Con mi agradecimiento a la Fundación José Pagés Llergo.

Para quienes fuimos educados en la mitología redentora de la expropiación petrolera de 1938 y participamos de la veneración histórica hacia el general Lázaro Cárdenas, resulta por lo menos desnaturalizada la declaración del presidente Felipe Calderón quien contraviniendo todo tacto diplomático llamó irracional –y algo más–, a la presidenta argentina Cristina Fernández por una decisión soberana sobre sus recursos naturales.

“…Muy lamentable que el Gobierno de Argentina, de nuestra buena amiga Cristina Fernández, haya tomado una medida que no le va hacer bien a nadie, ya no digamos a los inversionistas de Repsol, de los cuales México, por cierto es parte (México es propietario, PEMEX es propietario del 10 por ciento Repsol), sino que no le va a hacer bien a los argentinos.

“Todos los países en desarrollo necesitamos inversión, todos, todos, y nadie, en sus cinco sentidos, invierte en un país que expropia las inversiones. Es una cuestión de comportamiento racional. Argentina necesita inversiones, incluso, hasta para producir más petróleo.

“El peor incentivo para un inversionista es ver que un país esté expropiando las inversiones ahí. Dice el refrán que: Cuando veas las barbas del vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Va a ser muy difícil traducir eso en ingles, verdad. Cómo se traduce.

“Y en fin. Yo hago votos porque Argentina pueda rectificar esa medida, que es una medida totalmente, muy poco responsable y muy poco racional”.

Pero esta declaración no se da como consecuencia de una furia repentina ante un hecho sorpresivo. Fue algo meditado y preparado. Ya se había sentado un precedente. Veamos.

El viernes de la semana anterior, cuando ya los españoles habían amenazado a la República Argentina en convenirla en una paria si osaba tocar sus intereses económicos neo coloniales (Repsol es uno de ellos), se efectuó en Cartagena de Indias (para los hispanos las Indias siguen siendo las indias) el panel sobre Globalización y Desarrollo de la Cumbre Empresarial de las Américas y ahí el presidente de México dijo:

“…lo que se está jugando es un viejo debate, conocidísimo de los empresarios de América Latina de varias generaciones, y que es, el debate entre intervencionismo estatal o empresa privada, y entre proteccionismo y apertura comercial.

“Y, creo que debemos ser absolutamente claros en decir en dónde están las coordenadas por las cuales tiene que pasar el progreso y el desarrollo de nuestros pueblos. Y claramente, esas coordenadas no están en el proteccionismo, cualquiera que sea el nombre que se le quiera dar, están en la apertura y en la libertad económica.

“Y no están, tampoco, en la estatización o expropiación o cualquier nombre que se le quiera dar, al traslado de activos al Estado, desde la sociedad.

“Están en el marco donde se pueda garantizar la libertad, donde se pueda garantizar la propiedad y donde se pueda garantizar la libre empresa. Sólo en ese marco, que es un marco de Estado de Derecho, es donde pueden, verdaderamente, prosperar nuestras economías”.

En este sentido las cosas quedan muy claras. Desde la semana pasada el gobierno mexicano, cuyo callo fue pisado por la euforia estatista de Argentina (una especie de “malvinazo” de la izquierda, dicen sus opositores) ya se había ofrecido como abogado de los intereses de Repsol.

Una expropiación no es de ninguna manera una acción reivindicadora a favor del Estado sino “un traslado de activos desde la sociedad.”

Sin embargo causa extrañeza la invocación al Estadio de Derecho. Hasta donde se sabe la figura expropiatoria –como la utilidad pública–, también es un acto jurídico contemplado en muchas constituciones, incluida la mexicana. En ese sentido es un acto dentro del estado jurídico; no una ocurrencia delictiva.

Queda para un análisis posterior, por otra parte, saber si el indebido aumento de capital mexicano en la compra de acciones de Repsol (a lo cual muchos se opusieron en este país) obedeció a nuestros intereses genuinos o fue motivado por la conveniencia peninsular asumida como causa nacional por los siempre bien dispuestos “mexhincados”, como dice el Gran Páez.

DIPLOMACIA

Nunca antes México había estado en las actuales condiciones.

Criticado por los Centroamericanos, dominado por los Estados Unidos, rebasado por los brasileños, peleado contra los franceses y ahora envalentonado frente a los argentinos.

Como dijo Juan Gabriel; ¿Pero qué necesidad?

MESA

¿A quién se le habrá ocurrido seguirle el juego al PAN con esa mentada mesa de la verdad? No se les vaya a atragantar la ventaja.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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