Durante los tormentosos días de agosto la presidencia de la República, fuera de todo decoro y sin pudor alguno, se trenzó en una pelea de callejón contra un concesionario a quien por algo semejante a la venganza, le había confiscado las frecuencias de una banda multimillonaria.
Todos recordamos la conferencia de prensa de Joaquín Vargas, presidente de MVS en la cual denunció las presiones de la coordinadora de Comunicación Social de Los Pinos, Alejandra Sota quien le exigía al concesionario una disculpa y un virtual silencia miento de quien osó preguntar públicamente –en evidente eco de un ataque político lanzado desde la Cámara de Diputados con todo y manta alusiva por el rijoso Gerardo Fernández Noroña si el presidente Calderón padece o no padece alcoholismo. Esa burda acusación cuya mejor respuesta hubiera sido el desprecio, generó, en cambio, la furia de todas furias. Todos esos son hechos del dominio público, no requieren comprobación.
En aquel tiempo Vargas reveló también otra presión, esta más brutal y seca, por parte de Javier Lozano como después veremos.
En esas condiciones, con la banda en litigio cuyo refrendo Joaquín Vargas se jugó a cambio de su dignidad, fue “rescatada” por el gobierno cuyos voceros acusaron al concesionario de hacer ofertas insensatas e insuficientes para su explotación, muy por debajo del valor comercial. Vargas se fue quedando cada vez más arrinconado, esperando, quizá, el veloz paso del tiempo.
Por eso en la Comida de la Radio y la Televisión, sentado en una mesa frente al presidente electo, Enrique Peña Nieto, debe haber escuchado campanas celestiales cuando el próximo Ejecutivo dijo:
“En un Estado democrático su actividad (la industria de la Radio y la TV) no puede depender de criterios políticos, sino apegados al estado de Derecho, y responder a criterios legales y técnicos”.
Resulta extraño ver cómo los diarios de este país destacaron ayer en sus primeras planas una oferta de legalidad del presidente electo.
A fin de cuentas, si él mismo habló de cómo se debe romper el paradigma de ignorar las buenas noticias por no ser en el fondo noticias de ninguna clase, su positiva oferta de cumplir con la ley (como si la autoridad pudiera optar entre hacerlo o negarse a cumplirlo) no debería ni siquiera llamar la atención. Pero en el festivo ambiente de la comida de los concesionarios, esas palabras causaron alborozo. Y después eco tipográfico y amplios espacios en los propios medios electrónico.
Y esas palabras llamaron la atención nada más por una razón: por el contraste con las groserías de los funcionarios del panismo quienes participaron en una venganza contra un concesionario insumiso y su conductora desatada.
«…El licenciado Javier Lozano inició manifestando que el señor presidente Felipe Calderón y su señora esposa, estaban enterados de que en ese preciso momento él se encontraba platicando conmigo. A lo largo de la plática, el licenciado Javier Lozano, mencionó textualmente que: ‘hemos encontrado que tu proyecto de la 2.5 GHz, tiene méritos propios, pero si recontratas a la periodista, a tu proyecto se lo lleva la chingada y te olvidas de este gobierno hasta su último día…”, dijo Vargas en esos días.
Sin embargo y a pesar de todo esto, la Presidencia emitió ayer un boletín cuyo contenido en el colmo de la coincidencia transicional, parece un “refrito” de las palabras de Peña:
“…El Presidente dijo que en estos seis años se otorgó plena certeza jurídica a las inversiones en el sector. Hoy el refrendo de concesiones se guía por criterios estrictamente administrativos, al margen de cualquier discrecionalidad. A la fecha, se han entregado 402 refrendos a estaciones de radio y 12 más están en proceso de autorización. Es la primera vez en la historia que no existen concesiones vencidas y que cada empresario del sector cuenta con la certidumbre suficiente para invertir e impulsar la modernización de la industria radiofónica…” Ajá…
DENUNCIAS
Instalado en el cómodo diván de la autocomplacencia nostálgica, el presidente Felipe Calderón reitera sus dichos del quinto informe de gobierno: a pesar de muchos, aquí estoy, aquí estuve.
Ayer, en el ámbito de la misma asamblea de concesionarios, la cual este año tuvo dos comidas plenarias, por llamarlas de alguna manera, una con el presidente electo y otra con el presidente en funciones, el presidente nos dio otra muestra de su innegable modestia:
«…Si bien es cierto que había gente en México que no sólo apostaba y trabajaba arduamente para que yo no terminara la Presidencia de la República, había quien apostaba y trabajaba para que ni siquiera tomara posesión como Presidente, y henos aquí trabajando juntos con la conciencia legítimamente tranquila… algunos pensaron en un Estado fallido y hoy es todo lo contrario, luché incansablemente por lo que creí y por lo que creo, por hacer leyes (pues eso lo hace el legislativo, el Ejecutivo nomás manda iniciativas, y eso a veces) pues México está llamado a ser una Nación próspera… (eso lo dijo hasta Santa Anna)».