Jorge Gaviño, director del Metro en la administración de Miguel Ángel Mancera, es la bisagra en la tragedia de la L12, desplomada el 3 de mayo de 2012. Detectó los problemas de la llamada Línea Dorada y la clausuró, incluso con la idea de que iba a estar funcionando intermitentemente, periodos de servicio y periodos de mantenimiento a puerta cerrada. La entregó a la siguiente administración, la de Sheinbaum, con la que se alió recientemente y a la que ahora exhonera en redes sociales.
Gaviño, un político hábil de acuerdo a todos quienes le conocen, ha tomado ya partido entre la administración Ebrard, que construyó la línea de metro siniestrada, y la administración Sheinbaum, acostumbrada a eludir mantenimientos para hacer lo que presenta como ahorros.
Gaviño, la bisagra, ya volteó hacia Ebrard para poner en su tuit:
Pídele a
«@m_ebrard que te lo explique: eso no tiene nada que ver con la falta de pernos, soldaduras deficientes, pésimo diseño, mala construcción y falta de supervisión en una obra que debió durar 100 años y se cayó en 7 años de uso. Muestra de eso es que la otra mitad del tramo elevado de la Línea 12 está intacto. Los vicios ocultos no fueron materia del juicio, esos permanecieron ocultos hasta el colapso de 2021″.
De Sheinbaum, de la ausencia de responsabilidad al no ejecutar los mantenimientos que requería una línea con problemas serios, nada, absolutamente nada.
El 1 de junio, Gaviño anunció su incorporación al «proyecto» de Claudia Sheinbaum.