Es la jornada de todos los tonos y todas las sustancias; la dulce arena del desierto sopla sobre la ciudad de Doha y la llena de un talco amarillento cuya capa ensucia ventanales y sofoca a los automóviles y las puertas atrancadas mientras una bruma marina, salobre y terca le cuelga una cortina de gasa sutil capaz de esconder los altivos edificios de la corniche sobre cuyas losas la comitiva del Presidente Enrique Peña culmina sus actividades en Qatar con una fotografía memoriosa con sus anfitriones.
Pero si esa arena del desierto lo despide y esa bruma sutil lo acompaña en sus momentos finales, la nieve y el frío de las montañas alpinas lo recibe en el aeropuerto de Zurich, la ciudad donde Lenin se escondió para luego largar la embestida del mundo soviético ya tan lejano en la historia como fuera una de las últimas glaciaciones.
Y aquí también una noche de fines del siglo pasado, Alejandro Solyenitzin se asomó por la ventana para cerciorarse si no soñaba, si estaba en el mundo real y si en verdad le habían otorgado el Premio Nobel de Literatura.
El Presidente comenzó sus actividades con una reunión muy similar a las de las anteriores, con los comerciantes e industriales cataríes, con un formato similar: los mexicanos comienzan con la intervención de Francisco N. González Díaz, presidente de Proméxico quien explica las ventajas competitivas de México y expone todo el abanico de las posibilidades de un país cada vez más integrado al mundo contemporáneo.
Luego interviene el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell quien les llama la atención a los empresarios de acá y les dice; necesitamos crecer nuestra actividad industrial eléctrica en un ámbito de apertura total, y para ello hacen falta 116 mil millones de dólares y ustedes tienen—como ha dicho el Presidente Peña—dinero colocado en muchos de los más grandes fondos de la decena de grandes fondos de financiamiento del mundo.
–¿Queréis venir, invertir y ganar todos en una actividad cuyas licitaciones para líneas transmisoras comenzará en un mes a partir de esta fecha?
Después hablan los empresarios. En este caso Juán Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, es organización cupular (quien lo diría) surgida en México para contener los ímpetus populistas del ex presidente Luis Echeverría y su canción tercermundista, con la cual, por cierto, vino a la Península Arábiga a promover la reivindicación de los productores de materias primas.
O tempora o mores…
Más adelante habló Juan Gallardo Turlow quien en tono franco y simple, directo y amigable, les dijo a los cataríes, vayan a conocer México, no se van a arrepentir, allá tenemos mucho, allá los estamos esperando y cosas por el estilo.
Y luego, como un cierre previo al comienzo de sus pares, habla (así es su título) Su Excelencia, el Sheik Khalifa Bin Jassim Bin Mohammed Al Thani, cuyas palabras después de toda esta pompa ya no tiene ni siquiera circunstancia.
Pero en fin, se compromete a seguir por esta ruta y habla de los alimentos y las legumbres y cosas de las cuales ya hemos tenido suficiente en estos días en los cuales lo sabemos todos. Es posible venderles alimentos.
Y cuando el auditorio ya está “caliente”, como dicen algunos organizadores de encuentros políticos, aparece el Presidente Peña quien se echa a la bolsa a todos, no sólo por la sencillez de sus mensajes económicos sino por el avance de los hechos por venir en la reunión del foto de Davos, desde donde le llegan noticias alentadoras y felices.
México ha sido seleccionado de acuerdo con la encuesta de Price Waterhouse, como uno de los die países más viables para el crecimiento y el desarrollo en el tiempo cercano; es decir, mil 400 presidentes de empresas grandes, pesadas, importantes en el mundo, votan y opinan y Price Waterhouse los codifica, los tabula y emite la clasificación en la cual sólo Brasil acompaña a México por parte de los latinoamericanos.
Pero, si Brasil es palabra asociada con el futbol (o al menos lo era antes de la blitzkrieg con la cual Alemania los humilló para siempre en el Mundial de Río) los mexicanos ya se preparan para asistir y brindar asistencia.
Asistir como espectadores (siempre y cuando a los ratones verdes se les quite lo verde y califiquen satisfactoriamente) y acudir como asistentes para ofrecer consejo pues los cataríes harán su primer mundial mientras los mexicanos ya han hecho dos de ellos, ambos con resultados satisfactorios al menos en la organización.
Más tarde el Presidente les ofrece a los medios un balance de sus días árabigos. No son las mil y una noches, son cuando mucho cinco, pero jornadas macizas, severas, productivas, intensas con cuyo ajetreo se profundizan las ojeras de Joaquín y se nota a veces cansino el paso del secretario Ruiz Esparza quien de suyo toma las cosas con calma y decoro.
La reunión con los empresarios es en el hotel Intercontinental y la conferencia de medios o la lectura o entrega del mensaje a los informadores, es el hotel Saint Regis. Nada más ochocientos metros separan los dos edificios, los cuales compiten en grandiosas si bien no en grandeza, pero como se ubican en un circuito mayor, es necesario moverse en camionetas para no recorrer un sendero perimetral de varios kilómetros.
Y el Saint Regis es tan grande como para necesitar transporte interno, por eso el presidente se desplaza en un cochecito eléctrico de los utilizados frecuentemente en los campos de golf y los grandes fraccionamientos de descanso.
Y es ahí donde ofrece su mensaje, en un salón sencillo antes de regresar a sus habitaciones, tomar un descanso breve y emprender la salida de Doha; fue allí donde los jeques le pidieron fotografías a la orilla del mar y fue entonces cuando el malecón se llenó con sonrisas, fotografías y curiosos, mientras la policía cerraba la avenida en medio de un intenso concierto de cláxones y bocinas.
Pero a final del día un helicóptero gordo como una libélula obesa y gigantesca, se llevó al Presiente el aeropuerto de Zurich hasta su alojamiento en Davos. Ahí junto con otros 39 jefes de Estado y de gobierno revisará, el rompecabezas de la cuarta revolución (la tecnología, la informática, la información y todo lo demás) y observará el repaso de los hechos contemporáneos, comenzando con el baile infernal de las monedas y la elevada trayectoria del dólar cuto ascenso le quita el sueño a muchos, sobre todo en México.
Gordo, muy gordo el problema para el Banco de México.
“Hay que pedir información en la secretaría de Hacienda y el Banco de México, ha dicho el presidente. Vaya cosa.
Y mañana, a reventarse los ojos con la blancura indescifrable de la nieve.