativas propone también la Ley del Derecho de Réplica sobre cuya naturaleza vale la pena detenerse con detenimiento en otra ocasión. Por ahora baste decir, ese derecho existe en la viejísima Ley de Imprenta y bien valdría la pena recordar su simpleza: las aclaraciones, desmentidos y réplicas deben publicarse en el mismo sitio donde se publicó la información causante de la querella. Así, sin más, sin juicios, sin intromisiones judiciales, sin apelaciones posteriores.
Es un asunto de equidad, de parejura. Como decía un viejo maestro del periodismo: ojo por ojo, calumnia por calumnia.
Si un tema –por ejemplo–, le ocupa horas a un programa de radio en una campaña de varios días; las mismas horas se le deben dar a lo largo de igual lapso a quien resulte afectado o calumniado por esa emisora: ¿quién y cuando lo va a hacer?
Nadie, nunca. Con ley o sin ley.
CORRECTORES
A veces la prensa (con réplica o sin ella) nos regala momentos hilarantes. Leo en “La jornada”:
Hallan en Chiapas fósil de pez; “es una nueva especie que habitó hace 90 millones de años.” Pues con tantos millones de años ya está ruca la “nueva especie”. Y en “El universal” (en referencia a un padrote tlaxcalteca cuyo imperio se sostiene en la “dieta” de un cocodrilo “masca-daifas”):
“…(tiene) un reptil de cuatro metros de largo y 80 kilos de peso que guarda en su domicilio, lugar donde han muerto un número indeterminado (¿han muerto un número?) de mujeres prensadas vivas (pues si hubieran sido prensadas muertas ya no habrían fallecido) en una mandíbulas que atenazan…¡basta!”
Muy poco debe comer el lagarto: ¿4 metros de largo y 80 kilos de peso? Quizá el torpe redactor lo confundió con una iguana.
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