Quizá insistir en todo esto no sea sino una forma elogiosa de la definición, pero en Dubai no caben sino los superlativos, porque todo está condimentado con la especie del exceso, porque El Burj Al Arab es el único hotel del mundo con siete estrellas en la inexistente graduación de la calidad infinita; porque la Burj Khalifa es el edificio sin par cuya aguja enhiesta le hunde el fiulo a las nubes y en ciertos momentos necesita limpiarse los opáràdos de vidrio con el agua tibia de la bruma celestial.
Todo eso es cierto, pero también lo es la costumbre de iluminarlo, todo, de excederlo todo, de hacer avenidas y carreteras de seis y de ocho carriles cuando en el mundo cuatro ya son muchos y a pesar de todo resultar incapaces de asimilar una creciente circulación de automóviles cuya lentitud desespera mientras el sol de la tarde se oscurece.
Pero también el futuro se oscurece.
Por eso los hombres de negocios; es decir, todos quienes aquí viven en una opulencia de subsidios delirantes e impuestos inexistentes, de munificente distribución de una fortuna fabulosa, casi mitológica en el emirato más famoso de todos los habidos y por haber en el mundo, unido o no en la Península Arábiga, comienza a darse cuenta de la realidad: más allá de las tiendas de diamantes y la oferta de ese hermoso collar de 650 mil dólares americanos con la gracia de un juego de pendientes de obsequio, está la realidad n no cultivar ni siquiera los jitomates para el desayuno. Por eso buscan quien les venda alimentos.
Y pronto, cuando los problemas sigan y el universo petrolero prosiga esta distorsión volátil, generalizada, incomprensible y de tantos y tantos efectos colaterales, los hombres y las mujeres de este emporio imperial, se darán cuenta de cuánto vale en verdad un peine.
–“La orgía del petróleo está llegando a su fin”, dice un funcionario de la secretaría de Energía de México quien negocia acuerdos con sus pares en el emirato.
–“Por eso buscan socios, por eso quieren comerciar con otros productos, por eso suceden aquí muchas cosas ahora, como esa delicada cercanía con la cual han tratado al Presidente de México a quien su Alteza Real Mohamed Bin Zayed Al Nahyan, prácticamente secuestró cuando comenzaron sus pláticas y se lo llevó en su poderoso Mercedes –como si fuera un guía de turistas– a comer a su sitio favorito donde lo deslumbró con el aroma de las especias y la blanca carne de los pescados; la tersura del cordero y la abundancia de las lechugas.
Pero todo esto se sostiene en el precario equilibrio de un mercado donde el producto principal está fatalmente condenado a la escasez, lo cual supondría mayores precios, pero en tanto eso ocurre y debido a la obsesiva especulación del capitalismo globalizado y monetarista, los precios se caen y se caen y los focos se encienden y las luces rojas iluminan el futuro y una buena parte del presente.
–¿Cómo entender esta crisis del petróleo actual?
A cientos de kilómetros de aquí, en el Foro Mundial de Energía hay quienes se dedican a pensar en esto. Y para quien comprenda poco o entienda menos, es posible obtener y ofrecer este documento como base para futuros análisis y reflexiones:
- El centro del mercado energético mundial se ha desplazado al este del Canal de Suez.
- Los dos países que más influyen en la dinámica de la oferta y la demanda en los últimos años son Estados Unidos (oferta) y China (demanda).
- Respecto a EUA se debe analizar su nueva oferta, cuyo aumento en tan breve tiempo no tiene precedente. Arabia Saudí y Rusia siguen siendo los países de más peso. Si se suma la oferta de EUA, Arabia Saudí y Rusia, se obtiene el 30% del mercado.
- Respecto a China, fue su espectacular crecimiento económico el que cambió la dinámica del mercado. Ahora que su economía se ha debilitado, el mercado también ha respondido. La incógnita es cómo se comportará la demanda de la India, el otro gigante, y de los demás países emergentes. A medida que aumenten l a población, el tamaño de la clase media y la urbanización, la demanda de energía crecerá más rápido
- Los precios bajos actuales han derivado en la cancelación de inversiones. Esto supone un riesgo porque cada año es preciso aumentar la producción a nivel mundial por cerca de 5 millones de barriles diarios (3 millones para recuperar la producción perdida por la declinación natural de los yacimientos; 1-5 a 2 millones para atender la nueva demanda). Si la demanda vuelve a crecer rápido y la inversión permanece así, puede ocurrir nuevamente que el mercado se encuentre en un estrecho balance oferta-demanda y los precios de disparen.
- En los ochenta los precios se desplomaron, pero el sistema petrolero mundial tenía una capacidad de producción excedente de 8 millones de barriles diarios, toda de Arabia Saudí.
“Hoy la capacidad excedente es de 1 a 1.5 millones de barriles diarios, también toda de Arabia Saudí. Si bien la acumulación d inventarios a niveles históricos proporciona un «seguro» frente a fluctuaciones de corto plazo, puede ser insuficiente si la economía mundial vuelve a crecer o la producción en algún país clave cae.
- Estamos viviendo la caída de precios más prolongada en muchísimo tiempo. No es la más volátil, pero también ha sido un desafío lidiar con la incertidumbre de precios.
- En suma, la incertidumbre va a continuar por un buen rato.
- ¿Qué sigue para México?
“Continuar con la instrumentación de la reforma energética es la estrategia correcta, porque los requerimientos del sector van mucho más allá de la producción de petróleo y no responden al corto plazo.
“Toda la logística energética del país debe mejorar, por ejemplo, para apoyar al desarrollo de los demás sectores productivos.
- La caída de los precios es una oportunidad para profundizar los avances ya logrados en el sector manufacturero. Con el adiós a la idea de que el petróleo es la solución a los problemas del país, podemos concentrarnos en la diversificación de toda la economía.
- Una observación más: salvo que ocurra un cambio tecnológico drástico, el futuro seguirá descansando en los combustibles fósiles.
75% del consumo energético mundial es de carbón, petróleo y gas, más o menos en partes iguales.
“Tiene que bajar más el costo de las energías renovables y mejorar la tecnología de almacenamiento de electricidad, para empezar a ver un cambio más rápido.
“Y esto afectará al sector eléctrico más que al de transporte (el auto eléctrico puede cambiar las cosas).
“En todo caso, las transiciones energéticas toman mucho tiempo y la economía global está hecha para moverse todavía con combustibles fósiles”.
–¿Sencillo, verdad?
–Si, casi tanto como mirar la caída del sol desde la insólita altura de más de 800 metros, desde una torre anulada capaz de perforar la tarde.