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Algo debe reconocerse al gobierno de la ciudad de México en este comienzo de año: su enorme imaginación, siempre al servicio de los ciudadanos. Cuando Marcelo Ebrard llegó al edificio del antiguo ayuntamiento de la ciudad de México, la capital presentaba un serio problema de transporte. Los microbuses han sido una calamidad; los autobuses RTP (Red de Transporte de Pasajeros) realizan más de 19 millones de tramos de viaje y a pesar de esto no significan más allá del 60 por ciento del total de viajes por persona cada día. Y también son una calamidad.

Los taxis, o sea los automóviles concesionados para prestar un servicio de pasajeros sin ruta fija, se dividen en dos: los legales y los ilegales. Ambos son malos, pero los ilegales son pésimos. Sin embargo, no se actúa contra ellos pues son fuente de poder político y económico para las “tribus” del perredismo.

Sin embargo se debe ser justo. Ya se hicieron acciones altamente esperanzadoras para resolver el problema de los taxis. Las cuestiones de los autobuses, si a usted le parece, las veremos un poco después. Pero la solución del Taxi (con mayúsculas), esa cuyo logro parecía imposible (¿recuerda usted el Instituto del Taxi?) ya se tiene al alcance de la mano.

Todo se ha resuelto nada más con un poco de imaginación y un tantito así de buen gusto. Ya mandó el gobierno del DF a pintar los automóviles de alquiler con muy bellos coloretes. Por encima dorados, por los costados guinda. Y en las portezuelas una especie de arrebato ornamental con las alas silueteadas en alto contraste, del Ángel a la Independencia.

¿Y con eso van a resolver el problema? No, pero se podrá tener un problema más bellamente pintado. Además con ese recurso pictórico cromático, el gobierno de la ciudad se constituye en digno heredero de la misma forma de “resolver” el mismo problema en esta ciudad.

Cuando los taxis eran amarillos y no servían se les mandó pintar de coral. Eran los tiempos heroicos de los “fordcitos” 40 y 50 y de los muy resistentes Chevrolet. Luego fueron rojos (especialmente los de sitio) y más tarde (1960), los decoraron con triángulos como dientes; los cubrieron con capas de negro y verde y la gente los bautizó como “cocodrilos”.

Pero el servicio seguía siendo malo, muy malo. Entonces les metieron pistola y laca amarillo y verde, con onditas blancas en los costados y nacieron las “cotorras”.

Luego vino la farsa esa de la cultura ecológica y los taxis se volvieron verdes como la clorofila, con lo cual de paso, dejaron de contaminar. En contra de toda lógica admitieron para el mal servicio, autitos de dos puertas y como no hay mal con cien años de duración, hoy nos resuelven el problema en definitivas: prometen meter al orden a los “piratas” y nos decoran los taxis con una melcocha digna de “La chilindrina” o Tatiana en una fiesta de quince años en la Nueva Atzacoalco.

Pero no se queda todo en la solución cromática, como le ha llamado la Secretaría de Transporte y Vialidad del GDF. Ya hay un programa, desde los principios del año, para regularizar lo irregular; o sea quitarle lo pirata a los piratas.

Y como todo en el gobierno, se comienza por el cumplimiento de un prerregistro. No se sabe cómo un pre-registro se convierte en un registro si para existir en la primera condición se debe uno “registrar” ante lo “pre-registrado”. Ese galimatías sólo lo entiende (y lo disfruta, Armando Quintero). Total si primero hay un pre y después hay un post, pues probamos la existencia de una distancia más corta entre dos puntos: dos líneas chuecas.

“Ningún vehículo que no tenga el holograma (de pre-registro) podrá prestar el servicio de taxi, así, de manera enérgica y categórica. Vamos a cerrar, de una vez y para siempre, ese capítulo, que tiene más de 25 años, para que los usuarios tengan la certeza de quién conduce y qué vehículo abordan”, manifestó Quintero.

Como desplante está bueno. Ni José Tomás en la Plaza de Barcelona.

Pero como expresión de calidad y capacidad administrativa es otro camelo del gobierno perredista.

La Secretaría de Transporte y Vialidad (Setravi) —se publicó el pasado mes de diciembre—, inició el prerregistro de taxis que circulan en la ciudad de México sin título de concesión, mediante el cual obtendrá una base de datos que le permita elaborar un estudio para comenzar la regularización. El director de Servicios de Transporte Público Individual de Pasajeros, Víctor Ramírez Reséndiz, informó que el prerregistro general de vehículos sin título de concesión, se realizará por medio de una cita, la cual se obtendrá mediante la página de internet de la Setravi.

De esa manera hemos llegado al mejor de los mundos posibles (además la solución cromática para los demás, insisto). Primero a los carentes de concesión se les legaliza su carencia pero no de manera definitiva sino como un primer paso para elaborar un estudio y obtener una base de datos cuya existencia permitirá elaborar un estudios el cual, será útil “para comenzar la regularización…”.

Yo los propongo para el Premio Nobel.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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