Un grupo de especialistas prepara una denuncia pública por la distribución de un libro adoctrinante en las escuelas primarias del país; el reparto de este material es la nueva ofensiva de Marx Arriaga, el protegido de Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del Presidente López Obrador, quien ha impuesto su ‘visión’ educativa sin que nadie en la SEP se atreva a contravenirlo
Martha Sahagún fue un hito en Los Pinos por su intervención (o interferencia) en las políticas públicas. Con menos pretensiones protagonistas, pero con mucho más impacto de fondo, un protegido de Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente López Obrador, decidió “transformar” la educación y ahora mismo ha desatado una controversia por distribuir libros con poca base pedagógica, pero muy acorde a sus convicciones personales.
Arriaga es responsable de Materiales Educativos de la SEP, una oficina que coordina la publicación de textos y otros elementos a usar en la escuela. De hecho, no debe interferir en los contenidos educativos, pero lo ha hecho desde que llegó a su oficina en este sexenio.
Bajo la convicción de que la enseñanza actual es “neoliberal”, “eurocentrista” y cientifista en un sentido “colonialista” y con el cobijo de ser un cercano a Palacio Nacional, no al Presidente, sino a Beatriz, Arriga ordenó la distribución de libros de texto que un juez ordenó mantener en bodega.
Hace un año, Marx Arriaga (un atavismo de las izquierdas radicales de los años setenta del siglo pasado) cambió los planes de estudio que debían emplease en el ciclo 2022-2023. Académicos, pedagogos e investigadores en educación pusieron el grito en el cielo cuando esta idea sin sustento teórico-pedagógico avanzó sin que las titulares de Educación Pública lo impidieran.
La modificación a los planes de estudio 2022-2023 terminó en desastre: Este ciclo escolar que termino recién se ejecutó sin ese documento guío, pues los tradicionales no fueron aprobados y el de Marx Arriaga, después de que académicos se entrevistaron directamente con el Presidente, terminó congelado para su análisis y prueba piloto en una veintena de escuelas.
Ahora, Arriaga atacó nuevamente desacatando una orden judicial que le impedía enviar a las escuelas primarias un libro de texto decolonizador. Según este voluntarioso amlista, estos libros estaban llamados a romper lo que pasa “desde la época precolombina, en la colonia y en el México moderno, (que) los materiales educativos funcionaron como capital político y cultural para la legitimación del poder”.
Un grupo de académicos, entre los que se encuentran Gilberto Guevara Niebla y Eduardo Backhoff, se han sumado a una denuncia pública sobre este último hecho, en la que señalan que el Gobierno Federal “está a punto de consumar un nuevo crimen contra la nación, pues en poco tiempo y violando el mandato de suspensión dictado por un juez, se impondrán en las escuelas primarias libros de texto que no se fundan en programas de estudio previos, que no han sido sometidos a discusión o consulta pública y que se busca imponer sin que los maestros hayan recibido la capacitación necesaria para aplicarlos”.
Los expertos que preparan este documento de denuncia no señalan a Arriaga, sino a la SEP en tanto dependencia responsable, y puntualizan que la premisa explícita que soporta esos libros es que “no debe ofrecer los conocimientos”, que “se necesita un cambio radical de paradigma, una educación popular, que substituya a la neoliberal”. Las consecuencias de esto, señalan, las pagarán las matemáticas y la escritura, materias básicas que quedan difuminadas y sin materiales que apoyen su enseñanza: “Con los nuevos libros de texto de la primaria se pretende desaparecer las asignaturas como Matemáticas, Lengua Española, Física, Biología, Formación Cívica y Ética, Historia y Geografía”, señalan los especialistas.
La denuncia, que están en etapa de recopilación de firmas, concluye que se trata de una “visión aberrante, doctrinaria, antimoderna que se opone a las instituciones democráticas y niega el respeto a los derechos universales que cada niño o persona tiene. Todo esto conduce a que la educación incurra en un relativismo cognitivo y en un relativismo moral que, podemos anticipar, tendrá a la larga efectos desastrosos para la nación mexicana”.