No se trata en estas líneas de repetir los inmortales versos de César Vallejo quien también nos dijo como el dolor crece en el mundo a cada rato, pero cuando uno lee las actuales circunstancias de la autocomplaciente “democracia” mexicana, cuyos frutos no han sido hasta ahora sino el despilfarro libertino, la rapiña y el robo vil, no puede sino sentir una íntima tristeza, ya no reaccionaria, como la de López Velarde, sino simplemente mexicana.

Vaya vergüenza ser mexicano en estos días.

Si los Estados Unidos se asoman (y corrigen poco a poco) a los abismos de su precipicio fiscal, aquí nada hacemos para remediar los males causados por el saqueo de las arcas estatales o municipales, cuyo inmanejable volumen nos puede llevar al sumidero.

Los nuevos gobernadores o los recién llegados alcaldes sacan de la fotocopiadora el discurso de sus antecesores quienes también en su momento denunciaron las magras condiciones financieras halladas a su arribo al poder.

¿Poder? Apenas una mínima capacidad limosnera para ver quién tapa, con munificencia federal, los boquetes del desgobierno anterior.

El viejísimo, pero cada vez más actual chistorete del edil cuya queja para su antecesor y compadre es, sólo me dejaste cinco pesos en la caja ante lo cual el otro responde, se le juro, compadrito, no los vi, resulta hoy tan vigente como las profundidades de este nuestro abismo nacional en materia de finanzas públicas. Al menos eso acaba de ocurrir, tal cual, en Tapachula.

Mucho vuelo le dio al Partido Acción Nacional al caso de Humberto Moreira en cuanto al endeudamiento coahuilense, pero no son menores los hechos recientemente denunciados. Vayamos nada más a Tabasco, Chiapas y Michoacán, en los estados y a Cuernavaca, Acapulco y Naucalpan en los municipios.

Arturo Núñez simplemente declaró la quiebra de Tabasco. Leámos:

“Arturo Núñez, gobernador de Tabasco, declaró que la deuda en que encontró al estado, asciende a más de 10 mil millones de pesos.

«Encontramos cero disponibilidad en bancos y cajas, por lo que Hacienda nos dará un anticipo para cubrir la primera quincena del mes y sacar lo más elemental del funcionamiento del gobierno de Tabasco (Milenio).»

Y tras señalar con índice en llamas al ausente químico Granier cuya escapatoria es evidencia de su mala conciencia y su cobardía, Núñez prometió cárcel para los saqueadores. No habrá tal. Quienes robaron vivirán impunes por el resto de sus días, tanto como las varias generaciones a las cuales aseguraron “ad vitam”. Vayamos de César Vallejo a María Félix: “lo cáido, cáido”.

¿Y en Chiapas? La misma cosa.

“Una nota informativa firmada por el periodista Heriberto Ortiz, publicada en la edición del “Cuarto Poder” de ayer, dio cuenta que a ocho días del nuevo Gobierno estatal, en las arcas del estado no habían más que 150 millones de pesos, cuando los nuevos administradores debieron haber encontrado entre mil 750 a mil 900 millones de pesos.

“Estos mil 900 pertenecen al cincuenta por ciento del último empréstito que obtuvo el anterior Gobierno y le fue autorizado, bajo ese esquema, en la primera semana de octubre pasado por la LXV Legislatura local. Pero la nueva administración se habría topado con el hecho de que la anterior -la que endeudó a Chiapas por más de 20 mil millones de pesos- se habría llevado hasta ese recurso.

“El economista Baltazar Mayo Mendoza (Cuarto poder) dice que si hoy hubiera que pagarse la deuda contratada hasta ahora, Chiapas tendría que declararse en quiebra y buscar la manera de obtener de la Federación algún formato de rescate financiero…”

En este caso tampoco Manuel Velasco le tocará un pelo a Juan Sabines. Hoy por mí, mañana por ti. Recordemos, entre otros ejemplos el de Miguel Alonso en Zacatecas. Mucho rollo y mucha condena contra Amalia García el día de la toma de posesión y ni una sola nuez entre tanto ruidarajo.

Son los usos y costumbres de la política mexicana.

En Michoacán la leña arde de la misma manera:

“Todo parece indicar que el hoyo financiero que dejó la anterior administración estatal de Leonel Godoy Rangel (38 mil millones de pesos) es «mucho más grande y mucho más grave de los que todos esperábamos», aseveró diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jaime Darío Oseguera Méndez (TR)”.

No importa bajo cuáles siglas de partido hayan llegado los alcaldes o los gobernadores. La rapiña ha sido la misma. Si en Estados Unidos el inicio de la corrección fiscal, para evadir la sima, ha sido un alza a los impuestos de los ricos, aquí sacaríamos todos los bueyes de todos los barrancos nada más con la requisa de los bienes mal habidos de toda la clase política.

Pero en lugar de eso se les premia, como es el caso de Manuel Martínez Garrigós quien tras hundir al municipio de Cuernavaca en la peor circunstancia de su historia (para pagar aguinaldos echaron mano de los haberes de la administración entrante, la cual ya llega sangrada), se exhibe en la impunidad de una diputación local y la presidencia del PRI en Morelos.

–¿Para eso volvieron al poder?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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