“…ante la disyuntiva de correr el riesgo de compartir responsabilidades de decisiones tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia, en las que no haya tenido cabida la autocrítica, he preferido correr el riesgo de recibir críticas, válidas o no según se les quiera ver, y optar por decidir de acuerdo a los principios que he sostenido y me han servido de guía en mi comportamiento público y privado”.

Nadie, bajo ninguna circunstancia, podrá atribuir a la reciente renuncia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al PRD alguna finalidad oculta o perversa. Ha actuado con sensatez, sinceridad y compromiso. No podía ser de otra manera.

Parece extraño o paradójico, pero con esta dimisión al partido cuyos afanes lo establecieron como una refrescante oportunidad para el rejuvenecimiento de un sistema entonces caduco, el ingeniero Cárdenas culmina una vida ejemplar en la actividad pública.

Sus cartas, la primera conminatoria de rectificación profunda a una dirigencia cuya respuesta fue la escenográfica puesta en escena de un imaginario debate, son piezas fundamentales (especialmente la primera) para la revisión del proceso de la izquierda mexicana.

Y en su documento de renuncia, Cárdenas dice algo fundamental:

“…ante la disyuntiva de correr el riesgo de compartir responsabilidades de decisiones tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia, en las que no haya tenido cabida la autocrítica, he preferido correr el riesgo de recibir críticas, válidas o no según se les quiera ver, y optar por decidir de acuerdo a los principios que he sostenido y me han servido de guía en mi comportamiento público y privado”.

No hay ninguna otra forma de expresar el verdadero deslinde de las actividades del PRD en Guerrero (y otras partes). Tras esa actitud de separación formal y definitiva, difícilmente podrán de nuevo los vándalos perseguirlo por el Zócalo de la ciudad de México o cualquier otra plaza con los infamantes e injustos gritos de asesino.

“…se trata —explica CCS— de una decisión que corresponde sólo a mis circunstancias personales. Cualquier otro miembro del PRD estará en circunstancias diferentes y las decisiones que tome tendrán mi absoluto respeto. Quiero, además, expresar que en función de las condiciones de cada quien, reconozco que de apegarse a principios y compromisos públicamente reconocidos, tan válidas son las luchas que se libran desde dentro como desde fuera de las organizaciones.

“Ha sido para mí un privilegio, en todos estos años, coincidir en lo fundamental y caminar, en circunstancias difíciles y no tan difíciles, con los militantes del partido…”. Una lección de dignidad personal y política.

IMSS

Recibe esta columna una carta del licenciado Treviño Medina y la publica íntegra. Se explica por sí sola:

“En relación con los comentarios alusivos a mi persona publicados en su columna del pasado 23 de noviembre, quiero aclarar lo siguiente:

“Durante mi gestión como Director Corporativo de Administración de Petróleos Mexicanos, los ciudadanos Sergio Martín y Víctor Vázquez Zárate fueron mis subordinados. Desde que dejé esa responsabilidad sólo hemos mantenido una relación de amistad, tal y como lo he hecho con otros colaboradores. En este sentido, niego rotundamente tener alguna relación comercial con ellos o con la empresa CORIX-AIN o CROIX-AN y no tengo conocimiento de que dicha empresa tenga relación comercial con la institución en la que actualmente laboro.

“Por último, aclaro que dentro de mis facultades como Director de Finanzas del IMSS no intervengo en los procesos licitatorios del Instituto; el rol de esta Dirección es asignar recursos de acuerdo al Presupuesto aprobado y a las peticiones de cada área requirente. Atentamente. Ing. Carlos Alberto Treviño Medina. Director de Finanzas del IMSS”.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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