Fin de semana con Rafael Cardona
Todos la hemos visto.
Es delgada y en su apariencia no se observan rasgos de buena alimentación ni de otros cuidados. Por una carretera sin destino corre con los brazos extendidos. Otros igualmente horrorizados y heridos van a sus lados y detrás de ella vienen los soldados. Se llama Kim Phuc y desde el 8 de junio de 1972, su rostro en llanto concentra en una sola imagen, el límite extremo de la crueldad humana.
Pero esa fotografía –desde entonces se le conoce como “la niña en llamas”– fue tomada después de un bombardeo de la aviación estadunidense sobre la aldea de Trang Bang, en Viet Nam durante un conflicto militar
En la historia americana esa fotografía de la pobre niña de fuego fue uno de los elementos para terminar con aquella insensata aventura guerrera. Después vendrían otras guerras tan injustas como esa, pero aquella recibió el repudio absoluto de la sociedad americana y del mundo entero cuando las flamas del cielo bajaron contra los niños.
En esa boca abierta a las incomprensiones del mundo cupo todo el horror de la guerra.
Treinta y siete años después decenas de niños mexicanos en la fragilidad de la más tierna infancia, fueron sometidos a la misma acción criminal: sobre sus cuerpos indefensos cayó una lluvia de fuego plástico; el humo tóxico de materiales altamente combustibles los sofocó y los mató en un sitio cruelmente llamado guardería, donde se les iba a cuidar y proteger mientras sus madres trabajaban. A diferencia de Kim Phuc, rescatada por el fotógrafo cuya cámara la hizo inmortal, estos niños no podían correr. Algunos no sabían siquiera caminar, ni hablar, ni preguntar, ni comprender. Quizás apenas y sabían llorar.
La Seguridad Social del país, ejercida a través de un instituto del mismo nombre cada vez más despegado de sus obligaciones en beneficio de empresarios casi siempre favorecidos por su cercanía con el poder, nos puso en la boca la palabra para describir claramente cuál es su verdadero sentido, cuál su dimensión ética; cuáles sus alcances para evadir responsabilidades anteriores y culpabilidades presentes: la muerte.
Aquí no ha pasado nada. Hasta ahora no hay delito grave descubierto por la investigación, pues todo ha sido accidental, involuntario, sin deseo de hacer cosas nocivas, dañinas o negativas, es casi asunto de la fatalidad, de los hados negros cuyo designio nos lleva de pena en pena y siempre nos brinda al final del negro túnel de las desventuras las palabras de aliento de nuestros funcionarios, de los hombres de la administración cuya verbosidad es ejemplar y elegante, categórica y firme como el mármol donde se escriben siempre frases de promesa jamás cumplida.
Iremos al fondo de las cosas, no vamos a detenernos ante nadie ni ante nadie; ninguno está por encima de la ley; lo haremos a fondo, caiga quien caiga, sin importar parentescos ni nada de nada. La ley por encima de todo y de todos; no hay otro compromiso sino preservar y hacer valer el Estado de Derecho, ¿me entiende?, ¡escríbalo así! , por favor; ni un milímetro más allá de la letra de la ley. La ley, ¿hablo claro?, la ley, compañero periodista. Usted sabe, usted es un hombre responsable.
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Conferencia de prensa del Procurador General de la República, licenciado Eduardo Medina Mora el 10 de junio:
“…El hecho de que pericialmente se determine que es un hecho accidental, es decir que no hay intencionalidad en el hecho, no quiere decir que no haya, necesariamente, responsabilidades penales. Por eso señalé que los delitos por los que está abierta esta averiguación previa son los delitos de homicidio y lesiones culposos, es decir no intencionales, daño en propiedad ajena y uso indebido de atribuciones y facultades y ejercicio indebido de ejercicio público y los que resulten.
“Estos son simplemente los que son inicialmente materia de esta averiguación previa, de manera que no hay un prejuzgamiento respecto de responsabilidades por el hecho de que sea un incidente accidental. Las responsabilidades penales, las culposas, no intencionales, se originan por los actos u omisiones que generan estos hechos y eso es lo que es materia de esta averiguación previa.
“…Como señalé, la averiguación previa tanto en el orden común como en el orden federal está abierta hasta ahora por los delitos de homicidio no intencional o culposo, lesiones culposas, daño en propiedad ajena, uso indebido de atribuciones y facultades, y ejercicio indebido del servicio público.
“Todos estos delitos, desde esa perspectiva, son delitos no graves. Sobre esa base tendremos que completar las actuaciones en las averiguaciones previas para deslindar las responsabilidades”.
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Pero en esta historia hay muchos elementos. Hay todo un cablerío enmarañado propenso, como el “cooler” del incendio fatal, al corto circuito.
La primera consideración es la privatización de los servicios del Seguro Social. La segunda las condiciones de subrogación y la identidad de los beneficiarios de haber convertido un servicio social en un negocio particular. Otra de alta importancia es la proliferación de este tipo de concesiones por parte de otras instituciones estatales como, por ejemplo, la Sedesol.
Por eso circulan en la Internet estas protestas, estos comentarios:
“En el actual sexenio (en Sonora) se le dio cabida a una elite de juniors, muchos jóvenes con gran inexperiencia de las funciones de gobierno. La constante entre ellos no sólo eran sus incapacidades, sino el de pertenecer a viejas familias de poder, la mayoría ya venidas a menos. Este gobierno se distinguió por su insensibilidad social y soberbia. Se trabajó para el lucro de unos cuantos, ya que han abarcado la compra venta de terrenos y otros bienes inmuebles, la construcción de carreteras, el desarrollo turístico, la adjudicación de contratos y concesiones…
“¿…y tu qué? ¿Vas a exigir justicia o te vas a quedar con los brazos cruzados?….
“Únete al movimiento para exigir la renuncia de Eduardo Bours Castelo como gobernador de Sonora por ser el inmediato responsable de la tragedia ocurrida el pasado 05 de junio de 2009 en la guardería “abc” de Hermosillo; la negligencia y las corruptelas de su gobierno, junto con el federal, toleraron las irregularidades en el establecimiento y hoy se perdieron 44 vidas de pequeños inocentes….”
Y ya mucho se ha hablado de estos apellidos y de esos parentescos; ya se dijo y se negó tanto y tanto sobre los Gómez del Campo y los parientes poco frecuentados o de plano desconocidos como para ya no insistir en esa historia cuya raíz es la misma de siempre: los ricos encima, los pobres abajo; las buenas familias hacen las malas cosas pero todo se les perdona en el nombre de la indecente decencia de sus mal habidos blasones provincianos.
Sean como sean las cosas, pero hasta ahora, no hay un sólo consignado por estos crímenes, no hay sino palabras en el viento, explicaciones tan ofensivas como el hecho mismo, por ejemplo estas:
“Hasta el momento no ha habido ningún accidente que lamentar –——dice Ernesto Cordero, secretario de Desarrollo Social, bajo cuya responsabilidad se operan 8 mil y tantas estancias infantiles— y esperemos que esto siga así. En las estancias de Sedesol (221 mil 5000 niños) deseamos de todo corazón que esto siga así.”
De todo corazón…
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La información en cualquiera de sus formas, hasta en el rumor, tiene hoy una velocidad como nunca antes. En menos de un mes el llamamiento por el voto nulo, transformado repentinamente en campaña en favor de una emblemática candidata independiente –Elisa de Anda Madrazo–, se ha convertido en el tema de mayor comentario en mesas, aulas, páginas editoriales y programas de televisión y radio.
Algunos ubican su surgimiento en el PAN de Guadalajara mientras otros hallan sus antecedentes genéticos en los cubículos académicos del Distrito Federal específicamente en Cuajimalpa y en algunas ONG’s cercanas a la embajada de los Estados Unidos. El caso es la fama repentina del “voto blanco”, novedosa arma de protesta como si se tratara de una paráfrasis de la famosa novela de José Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”.
Pero por encima de los componentes de la protesta: llamar la atención para hacer de los partidos organizaciones más “ciudadanizadas”, exigir la reelección inmediata de los legisladores, bajar el número de los diputados, cancelar las plurinominales y algunos otros puntos más, el sabotaje no resulta tan brutal como podría ser el llamado generalizado a la abstención simple y llana.
Aquí se trata de votar pero no por las opciones del desencanto. Es una especie de “onanismo electoral”. Lo hago pero no fecundo.
¿Quién es Elisa de Anda Madrazo investida de pronto de simbólicos poderes ciudadanos para representar a toda una corriente “anulista”? Es una abogada engrasada de la Universidad Iberoamericana y con cursos de especialización en la Escuela Libre de Derecho, entre otras, quien quiso ser diputada “por la libre” y jamás obtuvo la posibilidad. Actualmente es becaria del Programa Fulbright-García Robles para iniciar estudios de posgrado en Derecho Internacional Público. Durante 2008 fue Consejera Editorial del sitio “web” del periódico Reforma. Es profesora adjunta de Medios Alternativos de Solución de Controversias en la Universidad Iberoamericana.
A ella irán dirigidos los votos de muchos ciudadanos cuya mejor forma de hacer política en esta coyuntura es mostrar la condición discriminatoria del sistema electoral, de esa manera, con el aprovechamiento del cuadro en blanco previsto por la ley para tales fines. Así la anulación se convierte en la elección de muchos por una persona sin partido.
Visto así el asunto no sería extraño el caso de alguna casilla en la cual la candidata no registrada, por ejemplo, ganara la elección. Si la cantidad de votos es mayor a la diferencia entre el primero y el segundo lugares entre los votos otorgados a los partidos, se deberían abrir, los paquetes y recontar los sufragios. Por ese extraño camino ha avanzado el famoso grito de “voto por voto, casilla por casilla”.
Pero otros opinan de diferente manera. Lea usted este mensaje:
“…no podemos dejar nuestro destino en manos de grupos de malos mexicanos dedicados a expoliar a los buenos mexicanos. Es el momento de dar una lección cívica a los vividores de la política. Por ahora es importante acudir a las urnas (no abstenerse) y anular las boletas electorales. Se sugiere pegar una etiqueta adherible a las boletas anuladas que contenga el siguiente texto:
“Anulo este voto porque me opongo a favorecer zánganos que parasitan nuestros impuestos, y a partidos políticos que son cuevas de vividores y farsantes”.
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Ha recibido la Universidad Nacional Autónoma de México el premio de Comunicación y Humanidades Príncipe de Asturias del año 2009. El año pasado le fue conferido a “Google”, el buscador. Se lo han dado a la National Geographic y en lo individual a Rizjard Kapuscinsky y a muchas otras personas e instituciones cuya enumeración sería muy larga.
En la explicación sobre los méritos de la UNAM hay algunos evidentes. La pluralidad y las aportaciones a una cultura democrática, sin contar los elementos provenientes de la apertura al exilio español.
Muy notable es el estímulo monárquico a quien ha promovido la democracia como forma de actuar, ver la vida y organizar el Estado. Si lo menos democrático del mundo es una monarquía, habría dicho José Bergamín. Y a ésta ni falta le hace, comentaría otro laureado con esa distinción, Álvaro Mutis.
Pero si la UNAM ha logrado este premio se debe además de a su trayectoria, su historia y su significado esencial en la historia de México, a los años de recuperación durante el rectorado de Juan Ramón de la Fuente.
Honor a quien honor merece. Ocupada por el “Mosh” y el PRD, no habría logrado nada.
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Y ya casi para terminar este bonito ejemplo de cómo la temeridad a veces resulta contradicha por la realidad. El Presidente de México, Felipe Calerón, lanzó a los cuatro vientos su autodiagnóstico de los esfuerzos desarrollados aquí para contener la influenza. Lo estamos haciendo para bien del mundo, de la humanidad.
A media semana la Organización Mundial de la Salud determinó el mal como una pandemia; es decir, se extendió por todo el planeta a pesar de las acciones de México, país ya sentenciado como foco de propagación del mal.
Fue algo así como el “catarrito” de Carstens.
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Con “El Vasco” o sin “El vasco”, la selección nacional es una basca. ¡Quítese la verde! (póngasela cuando los “ratones” se merezcan su afición y su respaldo).
