Nos dice la historia acerca de Pirro, rey de Epiro: venció para lograr una victoria inútil.

Como se recuerda, Pirro combatía contra Publio Valerio (Asculum 279. a.c.), en una batalla tan sangrienta y prolongada, como para diezmar ambos ejércitos; el ganador (de Pirro) y el derrotado. Frente al desolado campo de batalla cubierto de cadáveres de hombres y caballos el célebre general digo una frase vigente hasta hoy, cuando se revisan los costos temporalmente exitosos, de una acción política o militar:

“Otra victoria como esta y tendré que volver a Epiro solo.”

Eso les ha ocurrido a los comisionados del instituto de la transparencia. La Corte les dio una oportunidad, la Corte puso en su lugar al Presidente AMLO; la Corte es una garantía de constitucionalidad, la Corte es el gran recurso de la democracia y los organismos autónomos constitucionales, sí, pero la Corte le ha dado el mejor de los escenarios posibles al presidente en su guerra contra el INAI.

Al ponerlo a funcionar plenamente sin tener el pleno, es decir, con sólo cuatro consejeros, se le entrega en bandeja de plata la frase de primera mano: ¿ya ven como si se puede ahorrar?

Y si quiere el presidente cambiare la estructura lo podrá hacer pero si no incursiona en terrenos de transformación, puede, con base en la eficacia suficiente de los cuatro actuantes, decir simplemente, por eso ahora se les puede bajar el presupuesto, ya son tres menos con insultantes sueldos millonarios (los tengan o no), en un país convocado a la austeridad, y entonces por un lado , por el otro o por los dos, tendrá municiones, al menos verbales (nunca le hacen falta), para proseguir con su destructiva labor en contra del instituto, cuya utilidad –según sus palabras–, es nula de toda nulidad.

–Nunca ha servido para nada, ha dicho en repetidas ocasiones.

Y así la Corte, en acatamiento de la lógica y la legalidad, le ha regalado el terreno al presidente cuyas intenciones terminan por cumplirse, ahora por el camino más largo, pero se cumplen. El Senado seguirá jugando al Tío Lolo y si los comisionados, por interpósita persona comienzan a presentar solicitudes de transparencia de los contratos militares, los haberes de los uniformados, la repentina riqueza de los generales y todo lo demás, entonces se van a quedar como están, hasta ver a alguno de ellos impedido por otro tipo de solicitudes: las de Pablo Gómez.

–¿Puede usted venir a la UIF, señor comisionado para explicar cómo hizo para comprar una cajetilla de cigarrillos o ganar cien pesos por encima de su nómina sin enterar al fisco?, por ejemplo.

DANTE

La defensa del presidente en torno sobre los procedimientos políticos del dueño del circo naranja, Dante Delgado, confirma lo dicho aquí tantas veces: el veracruzano simula un pleito de pareja mal avenida con Andrés Manuel, pero sigue siendo un fiel colaborador de López Obrador.

Su mayor colaboración es impedir la constitución de un bloque opositor pleno.

–¿Por qué? Porque no es un opositor. Es un cómplice.

Él ha hecho una rajadura en la cortina de la presa. Y por ahí se va una buena cantidad de agua. Recuerde usted el gordo favor del estado de México, al abatir la candidatura de Juan Zepeda.

Ahora, para darle peso a sus palabras y presentar una opción electoral sólida, por sí misma, sin vejigas natatorias, Dante se exhibe seguro de vencer a Morena. O por lo menos de superar en votos al Frente de los “partidos tradicionales”, como si el suyo no disfrutara de los beneficios de esa misma tradición, al menos en cuanto a la subvención del Estado.

Y para darle un tono heroico a sus palabras nos dice: si no supero al Frente, me retiro de la política.

¡Uy!, que miedo, dijeron los potenciales huerfanitos.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona