Detrás de la previsible frase, …Ojalá, que para el domingo no haya roces, pero eso lo van a decidir ellos porque tienen todo su derecho de manifestarse, son libres…”, el Señor Presidente ha dejado ver el enorme favor con el cual la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Extorsión (Educación, le dicen ellos), saboteará con su tumultuario protesta, la culminación en el Zócalo de la marcha opositora, teñida ya no nada más de rosa, porque gracias a la terquedad mezquina de usurpar la propiedad de la bandera, los manifestantes irán todos con banderas y banderitas tricolores, con cuya policromía lograrán una enorme pintura como las de Jackson Pollock, quien usted lo sabe, hizo con el arte del goteo, el derrame, la mancha accidental y la casualidad una de las más importantes obras estéticas de los Estados Unidos.
Y sí, el presidente dijo, habrá bandera el domingo, pero no siempre se le puede creer. En caso afirmativo quedan abiertas otras preguntas: ¿Y en ocasiones anteriores se decidió los, contrario porque era muy difícil izar el lábaro? ¿No se podía y ahora sí se puede? ¿Por fin cómo quedamos, Chilindrina?
Pero en este caso no se trata de las artes plásticas sino de las malas artes y la presencia (inducida o no desde el gobierno, pero bien aprovechada, como anillo al dedo en la mano negra), estorbar a la concurrencia ciudadana de los apoyadores de Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada, quienes se presentarán en un virtual cierre de campaña para convertir su posición política en amplia expresión opositora de cientos de miles de seguidores, siempre y cuando los oaxaqueños no decidan lo contrario.
La trampa está bien puesta.
A cambio de aplicar los beneficios logrados por su interminable presión chantajista, mediante la simulación de no haberlos obtenido (una cosa es aceptar y otra informar sobre lo aceptado o esconder el resultado), los pastores de la coordinadora prolongarán el plantón hasta cuando ya no le sea útil al habitante del Palacio.
Cuando haya bajado la “marea rosa”, la estrategia chantajista y añeja de «movilización-negociación» recogerá los frutos anuales, y alzará su tenderete para volverlo a instalar en el siguiente mayo –o antes, si quieren presionar al siguiente gobierno – como sin duda lo harán– con todo y el petate del muerto, para continuar con su interminable carrera de analfabetos chantajistas de la política la cual proseguirá con el segundo piso en su calidad de gobierno de segunda mano.
De esa manera le habrán hecho un favor a su aliado de tantos años, Andrés Manuel L.O., quien, compelido por la simulación en los tiempos electorales de frenar la movilización rosa sin hacerlo directamente, les pide a sus aparentes opositores el pequeño favor de estorbarles a los fifíes de la campaña fresa, como ha bautizado los tiempos actuales de escaramuza electoral, en contraste con sus rudo, tiempos.
Así, si algo sale mal el domingo, se le podrá atribuir a quien sea, pero se alzará como una muralla defensiva el derecho de todos a la libre manifestación y el derecho de reunión y la garantía de asociación con una convivencia de tendencias en el mismo espacio, tan pacífica como lo permita la humana naturaleza.
Y si algo sale bien (como él mismo se lo pide a Dios, al decir, ojalá –Alá lo quiera– no hay roces), y la marcha ciudadano-partidaria del domingo se desarrolla con tranquilidad y sin bandera, él se atribuirá el resultado pacífico con la vieja cantaleta de la libertad de todos, sean de la tendencia de cada uno, pero.
Pero si algo falla siempre queda condolerse falsamente por una adversidad atribuible a los provocadores oscuros fomentados, patrocinados, tolerados y comprados por los enemigos de Cuarta Transformación, neoliberales, conservadores, reaccionarios, racistas, clasistas y demás.
Líneas arriba, se hablaba del gato y la mano.
¿De dónde viene esto?
“Hubo una vez –dice La Fontaine–, que un mono y un gato miraban asar las castañas de un vecino. Tentados por el apetito intentan sacarlas del fuego y el mono empieza a alabar al gato diciéndole innumerables halagos sobre su valentía, fuerza, etc., para que haga el trabajo peligroso.
“El gato recibió las lisonjas, cada vez con más orgullo por sentirse, más o menos, héroe y se lanzó sin pensarlo por las castañas que estaban en el fuego, provocando el primer gato chamuscado en la historia. De pronto, entró el vecino y sorprendió a ambos ladronzuelos acechando las castañas. Mono y gato de inmediato huyeron del lugar y, como era de esperar, el gato se llevó doble descontento ya que no probó bocado alguno y terminó tatemado …”
Aquí no se juzgue a nadie por inferencias de similitud zoológica. Ninguno de los protagonistas es el gato y mucho menos el saraguato, simplemente asumo el parecido de los hechos con el contenido de la fábula.
Y si se me permite aquí una pequeña corrección al sapiente dicho de don Héctor Aguilar Camín, quien comentó (lo hizo con López Dóriga en la radio) la tradición presidencial de tirar la piedra y esconder la mano; aquí se trata de esconder la piedra y tirar la mano, porque la mano del gato es evidentísima o como dicen los chavos de cierto barrio, tú me haces el paro, mi “mai” y luego nos ponemos a mano; amarillo, mi buen.
Pero aquí todo se ha ido en manos.
La negra, la del gato, la aféresis de hermano, mano; la piedra y el lanzamiento, pero todo se debe al riesgo de las cosas fuera de las manos de quien debería evitar los riesgos, antes de dejarlo todo en las manos de Dios (ojalá).
Pero la maniobra (lo obra se hace con la mano) es burda y visible.