Ignoro si cuando Jesús echó a los mercaderes del templo estaba confirmando aquello del ojo de la aguja, el rico y el camello, y no me creo si usted me dice, no entiendo tus alusiones bíblico-evangélicas, profano aporrea teclas, porque lo del camélido y el opulento, está guardado en la infinita sabiduría del texto de Marcos (10.25) y tus colaboraciones versan en torno de la patriótica Cuarta Transformación de la vida nacional, pero en fin, discurre como Dios te de a entender, y primero explica eso del animal y la riqueza, a ver dime, dime, y yo respondo, bueno, pues en aquella ocasión dijo Jesús a sus discípulos:
“…les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos, sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el Reino de los Cielos” y los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?” y Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”, pero Pedro, tomando la palabra, dijo:
“Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?” y Jesús les respondió:
“Les aseguro que, en la REGENERACIÓN del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi nombre deje casa, hermanos o hermanas; padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más (Pemex, por ejemplo) y obtendrá como herencia la Vida eterna, (porque ) muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros” y por eso digo yo cuánta similitud con la palabra cristiana, porque no me diga usted si no ha escuchado en varias ocasiones a nuestro presidente invocar memoriosamente a quienes lo han seguido desde el principio de su tiempo de peregrino democrático, de caminante por la dignidad del pueblo hasta llegar a la cima del reino de este mundo (como May, como Adán Augusto, como Claudia, por ejemplo), y si usted no encuentra similitud entre los textos del buen libro y el significado de Morena, el cual es un movimiento de regeneración, ¿eh?, no de simple transformación, no ha entendido nada, porque transformarse, cualquier cosa material, pero regenerarse, eso ya implica altura espiritual, y por eso nos llama la atención cómo la 4-T ha puesto también para el rico la imposible puerta abierta al camello, ¿cómo?, así nada más:
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“…Yo les puedo decir que no hay un rico de México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito; al contrario, les ha ido bien…
“…Está creciendo la inversión que viene de otras partes del mundo y esto significa empleos, significa bienestar en nuestro país, ¿Y quiénes se ayudan? Pues profesionales mexicanos, que trabajan en estas empresas, y ya, como no hay mucha mano de obra calificada y creativa como la mexicana, le tienen que pagar mejor a los trabajadores, entonces, ahí se ayudan los de arriba, se ayudan los empresarios…”
¿Ha quedado claro, entonces?, aquí, contra el dicho de María Zarattini y Valentín Pimstein, los ricos tampoco lloran, porque a pesar de los anatemas en contra de fifíes y reaccionarios, los ricos, ricotes, han seguido su condición abundante, y han engordado sus caudales y alzado sus valores, porque la Cuarta Transformación tiene al pueblo como objetivo pero el amor justiciero es tan grande como para rebosar el pecho presidencial, capaz de enriquecer al rico y cuidar al delincuente, porque ya sabemos, el amor es una cosa esplendorosa y ahí va el camello con su paraguas y recogiéndose las enaguas…