Indudablemente parte de los problemas de la ciudad de México, en su anárquica relación con los grupos sociales en violenta estridencia crónica (marcha o manifestación no de sus ideas sino de sus oportunidades de presión), se debe a la complicidad de algunas autoridades de la ciudad, especialmente las de la Asamblea Legislativa del DF.
A partir de los hechos del primero de diciembre pasado y la solución decidida por los legisladores locales en la ciudad de México, la violencia y el vandalismo pasaron a ser simples “travesuras”. Delitos menores, muy menores, asuntos de poca monta. Cosas del juzgado calificador o delitos con fianza pequeña.
Como todos sabemos la Asamblea Legislativa decidió disminuir la penalidad de los delitos cometidos en pandilla (una manifestación expresamente convocada para el motín es eso, simplemente), con lo cual han dificultado enormemente la tarea del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Simplemente no se les puede acusar de nada. Eso, entre otras cosas, ha dificultado la intervención de la fuerza pública en los recientes bloqueos del aeropuerto al Conscripto; el centro urbano y las sedes del Senado y el Palacio Legislativo.
Por eso hoy, ante el clamor social y la intervención de las Comisiones de Derechos Humanos en favor de la ciudadanía, resulta simplemente pasmoso el cinismo de Manuel Granados, quien de promotor de la impunidad ha pasado ahora a “redentor” de los capitalinos al exhortar a los integrantes de un membrete llamado Copecol –“Conferencia Permanente de Congresos Locales”– (hágame usted el refabrón cabor) para acordar un pronunciamiento común contra los excesos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Alguien hubiera dicho, “ta’ bien ser puerco, pero no tan trompudo”.
En lugar de proponer una legislación severa y sensata; Granados en su momento optó por la alcahuetería legislativa. Y ahora le juega al vivillo. Al menos eso dice “El universal”:
“Fuerte se movió el líder de la Asamblea Legislativa del DF, Manuel Granados, en una reunión de la Conferencia Permanente de Congresos Locales, Copecol, con el objetivo de sacar un pronunciamiento de sus compañeros legisladores del país para que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación “no afecte los derechos de los habitantes de la Cuidad de México” y las autoridades locales y federales velen por las garantías constitucionales de los capitalinos.
“El equipo de don Manuel, quien asumió la primer vicepresidencia de la Copecol, tomó nota del exhorto como un acto de apoyo a Miguel Ángel Mancera, nos comentan”. Pues con esos amigos…
Por otra parte el camelo ese de la Copecol es una total tomadura de pelo. Es algo tan fuera de orden como la misma Conago, (la Conferencia Nacional de Gobernadores), pero en chiquito. Tanto como para tener como presidente al diputado guerrerense Bernardo Ortega, quien en sus mejores momentos no es sino un franelero de Ángel Aguirre sobre cuyo desempeño como “desgobernador” no tiene caso explicar.
Lo más notable del Congreso guerrerense fue haberse ido a legislar a Acapulco cuando los maestros rebeldes les tomaron la ciudad. La triquiñuela devino en grave violencia, como todos recordamos.
La Tercera Asamblea Plenaria fue en días pasados en el bello puerto, y para no perder la costumbre del cálido sol, pues ahora programan para el año siguiente su cuarta pachanga en Cancún.
En esta ocasión los diputados locales de todo el país llegaron a un acuerdo muy importante: pedir más dinero.
Pero si usted quiere enterarse del nivel de estos legisladores, nada más le ofrezco un fragmento del discurso de bienvenida del ya dicho diputado Ortega, Presidente (nótese la amplitud de su título) de la Comisión de Gobierno del H. Congreso del estado Libre y Soberano de Guerrero:
“El proceso democrático implica libertad, esa libertad se encuentra en Guerrero porque en Guerrero existe democracia. El estado, cuna de la libertad, nuestro estado en el que han nacido libertadores que dieron pauta continental y mundial para el nacimiento y la apertura de la libertad…”
Ya no se debe seguir con esto. Seguramente sus retruécanos y su oratoria ramplona podrían impresionar a algún maestro de la CNTE o a los policías secuestrados en Tixtla por las fuerzas comunitarias, pero nada le dicen a quien tiene al menos dos dedos en la frente.
Pero a pesar de eso, lea usted la prensa local. Este es un bello monumento a la sumisión pedigüeña:
“El presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso de Guerrero, Bernardo Ortega, comentó (al comenzar las vacaciones pagadas por Angelito en “Aca”) que en la Plenaria se consolidará la Conferencia que aglutina a todos los Legislativos locales del país y reconoció el apoyo brindado por el gobernador del estado para dicho evento…” Dicho de otro modo Ángel, gracias por la lana para comprar el membrete.
“Para el Congreso del Estado de Guerrero, la organización de la Tercera Asamblea, implica incorporarse al debate nacional para el estudio de las reformas constitucionales como parte del Constituyente Permanente (¿para estudiar las reformas es necesario incorporarse al debate nacional o al revés o nada de eso?) y, eventualmente, generar las condiciones para impulsar iniciativas de reforma federales desde la perspectiva y la visión estatal (¿cómo en el DF?).
“Previo (¿no previamente?) a la reunión con el mandatario guerrerense, los representantes de la Copecol se reunieron con los integrantes de la Comisión de Gobierno en las instalaciones del Congreso local para afinar detalles de la Tercera Plenaria”.
Pedinches, pero afinaditos.