Es sabido que a la presidenciable de la 4T le desagrada tocar a sus interlocutores (una suerte de fobia que tiene desde hace décadas), incluso reacciona con desagrado a que la gente incluso la roce, pero ha preferido apechugar y aguantar estas acciones que no le nacen, pues va de por medio el voto del electorado

¡Hacer de tripas corazón!, reza el refrán que desafortunadamente es algo que le ocurre con frecuencia a la presidenciable de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum, de quien es sabido no es de su agrado tocar a la gente, pero con tal de ganar el voto del electorado no le queda de otra.

Uno de los momentos angustiantes para la abanderada presidencial del partido guinda se registró el 30 de abril, cuando en unos de los mítines del día, uno de ellos en la Alcaldía Tláhuac, con baños de acarreo al estilo de la 4T, Claudia, con sonrisa fingida e implorando a alguna divinidad confiaba en que hubiera alguna barrera humana que impidiera que tuviera algún roce con los militantes morenistas.

El momento del drama llegó cuando durante la movilización morenistas hicieron su aparición dos militantes de la 4T de hueso colorado, o mejor dicho guinda, como son Yadira y su hermana, que con porras y vítores instaban a la multitud acarreada a corear el ¡Presidenta, presidenta, presidenta! mientras tenían un contacto más que cercano con la presidenciable de Morena, de quien es sabido, le desagrada ser tocada por las personas , ya que por su parte ella evita a toda costa cualquier acercamiento, pues es uno de sus defectos, el que aunque rechaza todo contacto físico, por muy leve que sea, no es para nada de su agrado.

Fingir una acción para quedar bien con la gente, para ganar algunos votos o la simpatía de la gente como en el caso de Sheinbaum, es algo que ha quedado en evidencia no de ahora, sino de actos de campaña en donde se para, sin importar los niveles sociales, la reacción es la misma, le desagrada que la gente se acerque y la toquen, ya sea que se trate de un saludo de mano, que le toquen el brazo, el hombro y ni que decir si el saludo suele ser un beso en la mejilla.

Incluso, esa aversión al contacto sería la explicación de aquella vez que se deshizo de Clara Brugada, manoteando prácticamente, cuando ésta trataba de abrazarla por enésima vez.

Fobias y política…

En su visita a Tláhuac la presidenciable de la 4T tuvo que apechugar, lanzar plegarias a algún ser divino para librarla de esa pesadilla y apurar el saludo y beso a una militante de la que dice le tiene un gran aprecio.

El apresurado saludo de Sheinbaum a una militante de la 4T dejó en evidencia que esa muestra de cariño y aprecio tuvo más expresión de fingida y rechazo, toda vez que el cuello de la presidenciable morenista estuvo tenso, como reacción a que ese momento fue desagradable, pero no había de otra.

Y es que es bien sabido que a la exjefa de Gobierno de la CDMX no le gusta tocar a la gente y es uno de los dilemas que tiene en su campaña, donde todos los días trata de evitar todo contacto con la militancia, fingir felicidad cuando está a centímetros de la marea humana que busca un saludo, una selfie o un beso, por lo que la abanderada del parido guinda ha ordenado a los organizadores de los mítines, que sus actos de campaña deben ser alejada de la gente y desde una tarima central.