Parece una burla de la historia, pero quienes más han hecho por convertir en realidad cotidiana y norma de conducta las frases jocosas o trágicas –según se vea– de don Gonzalo N. Santos, han sido los militantes de Morena. Y donde dice militantes, también se podría escribir dirigentes.
Ni el PRI le hizo tantos homenajes, si homenaje fuera el, cumplimiento de sus aforismos.
Cuando vemos, por ejemplo, a la señorita Rocío M, casi casi agradecida por los cachondeos del candidato a gobernador, David M, decirnos indignada cómo les impedirá a los interesados, aprovechar ese episodio táctil para golpear al movimiento, no sabemos bien a bien a cual movimiento se refiere, si al más visible, turgente y evidente, en su acompasado andar, o a la corriente política de los seguidores del nuevo evangelio nacional, pero sea cualquiera de los dos, caemos en la cuenta de cómo en la política zacatecana, el árbol moral, está lleno de moras.
Ya no hablemos de cómo han atropellado el dicho arbusto los seguidores de don Salgado, el verriondo boyancón guerrerense, cuyos rijos y bufidos de amenaza, se escuchan de la Quebrada a la Bocana y de la Roqueta al Filo Mayor serrano, pasando, claro, por los campos de amapola protegidos por la izquierda, cuando dice en tono de advertencia:
–No le agarren los huevos al toro.
Esa frase debería estar desde ahora (y seguro la estará pronto, cuando FSM sea gobernador), en los muros de la Universidad “Los sentimientos de la Nación”, pues hasta ese extremo nominativo han llegado los demagogos de Chilpancingo.
Pronto a ese catálogo de preceptos, sembrado por don José María Morelos, en el nombre de la religión católica, de la cual terminó expulsado y privado de la comunión, despellejado de las manos y cubierto de injurias y anatemas, se le deberán agregar las precauciones y advertencias testiculares.
No rasquen los “tompiates” del bóvido, ni para preparar criadillas en salsa verde. Todavía si fueran los volúmenes glúteos de una aspirante a legisladora, estaríamos hablando de testerear otros atributos, siempre y cuando sea en el nombre del creciente prestigio del movimiento. Bueno…
Pero en los días cercanos ha habido otros ejemplos de –digamos– distracciones conductuales de los nuevos siervos de la Nación.
Mientras la patria se conmocionaba por la violación tumultuaria de la Constitución para darle paso a una dizque indispensable reforma del Poder Judicial, cuyo cumplimimiento solo es posible si se prolonga el periodo preisdencial del señor Zadívar en la Corte de Justicia, se nos aparece un poblano abusador de menores cuya mayor defensa podría ser la mala interpretación del otro Evangelio.
Él leyó las palabras del divino maestro y dijo, de aqui soy:
–Dejad que los niños se acerquen a mí… pero no así diputado, no la “ingue”. Ya lo sabemos, usted de Morena, se le nota, pero no se exhiba tanto…
Don Gonzalo el potosino –regresando con el personaje de las moras–, consideró simple salvar el obstáculo constitucional para reeleegir al general Obregón a quien quien juró acompañar “hasta el último cartucho” (sería el último en la pistola de León Toral, pero eso no lo sabía entonces):
–Total, dijo, le damos una apretadita a la Constitución. Y se la dieron, como ahora, pero un poquito más.
Pero Obregón no llegó a cumplir su inconstitucional periodo. Fue asesinado cuando ya era presidente electo.
TAMAULIPAS
Todo parece indicar prisa.
Más allá de los motivos jurídicos para enjuiciarlo, hay prisa por acabar con el fuero del Gobernador García Cabeza de Vaca, el cual podría plantearse antes del término de este periodo ordinario de la Cámara de Diputados, el asunto político debe resolverse pronto y con certeza en Tamaulipas.
El Comité Ejecutivo del PAN, hizo hace días un sondeo, cuyo resultado pone como el más viable interino al alcalde de Reynosa (con licencia), Enrique Rivas Cuéllar.
Además de sus buenos antecedentes en la presidencia municipal, Rivas tiene tacto y buenas relaciones dentro del partido y el Congreso, lo cual podría asegurar un interinato terso, sin. Mayores confrontaciones.
Ni el horno ni los bollos están para cosas peores.
–0–
1 thought on “La ley, la moral y la política”