Se llama Marcela Pezet. De ella dice el sitio “Novela lounge.com:
“…La ultima telenovela en la que vimos a la actriz Marcela Pezet fue en “Emperatriz” que protagonizo Gabriela Spanic. A la actriz la conocemos mejor por su participación en la exitosisima (sic) telenovela de Paloma Productions, “Te Amare En Silencio” con Eduardo Yañez, cuya producción se llevó acabo en Los Angeles, California.
“Anteriormente sus participaciones en telenovelas como “La Revancha” y “Marea Brava” la hicieron una de las villanas mas (sic) temibles de la pantalla chica…”
Quienes vivimos lejos de ese mundo de proyectos y futuras producciones de TV no conocemos los planes de Marcela Pezet pero si un litigio promovido por ella en contra de un periodista llamado Carlos Velasco quien cometió la osadía de publicar varias fotografías suyas en la portada del “Correo del sur” cuando la actriz (no tan famosa ni tan bella como Ava Gardner, pero al fin de cuentas “villana temible”) era funcionaria de Relaciones Públicas de Gabino Cué el actual “gobernador” de Oaxaca.
No será esta ocasión para explicar la intensidad con la cual se empeñaba la señorita Pezet en el desempeño de su labores de relacionar al gobernador, ni la hondura de los nexos profesionales entre ellos, pero sí para reflexionar sobre su artificio para vengarse de un medio “incómodo” (no se sabe si no le acomodaba a ella o al jefe).
Ahora, cuando la libertad de prensa y el derecho de la expresión pública son materia hasta de investigaciones en el Ministerio Público, como sucede en el DF, vale la pena analizar algunas cosas.
La señorita Pezet demandó a Carlos Velasco y su publicación (9 de enero del 2012) por la edición de fotografías suyas en las cuales aparece (muy guapa) en traje de baño. A la mano no había ninguna en su escritorio de funcionaria pública de las relaciones públicas.
La acusación fue por “lucrar” con su imagen. La demanda fue ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial Y ahora el IMPI le ofrece la razón en contra de lo establecido por la Constitución.
Si el IMPI estuviera en lo correcto al aplicar este criterio en una actividad constitucionalmente garantizada (el periodismo), todas las fotografías o videogramas divulgadas en los medios de información caerían en la misma categoría: imágenes protegidas por derechos de propiedad intelectual o industrial. En esas condiciones, de sobrevivir el recurso del IMPI, todos los medios estarían sujetos a esa restricción. Nadie podría publicar a nadie. Los personajes públicos dejarían de serlo y los medios serían “piratas” todo el tiempo.
Pero esa discusión se presenta ahora en los medios judiciales. Carlos Velasco acudió al juez de Distrito en Materia Administrativa en el DF (Sala Especializada en Materia de Propiedad Intelectual del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa) para pedir amparo de la justicia ante el “abuso de poder y posible tráfico de influencias en el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial”.
Si el IMPI logra imponer el criterio de igualar labor editorial con lucro automático (si todo lo publicado dejara ganancias, los periodistas no quebrarían nunca sus editoriales) se habrá sentado un precedente funesto: la censura, constitucionalmente prohibida en México (artículos 6º y 7º), se daría simplemente a través de las demandas “por (violaciones al ) derecho de autor, propiedad intelectual, marca registrada, etc).
Publicar una fotografía o un nombre equivaldría a una aleve utilización de lo ajeno. Y si no se quiere caer en esa tesitura, de plano plegarse a la censura previa para lograr la autorización del dueño de un nombre o una efigie.
De ser así IMPI ya no será Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual sino Instituto Mexicano para el Periodismo Imaginario.
SANA DISTANCIA
La abolición de Manlio Fabio de la estrategia de “sana distancia” con la cual Ernesto Zedillo encubrió su traición a fines del siglo pasado para favorecer a sus adversarios y entregar el poder, solamente muestra su intención de poner las ruedas del gobierno y el partido en la misma plataforma política y obviamente electoral para el 2018.
Y de paso desmentir los riesgos de una colisión entre Los Pinos y Héroes Ferrocarrileros. Y apenas comienza…