El destituido y detenido comandante militar boliviano, Juan José Zuñiga, acusado de un «intento de golpe de Estado», afirmó en el momento de su captura que el presidente Luis Arce le ordenó sacar los «blindados» para «levantar» su popularidad.

Bolivia se encuentra en un estado de crisis tras el fallido golpe de Estado perpetrado por elementos militares que intentaron tomar por la fuerza el Palacio de Gobierno en La Paz. El presidente Luis Arce denunció enérgicamente los hechos como un atentado contra la democracia, llamando a la movilización popular para defender el gobierno constitucional.

La jornada comenzó con la ocupación de la Plaza Murillo por tanquetas y tropas militares, quienes rodearon la sede gubernamental. Imágenes transmitidas por medios locales mostraron cómo vehículos blindados intentaron derribar la puerta principal del palacio presidencial, mientras soldados se desplegaban estratégicamente por los alrededores.

En medio del caos, el general Juan José Zúñiga, comandante del Ejército, ingresó brevemente al Palacio Presidencial, desafiando las órdenes del presidente Arce. Este enfrentamiento directo entre la autoridad civil y un sector de las Fuerzas Armadas ha despertado temores de una crisis institucional profunda en el país.

Luis Arce, visiblemente consternado pero firme, se dirigió a la nación boliviana y al mundo con un mensaje de urgencia y llamado a la acción: «Necesitamos que el pueblo boliviano se organice y se movilice en contra del Golpe de Estado y a favor de la democracia. No podemos permitir una vez más que intentos golpistas se lleven vidas de bolivianos». A su lado, ministros y colaboradores respaldaron sus palabras, instando a mantener la calma y resistir cualquier acción que ponga en riesgo la estabilidad democrática del país.

El expresidente Evo Morales, desde el exilio, se sumó a las voces de alerta, describiendo los acontecimientos como un claro intento de golpe de Estado. Morales, quien ha sido una figura polarizadora en la política boliviana, advirtió sobre las consecuencias devastadoras que podría tener el retorno de prácticas autoritarias en la región.

La comunidad internacional también reaccionó con rapidez ante la crisis en Bolivia. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, emitió una declaración contundente condenando el intento de golpe de Estado y expresando su apoyo irrestricto a Luis Arce como la autoridad legítima del pueblo boliviano. En un mensaje en redes sociales, López Obrador afirmó: «La soberanía y la democracia en Bolivia deben ser respetadas. Apoyamos al presidente Luis Arce en este momento difícil».

La posición de México, históricamente comprometida con la no intervención y la defensa de la democracia en América Latina, subraya la gravedad de los acontecimientos en Bolivia. El gobierno mexicano, a través de su cancillería, ha manifestado su disposición a colaborar con otros países y organismos internacionales para garantizar el retorno a la normalidad democrática en Bolivia.

Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA), a través de su secretario general Luis Almagro, condenó firmemente los hechos y exigió que las Fuerzas Armadas bolivianas se sometan al poder civil legítimamente electo. En un comunicado oficial, Almagro advirtió que cualquier ruptura del orden constitucional en Bolivia no será tolerada por la comunidad internacional, subrayando la necesidad urgente de mantener la estabilidad democrática en el país.

ACUSA MONTAJE

Por otra parte, el destituido y detenido comandante militar boliviano, Juan José Zuñiga, acusado de un «intento de golpe de Estado», afirmó en el momento de su captura que el presidente Luis Arce le ordenó sacar los «blindados» para «levantar» su popularidad.

«Hablaré con detalles el día domingo, en el colegio La Salle me reuní con el presidente (Luis Arce) y el presidente me dijo que la situación está muy jodida, que esta semana sería crítica y es necesario algo para levantar mi popularidad», dijo Zuñiga durante su captura.

Zuñiga afirmó que el presidente Arce le habría pedido realizar un movimiento militar.

«Yo le pregunté: ¿sacamos los blindados? y él (Arce)» respondió «sacá», agregó.

El destituido jefe militar dio una lista de los vehículos que supuestamente Arce le ordenó mover.

«En la noche empiezan a bajar seis cascabeles y 6 urutús, más 14 zetas del regimiento de Achacachi», mencionó.

Zuñiga fue detenido y trasladado a una celda en la sede de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen, mientras que la Fiscalía anunció una «investigación penal» en contra suya y los militares que irrumpieron en la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno.

Antes de relevar a toda la Cúpula de las Fuerzas Armadas, Arce encaró a Zuñiga en la puerta de la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, y que fue tumbada por un tanque militar, y le ordenó «replegar» a los militares que lo acompañaban.

«Repliegue todas estas fuerzas es una orden», le gritó Luis Arce a Zuñiga.

IMPACTO ECONÓMICO

El impacto económico y social de la crisis no se ha hecho esperar. Los mercados financieros internacionales observan con cautela los desarrollos en Bolivia, temiendo que la inestabilidad política pueda afectar negativamente la economía del país y la región en su conjunto. Empresarios y ciudadanos bolivianos, por su parte, han expresado su preocupación por el futuro inmediato y han llamado a la calma y a la unidad nacional frente a las amenazas a la democracia.