A estas alturas ya importa poco si los veinte delegados de la Procuraduría General de la República fueron cesados bajo la fórmula cortés de una renuncia o se trató de funcionarios en fuga ante la posibilidad de sentir la lumbre en los aparejos.

Pero el hecho es simple, la institución está podrida, como dijo en memorable texto hace unos lustros, Jorge Carpizo cuyos esfuerzos se estrellaron contra la terrible estructura de una institución, por lo visto irredimible.

El gobierno de Felipe Calderón ha tratado de manera incesante de limpiar la PGR. El esfuerzo previo a los afanes hoy visibles de Marisela Morales fue, obviamente la “Operación Limpieza’’ cuyos resultados no deben haber sido tan satisfactorios pues su éxito habría hecho innecesarios los actuales escobazos.

En el ya lejano 2008, cuando la PGR estaba en las manos de Eduardo Medina Mora, se hizo este jubiloso anuncio>

“El procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, anunció que la »Operación limpieza» para depurar la infiltración del narcotráfico en el gobierno mexicano, prácticamente ha concluido con la detención de alrededor de 25 altos funcionarios y agentes.

“El procurador reconoció también que ha ido en aumento la violencia atribuida al tráfico ilegal de drogas y el crimen organizado, reflejado en alrededor de mil asesinatos en lo que va de 2009. Dijo que sólo en 2008, se registraron 6 mil 290 crímenes, de acuerdo con sus cifras. Señaló que la «Operación limpieza» reveló que funcionarios de procuración de justicia y de seguridad pública recibían dinero no sólo del cártel de Sinaloa, cuyo líder es Joaquín «El Chapo» Guzmán, sino también del cártel del Golfo”.

“La depuración es fundamental dentro de la PGR para dar a la ciudadanía los resultados que, legítimamente, exige, declaró la procuradora Marisela Morales ante la renuncia de 21 delegados del país (en el país), el pasado viernes.

“El México de hoy requiere que quienes nos desempeñamos en cargos públicos lo hagamos con entrega total y responsabilidad al servicio, finalizó la Procuradora.”

En ese escueto comunicado la PGR nos explica, de manera un tanto farragosa y críptica el origen de las “renuncias”, la depuración. Depurar viene siendo sinónimo de purificar, lo cual nos regresa a los esfuerzos del 2008.

Si de entonces a la fecha los “usos y costumbres” en la PGR permanecieron por lo visto intocados, la lucha contra el narcotráfico, al menos en el ámbito de la procuraduría, ha sido una simulación.

Junto a estas breves palabras de la procuradora Morales, cuyos morales afanes no están sido cuestionados ni mucho menos, tenemos otra evidencia terrible y para muchos descorazonadora:

“Héctor Guajardo Hernández (La crónica”), identificado por las autoridades como integrante del cártel de los hermanos Arellano Félix, en Baja California, y que fue detenido en mayo pasado, escapó de un hospital privado en la ciudad de México, donde cumplía un arraigo.

“La Procuraduría General de la República (PGR) confirmó la evasión del también colaborador del líder del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Lorea, que ocurrió el miércoles pasado… la procuradora general de la República, Marisela Morales, instruyó, ante los hechos, “que se continúe trabajando no sólo en el combate al crimen organizado, sino también en la depuración del personal de la PGR con el fin de que ésta cuente con servidores públicos honestos y confiables”.

Las primeras investigaciones de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) apuntan a que fueron dos agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) quienes apoyaron al presunto delincuente en su huida, a través de las ventanas del nosocomio”.

Muchas veces se ha insistido en la inconstitucionalidad del arraigo. Hoy lo vemos como algo no solo jurídicamente cuestionable sino inseguro y impropio hasta para garantizar una custodia.

Vaya “oso”.

DATO INOPORTUNO

La inevitable tendencia de reducirlo todo a cifras, comparativos y estadísticas cae a veces en los terrenos del absurdo. La Policía Federal ha emitido un reporte en el cual con ufanía manifiesta una disminución de 37. 4 por ciento en el índice de homicidios en Ciudad Juárez.

Sin negar la veracidad de esos datos, deberíamos preguntarnos si resulta un momento oportuno hablar de esos felices datos cuando se acaban de divulgar las terribles escenas de la matanza en el interior del panel juarense.

DESTORLONGUE

Como hubiera dicho Mr. Rypley, “aunque usted no lo crea”, una de las áreas peor administradas del gobierno federal, la de la comunicación, nos entrega una muestra más de desatino: se acaba de nombrar una nueva directora en la Televisión Educativa de la SEP.

Heidi Gertrud Storberg, quien trabajaba en la Comisión Nacional del Agua llega al cuarto para las doce y se convierte en la séptima funcionaria en esa área cuya utilidad ya se le puede untar al queso.

Por ahí han pasado con pena y poca gloria, Luis Mena, Norberto Tapia, Luis Fernando Carbonell, Juan María Naveja, Manuel Quintero y Jaime Tacher.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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