Veo dos imágenes relativamente semejantes. No se confundan ni su naturaleza ni su significado. En todo caso la similitud también es simbólica. . Miro fotografías de miles de flores derramadas en Sudáfrica en memoria de Madiba. Luto, dolor, pena; danzantes cuyo baile no celebra la muerte sino la alegría por haber compartido una vida fecunda y libertaria.
Y veo el cerco del Morena en torno del Senado con expresiones de furia: cazuelas y sartenes contras las incólumes vallas y sobre todo algo de lo más conmovedor, quizá por su ingenuidad, quizá por su valor imaginario: retratos de Andrés Manuel en las manos de quienes no lo han visto en el mitin y el cerco al cual convocó para una (inútil) “Defensa del petróleo”, frente esa reforma denominada por Alejandro Encinas, senador proclive al bloqueo, pero asistente sin embargo a sus obligaciones (quizá testimoniales) dentro del Senado. Como Dolores Padierna o cualquiera de los antiguamente subordinados a López.
La imagen de Andrés, semejante en su invocación a esos cuadros de manchado vidrio con los cuales caminan los romeros en las procesiones ahora tan abundantes con motivo de la fiesta mayor de los mexicanos esta madrugada y mañana.
Pero no es esta la primera ocasión. He visto la imagen de Andrés Manuel en otros altares, mucho menos politizados. Fue en una vivienda de la delegación Álvaro Obregón. En los días del desafuero acudí a una zona muy retrasada, en la barranca cerca del Barrio Norte, en busca de un trabajador para cierto asunto de albañilería. Lo busqué y hallé a su anciana madre. La señora estaba junto a la puerta de la casucha.
La indiscreta mirada me dejó ver un altarcito. Había dos fotografías y una imagen religiosa.
La guadalupana, presente en todas las casas de México, de una forma o de otra. Y la veladora iluminaba a Pedro Infante y a Andrés Manuel.
–¿Quiere usted mucho al Peje, doña?, le dije.
–No le diga así, el señor se llama Andrés Manuel nos ha dado mucho,. Aquí lo respetamos y lo queremos.
Recordé aquella referencia de Mario Vargas Llosa en “La fiesta del Chivo”. El férreo dictador distribuyó por todo el país su retrato con una leyenda más allá de la propaganda: “En este hogar manda Trujillo”. Luego lo asesinaron, pero esa es otra historia.
Hoy vemos, como si se tratara de una marcha islamista en El Cairo, a señora con viejas sandalias o viles chanclas, golpeando los muros de metal del cerco policiaco puestos ahí para evitar el cerco de las personas. Han colgado calzones y han golpeado con ollas.
La senadora Laida (Lady) Sansores, les ha mentado la madre desde la tribuna senatorial y los más mesurados han descrito el tamaño del despojo, la privatización evidente de los recursos de la Nación, los cuales –dicen los defensores de la Reforma–, permanecerán intocados y sin posibilidad alguna de enajenación.
Por lo pronto y en torno de la oposición al pre-dictamen, el dictamen y hasta la discusión parlamentaria misma, vale conocer las palabras del presidente de la Comisión de Energía del Senado, David Penchyna:
“…Como presidente de la Comisión de Energía, en primer lugar, quiero felicitar y manifestar el mayor de mis reconocimientos a todos y cada una de las y los senadores que integran la Comisión de Energía, partiendo con los que no coincido incluso, porque este año hemos trabajado de manera intensa, en un tema polarizante, en un tema en el que se había apostado que no iba a haber condiciones para el debate, hoy estamos haciendo un ejemplo de democracia, debatiendo con tolerancia y aceptando las circunstancias de la verdad de cada quien, de la que cada quien es responsable.
“Disentir o coincidir es la esencia de la democracia, y en un tema tan fuerte, con un contenido ideológico, histórico, con tantas y diferentes visiones que hemos debatido en los últimos 15 años, no se podía esperar menos.
“Aquí hubo foros en los que no coincidimos en asistir a ellos, y hubo otros foros de los que estamos enterados y que los saludamos con el mismo respeto, los que organizamos el PAN, el Partido Verde, el PRI y en Panal, así como los que organizó el PRD, incluso el que organizó el senador Bartlett, por parte del PT, porque nos dimos a la tarea de leer sus conclusiones.
“Aquí se nos ha descalificado algunos, se han inventado novelas o se ha recurrido a novelas del pasado, y las tengo que mencionar así porque no hay prueba de ello, y nosotros tenemos que trabajar con pruebas en la mesa, no con especulaciones o con narrativas de historias personales de las que no fuimos testigos”.
Pero la maquinaria está en marcha, como la nostalgia, como el bloqueo; la rabia de algunos y el inclemente porvenir. Mañana es doce de diciembre.