011210

El discurso del presidente de la República con motivo del decimo aniversario de la llegada del PAN a la presidencia de la República, presentado como el decenio de los gobiernos democráticos, tiene además de una enorme cantidad de imprecisiones estadísticas, de las cuales ahora no vale la pena ocuparse, pero sí una visible y clara intención electoral: no permitir el avance del Partido Revolucionario Institucional ni mucho menos su retorno a la vida pública desde la jefatura del Estado:

Es también una reiteración de las imprudentes proclamas del foxismo cuya rústica oratoria pedía no cambiar de caballo a la mitad del río mientras su desaforado activismo ponía en peligro el curso normal del proceso electoral completo, según dijo tardía y tímidamente el Tribunal Electoral.

Parece ser un hecho: también en ese sentido el PAN va por más, arenga con la cual el presidente encendió los ánimos de sus leales en el Auditorio Nacional.

Felipe Calderón ha dicho:

“Vamos por más, mexicanos. Porque México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido, y mucho menos la tragedia de regresar a lo antiguo, a lo autoritario, a lo irresponsable. Y no se lo merece, porque eso significa pobreza, significa corrupción, significa negación o simulación de la libertad y del derecho.

“Vamos por más, como lo hicimos antes, con la fuerza de las ideas, con la fuerza de los valores, con la fuerza de los ciudadanos, con la fuerza de la democracia.

“Vamos por más. Porque una nueva etapa de avances requiere redoblar el peso político de la fuerza de la democracia, la fuerza cívica que fue capaz de cambiar al país, la fuerza que hace diez años se multiplicó y movilizó, y venció las resistencias y las defensas del autoritarismo.

“Vamos por más. Porque nuestra obra no ha concluido. Como lo decía Efraín González Luna: Que nuestra acción sea perseverante. Midamos el tiempo con pasos de gruesas sandalias.

“Preparémonos para durar y trabajar duro, tanto como vaya exigiendo nuestra ingente labor, para trabajar siempre por todo aquello que creemos” En este sentido no se puede ´pensar cómo ir por más si no es mediante un triunfo electoral. Y si a él se convoca desde Los Pinos, es dable suponer una intención de intervenir para poner a resguardo tan precioso tesoro democrático del cual los panistas dicen ser únicos custodios.

Así pues estamos viendo un llamado a la acción política frente al cual nadie podrá llamarse a sorpresa.

Pero si bien muchos han reaccionado ante estas palabras: Manlio Fabio Beltrones, Francisco Rojas y algunos más, ya hace meses el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto se había referido a esta condena de exclusión histórica del PRI.

Así lo dijo en su V Informe de Gobierno:

“En la búsqueda del poder por el poder se negocian alianzas entre proyectos antagónicos generando desconfianza en la política; se desvirtúa a la democracia, al gobierno y sus instituciones… es falaz y doloso hacer creer que la llegada de un partido distinto al que actualmente ostenta la Presidencia, sea una regresión de la democracia”, justifica el ejecutivo estatal, como el preámbulo de un slogan, que pareciera el inicio de un camino inagotable hacia Palacio Nacional.

“Se deben desterrar los reclamos al pasado y ver hacia adelante para superar la parálisis”.

Después se preguntó si Felipe Calderón pasará a la historia como el Presidente que consolidó la transición democrática o se esforzó en acabar con ella mediante la intervención presidencial para lograrlo.

En estas condiciones no se sabe bien a bien si las palabras de Felipe Calderón en la ya dicha asamblea festiva , en las cuales se prolonga la condena al pasado como permanente recurso de una oposición hecha gobierno sin dejar por ello de oponerse a lo instituido cuando aun no llegaba al poder, son la natural prolongación de las obsesiones panistas o coinciden en sentido contrario, con las palabras de Peña.

–¿Es una respuesta al gobernador?

No, es una simple insistencia en el único tema en el cual los panistas ahora enfrascados en sus pleitos internos entre Gil Espino, Madero y otros, siempre van a estar de acuerdo: atacar al PRI.

Para eso nacieron y en eso se identifican plenamente. Es la naturaleza de su credo. Su ADN ideológico. Sin un Partido Revolucionario (llámese como se llame) al cual oponerse, no habrían existido. No tendrían razón de ser.

GRAMÁTICA

Ahora resulta. Las modificaciones a la gramática no son obligatorias, son simplemente recomendaciones, tañidos de campana en el llamado a la misa de la buena lengua. O sea, pura perdedera de tiempo.

Primero, hacerlas. Después, explicarlas. En ningún momento sirvieron para algo.