Las recientes declaraciones del señor Salvador Vega Casillas, secretario, de la Función Pública, nombre con el cual el foxismo diluyó la naturaleza ya de por si disminuida de una Contraloría hasta le fecha estéril desde su fundación en 1982, sobre los sobornos en PEMEX y la CFE, nos llevan a pensar en la naturaleza de la corrupción en México: es un mal endémico e incurable.
Pero como se trata de enjuagues con empresas extranjeras, podemos deducir sobre lo endémico: es una cosa planetaria. No somos los mexicanos lo más o los menos corruptos del mundo. Somos, como hubiera dicho Carlos Castillo Peraza, pecadores estándar.
La única diferencia son las consecuencias. En otras partes del mundo la corrupción se castiga. En México se comparte.
Veamos esta información:
“Implicada presuntamente en el caso de «compra» de funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ABB (una empresa de Suiza, donde todo se supone perfecto como máquina de relojería) obtuvo un total de 556 contratos en la Administración Pública federal, desde 2002 a la fecha, por más de 3 mil 400 millones de pesos.
“El titular de la SFP, Salvador Vega, dijo (en entrevista con REFORMA) que la investigación parte del descubrimiento de que la firma tenía un sofisticado esquema para pagar sobornos a los servidores públicos de la CFE, el cual implicaba triangulaciones mediante empresas, cuentas bancarias y tarjetas de crédito de terceros en el extranjero.
«Es un esquema sofisticado, que eso te habla de toda una maquinación para cometer los actos de corrupción».
Dos cosas llaman la atención en este asunto. La primera, las fechas. Todo surge a partir del año 2002 en pleno auge del panismo renovador cuya bandera principal, o una de ellas al menos, era el combate a la corrupción generada por el Partido revolucionario Institucional en su prolongado paso por el poder. Y una de dos, o el panismo fue incapaz de controlar a los corruptos o simplemente puso a los suyos cuando se dio cuenta de los jugosos negocios posibles bajo la sombrilla del poder.
Cuando el gobierno premió a Néstor Félix Moreno, ex director de operaciones de la CFE como un empleado modelo para esta administración, el extraño personaje, hasta ahora intocado, ya había sido inhabilitado por diez años tras un proceso administrativo iniciado en 1998.
Como se sabe, el diputado del PRI César Augusto Santiago (actual organizador de la Comisión Instructora en cuyas manos queda el destino de César Godoy, por cierto), y Cuauhtémoc Velasco, denunciaron la dicha sanción, lo cual fue totalmente desatendido por quien debió haber escuchado.
«Si la PGR quisiera investigar –dijo en aquel tiempo Velasco, en aquel tiempo secretario de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados–, tendría mucha tela de donde cortar, es evidente que alrededor de él hay una maraña de intereses, pues en este País durante muchos años ha prevalecido el contratismo y las recomendaciones de alto nivel para que empresarios y empresas obtengan contratos»
Pero hubo otros antecedentes sospechosamente pasados por alto: el apoderado general para pleitos y cobranzas de la CFE, presentó ante la PGR, una denuncia por un préstamo indebido de materiales a la empresa Grupo Apycsa, con daño patrimonial por 16 millones 208 mil 927 pesos.
Y los papeles, hasta la fecha, se empolvaron.
Lo llamativo en este caso es como la SEFUPU juega a la pirotecnia. Cada tres o cuatro meses nos muestra sus investigaciones, análisis, violaciones a la normatividad y después el ruido se apaga.
Así ha sido con el robo de combustibles, con los préstamos y los autopréstamos en la banca nacional, con cualquiera de las miles de irregularidades cuyo destino jamás es el Ministerio Público. Se diría, la Contraloría (dependiente de aquel a quien debía controlar) es una especie de ventanilla donde las cosas se denuncian y se arreglan, antes de llevarlas a terrenos donde se pueda aplicar el Derecho Penal y no el Derecho Administrativo.
Por eso la Contraloría nunca ha servido para absolutamente nada como no sea entorpecer los negocios lícitos. Su mayor sanción, la inhabilitación es, como vemos en este caso, algo para el fácil olvido. Como le ocurrió a Carmen Segura Rangel, entre otras personas cercanas al mando panista.
LA GALLINA
Como en la paradoja sobre el origen del huevo o la gallina y quien apareció primero, la alianza (o la coalición) en el estado de México es en sí misma un enredo.
–¿Quién se va a aliar con quien? ¿El Partido de la Revolución Mexicana con el Partido Acción Nacional o al revés?
Los aliancistas han resuelto casi todo. Peña Nieto ya resolvió todo, al menos en relación con ellos. Legalmente desbarató las confusas candidaturas comunes e impuso las coaliciones ordenadas, con dinero limitado y poco tiempo para la campaña. Justa o injustamente, pero el gobernador actuó legalmente. Hizo valer su poderío y su mayoría y les metió un estate quieto.
Pero los promotores del ayuntamiento, no saben resolver el problema fundamental: a quien van a ungir como candidato. No pueden traerse a Gabino Cué, por cierto. Si a un azul vestido de amarillo o un amarillo vestido de azul.
Sea como sea las va a salir un arlequín verdaderamente esperpéntico.