Primitivo Rodríguez Oseguera, quien se presenta como candidato al doctorado en Historia de la Universidad de Chicago envía este material a EL CRISTALAZO. Por los destinatarios de su correo, observo cómo ha hecho lo mismo con el cura Miguel Concha y algunas organizaciones no gubernamentales, algunas muy  reconocidas; otras no tanto.

Sus puntos de vista van –según yo–, entre el delirio, la paranoia conspirativa y la información real.

Lo comparto parcialmente (no lo suscribo) con los lectores de esta columna. Tras un análisis de los hechos ya conocidos como “Ayotzinapa”, a secas, el futuro doctor en historia expone estos puntos de alguna manera ya rebasados por hechos más cercanos, pero útiles como base para una observación de cómo evolucionó la relación Iguala-Washington, al menos en su cronología.

“1.- A más de cuatro meses de los asesinatos y 43 desapariciones forzadas que tuvieron lugar el 26 de septiembre, Human Rights Watch, Centro Tlachinollan, Amnistía Internacional y Centro Prodh no han mencionado para nada a Estados Unidos en la investigación de lo que ocurrió ese día, a pesar de que por sus intereses económicos y de seguridad, el Tío Sam ha tenido presencia en Guerrero desde hace décadas (espió, por ejemplo, a Lucio Cabañas, egresado de Ayotzinapa, calificándolo de “terrorista”), y durante los últimos años en la región de Iguala por concentrarse ahí desde 2011 el mayor porcentaje de la heroína que llega a Norteamérica.

“Incluso, diez días antes de los asesinatos y desapariciones en Iguala, el Presidente Barack Obama informó al Congreso estadounidense que iba en aumento el consumo de heroína en Estados Unidos y que ésta provenía de México, lo que preocupaba seriamente a su gobierno.

“2.- A un mes de que fue revelada la participación del FBI en la investigación de los normalistas desaparecidos, y a meses de que la Casa Blanca, el Capitolio,  y la embajada norteamericana en México ofrecieron al gobierno del presidente Peña Nieto colaborar en el caso Iguala a fin de conocer qué pasó y hacer justicia, Human Rights Watch, Centro Tlachinollan, Amnistía Internacional y Centro Prodh no han demandado una reunión pública, abierta a medios de comunicación, con el embajador Anthony Wayne para que exponga qué sabe Washington y qué ha hecho sobre los asesinatos y desapariciones de Iguala. Aunque el embajador Wayne mintiera y ocultara información, habría comenzado el proceso de investigar a Estados Unidos y buscar que rinda cuentas.

“3.- A más de seis años de que entró en vigor la Iniciativa Mérida (IM), Human Rights Watch, Centro Tlachinollan, Amnistía Internacional y Centro Prodh no han denunciado a Washington como corresponsable de la violencia, corrupción e impunidad sin paralelo que ha engendrado la guerra estadounidense/mexicana contra el narco, el “terrorismo” y la migración indocumentada. Guerra que patrocina la IM y que ha dado lugar a desgracias como las de Iguala, Tlatlaya y San Fernando”.

SECUESTRO

Pero mientras son manzanas o peras, a la endémica violencia guerrerense se agrega un  nuevo elemento altamente preocupante: la denuncia de Juan Zúñiga Méndez, contratista del proyecto “Media Luna” de la empresa minera canadiense “Torex Gold”, quien en Chilpancingo ha expuesto el caso de un secuestro de entre diez y quince personas (en Nuevo Balsas y Real del Limón).

De acuerdo con  la información recientemente divulgada ya surge un nuevo grupo criminal: “La burra”.

Este caso, si se llega a confirmar de manera plena, asociado al extrañísimo asunto del crematorio de Llano Largo, en Acapulco, nos dejaría a todos bailando en un tacón: la violencia no necesita “Rojos” ni “Guerreros Unidos” ni cárteles asociados con la droga para florecer imparable. La violencia es ya una constante irremediable, al menos en el estado de Guerrero.

Con ese nombre, diría alguien, no podría ser menos …

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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