Debido a la extraordinaria atención al sainete libresco de Guadalajara, con la innecesaria y hasta cómica intervención de Ernesto Cordero como añadido y sus confusiones sobre literatura femenina sudamericana, un asunto gravísimo prácticamente pasó prácticamente desapercibido: la manipulación de dinero del narcotráfico por la DEA en territorio mexicano.
La periodista Ginger Thompson publicó el domingo pasado y anteayer sendos despachos en los cuales explica y demuestra cómo los agentes federales estadunidenses toman dinero en efectivo de los narcotraficantes mexicanos, comercializan droga, se llevan el dinero a su país, lo depositan allá y debidamente rasurado lo regresan en un círculo en el cual, sin ambages, las autoridades americanas se complican con los delincuentes bajo la disimulada tolerancia (cuando no la gozosa sumisión) del gobierno mexicano tan proclive a los caprichos de la Drug Enfforcement Administration.
Una vez más el gobierno de Estados Unidos usa el territorio nacional como base de experimentación de SUS políticas de administración de un problema al cual México debe –para colmo—enfrentar militarmente con su asesoría.
Obviamente el procurador de Estados Unidos, Erick Holder, queda en un predicamento pues la manipulación de dinero sucio y aún más, la inducción para generar ese dinero negro, es una ilegalidad paralela al fiasco de “Rápido y Furioso”.
Solamente queda una demostración derivada de todo esto: los americanos en este país hacen cuanto les viene en gana y el gobierno mexicano, dócil y maniatado obedece sin chistar a sus caprichos.
En el mejor estilo del “control de daños”, cuya aplicación suele generar daños mayores, la DEA divulgó esta memez, reproducida por las agencias informativas internacionales: agencias de noticias divulgaron esta información:
“La cooperación entre Estados Unidos y México contra el crimen organizado ha dado buenos resultados, afirmó la agencia antidrogas estadounidense DEA (por sus siglas en inglés), luego de que ayer el diario “The New York Times” señalara que agentes estadounidenses ‘lavaron’ millones de dólares dentro de la lucha antinarcóticos.
“Hemos colaborado con el gobierno mexicano contra el lavado de dinero por años” y ello ha permitido “incautar dinero ilícito de organizaciones criminales en todo el mundo”, señaló Lawrence Payne, portavoz de la Administración Antidrogas (DEA), en un comunicado”.
TABASCO
En contra de la corriente y el rumbo del dedo del gobernador Andrés Granier, Luis Felipe Graham Zapata, hasta hace unos días secretario de Salud, abre su juego en el proceso sucesorio de Tabasco. Envía esta carta a los medios, de la cual extraigo algunas líneas:
“Renuncio, para participar en el proceso al que mi Partido, el Partido Revolucionario Institucional, convocará para cumplir el mandato constitucional de renovar democráticamente al Titular del Poder Ejecutivo del Estado.
“Que quede claro: lo haré en estricto cumplimiento de lo que señalan los estatutos de mi Partido. Es una clara exigencia social, que los procesos democráticos tengan como soporte la fuerza del Derecho. Participaré con determinación en la lucha por la candidatura a gobernador del estado del organismo político al que pertenezco.
“Iré hasta el final. Con la fuerza de la gente. Lo haré con el ánimo y el apoyo de miles de paisanos que me han expresado su simpatía y me han alentado a seguir adelante con mi aspiración. No defraudaré su confianza”.
BERUMEN
Los viejos aficionados al box, quienes colmaban “El embudo de Perú”; esto es la Arena Coliseo en el siete de esa calle lagunillera, llamaban “El hermoso” a Ramón Berumen un réferi maquillado e impecable en el arbitraje de las peleas estelares. Terminaba con el panqué corrido de sudor y la camisola azul salpicada de sangre ajena.
Hoy Santiago Creel se siente el Berumen del PAN y se pone a mediar entre Ernesto y Josefina. Nomás se va a llevar mojicones de ambos lados. Una mala forma de frenar su propia carrera.
RECUERDOS
Hoy cuando la pobreza libraría de los políticos conmueve al mundo, recuerdo aquella maravillosa anécdota de Lauro Ortega en los días previos a la inauguración de la biblioteca del PRI, cuya organización le había encargado a Miguel Osorio Marbán.
–¿Y estos libros de quién son?, preguntó en el recorrido previo.-
–Esto es de Marx, esto es de Bobbio; aquí tenemos a Platón, a Aristóteles; , los cimientos de la ciencia política, doctor. Esto es de autores mexicanos; Cosío Villegas… Salado Álvarez, Molina Enríquez… acá…
–Ya deje eso, licenciado. No quiero nada de esto, yo quiero puro Díaz Ordaz, Díaz Ordaz y tas, tas… ¿Me entendió?, dijo mientras golpeaba los estantes. Los anaqueles se llenaron de discursos y recortes de prensa del presidente debidamente encuadernados.