La inauguración propone impulsar la modernización del transporte, aunque persisten incertidumbres sobre su finalización y la capacidad de cumplir con las expectativas de los usuarios

Este sábado, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la inauguración de la segunda etapa del Tren Interurbano México-Toluca, conocido como «El Insurgente». Esta fase conecta la estación de Lerma, en el Estado de México, con Santa Fe, en la Ciudad de México, cubriendo 29 kilómetros. Aunque este es un avance en el proyecto, el tren aún no alcanza su destino final en la estación Observatorio, lo que deja la obra inconclusa al cierre del sexenio.

La inauguración contó con la presencia de figuras clave como Claudia Sheinbaum, presidenta electa, y la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez. A bordo del convoy, el presidente recorrió el trayecto desde Zinacantepec hasta Santa Fe, un viaje que duró 39 minutos. Esta extensión beneficiará a más de cinco millones de personas, quienes podrán reducir significativamente sus tiempos de traslado entre ambas entidades.

Sin embargo, el ambicioso proyecto no ha estado exento de dificultades. Iniciado en 2014 bajo la administración de Enrique Peña Nieto, la obra ha enfrentado numerosos obstáculos, desde modificaciones técnicas y problemas en el proyecto ejecutivo, hasta manifestaciones y protestas vecinales. Además, la pandemia de COVID-19 ocasionó retrasos significativos, dejando en evidencia las complicaciones de un proyecto que, en palabras que se quedan muy cortas del propio presidente, ha sido «complejo».

El costo de la obra ha sido otro punto crítico. Originalmente estimado en 36 mil millones de pesos, el presupuesto se ha disparado a más de 123 mil millones, un aumento significativo atribuido principalmente a las modificaciones no previstas y al incumplimiento de plazos por parte de las empresas contratadas.

A pesar de los avances, el tramo final hacia Observatorio, que incluye la estación Vasco de Quiroga, quedará pendiente para la próxima administración. Claudia Sheinbaum será la encargada de concluir este proyecto, que en teoría podría estar listo para finales de 2025. Sin embargo, la realidad es que los trabajos continúan y la inversión requerida sigue en aumento.

La complejidad del tramo final, que involucra la construcción de un centro estratégico de movilidad en Observatorio, ha generado malestar entre los vecinos de la zona.

A pesar de estas dificultades, el gobierno destaca los beneficios del Tren Interurbano, que reducirá los tiempos de traslado y ofrecerá una opción de transporte más económica que el autobús. Con la segunda etapa en operación, se espera que diariamente 235 mil usuarios utilicen este servicio, pagando entre 15 y 90 pesos por trayecto.

La inauguración de «El Insurgente» es un paso importante hacia la modernización del transporte en el Valle de México, pero también es un recordatorio de los retos que enfrenta la infraestructura en el país. Queda por ver si la próxima administración logrará concluir este proyecto y cumplir con las expectativas de millones de mexicanos que aún esperan un sistema de transporte eficiente y accesible.