Por varias razones, casi todas de subdesarrollo atávico, los mexicanos (gobierno y ciudadanos; intelectuales y empresarios) vivimos siempre deslumbrados con los Estados Unidos. Sumisos y orgullosos de tal circunstancia, como si la imaginaria condición de sobrinos favoritos del Tío Sam fuera un real privilegio; felices ante sus mínimos guiños, ufanos de lograr su condescendencia, reconocimiento (aun en materia de legitimidad electoral) y auxilio financiero, vamos por la vida creyendo lo inexistente, presumiendo una importancia imposible por la anhelada ósmosis fronteriza.
Pero faltos de capacidad diplomática, talento desconocido para los cipayos de la cancillería cuyas mermadas habilidades gradualmente hemos ido aceptando como algo inevitable, caminamos la calle de la amargura tan lejos de Dios y tan cerca de la DEA. Por eso los momentos ancilares en política exterior de los gobiernos panistas, van del “comes y te vas” y la operación “Rápido y furioso”.
Los americanos cometieron el error de dejar al descubierto la citada operación por la cual se demuestra una vez más el ubicuo negocio de las armas, pero también el aprovechamiento de la guerra calderónica en el crecimiento de su mercado. A fin de cuentas todo es un asunto de negocios. Negocios son las drogas y también las armas; el tráfico de personas; la trata de blancas y todos el “corporativo fronterizo” con ganancias para ellos y cadáveres para nosotros, sin contar la descomposición social y la sumisión geopolítica.
Hoy ya se ha probado: EU le da armas al gobierno a través de la “Iniciativa Mérida” pero también a los delincuentes por medio de sus operaciones de supuesto “seguimiento” del contrabando. La guerra actual en México, ha completado el Tratado de Libre Comercio; ya incluye estupefacientes y explosivos, cartuchos pistolas y rifles.
En estas condiciones nos encontramos con otro pequeño detalle de nuestra ineptitud diplomática. El disimulo ante los agentes extranjeros sin control; armados o desarmados, es lo de menos.
Con motivo del asesinato de Jaime Zapata el presidente Calderón fue invitado a Washington (llamado, dicen otros) para discutir el asunto y su entorno. El gobierno gringo exigió por enésima ocasión licencia para armar a sus agentes en misión mexicana. Calderón les dijo, es cosa del Congreso, hay limitaciones legales; no Ejecutivas.
Pero la infidencia de John Dodson, agente de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, ante la CBS y el “Center of Public Integrity” (CPI), a quienes les reveló detalles sobre el operativo “Rápido y Furioso”, dejó ver lo obvio: no se puede ser un contrabandista de armas sin estar a su vez armado.
La citada operación fue presentada como una maniobra simulada de venta de armas a delincuentes (¿cómo los habrán conocido y contactado para hacer negocios con ellos?, eso no lo ha dicho Dodson).
Por medio del mecanismo “Rápido y furioso” entre octubre del 2009 y septiembre del 2010, estos simuladores (o competidores) metieron casi dos mil quinientas armas de diferentes características, pero entre ellas ninguna resortera. Incluso los fusiles de asalto en el asesinato de Zapata, pertenecían al “lote” del contrabando auspiciado por el gobierno estadunidense.
En este sentido nunca nos dijeron si pertenecían a lo vendido o al remanente de lo todavía no comercializado, pues la “estrategia” y justificación del ilegal asunto era “seguir” a los compradores. ¿No habían usado sus armas antes de este caso?, ¿los gringos sabían de sus actividades durante el año y meses desde la venta hasta la fecha?
Eso nunca lo vamos a saber como tampoco sabremos los ciudadanos cómo México ha permitido una doble autoridad en la guerra contra el crimen organizado. A fin de cuentas, y sobre todo a la luz de las revelaciones inducidas y divulgadas por “Wikileaks”, lo único cierto en todo esto es la existencia de un gobierno compartido: los gringos les dan órdenes a los mexicanos y los mexicanos les obedecen a los gringos. Eso se llama neocolonialismo. Y también vasallaje.
Ante esto la estatura de la cancillería mexicana disminuye. Como también se empequeñece la Procuraduría General de la República cuya subprocuradora Marisela Morales (es el ejemplo más reciente) a quien nadie le dijo de F&F, acaba de ser premiada por su valor en Estados Unidos.
Primero los desdeñan, pero después les regalan una corcholatita en el pecho por “los riesgos inusuales” de su trabajo. Nadie nos dijo si los riesgos de Marisela Morales (con escoltas, camionetas y autos blindados; opulento salario; ayudantes, bonos de riesgo y distancia de la línea de fuego) son los mismos de la otra Marisela (Escobedo) asesinada frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua.
Para ella no había bono ni protección. Ni medalla gringa.
COAHUILA
El Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Unidad Democrática Coahuilense, decidieron aliarse para enfrentar a Rubén Moreira por el gobierno de Coahuila.
Pero como las circunstancias son distintas de cómo se presentaron en Oaxaca o Sinaloa. Las encuestas de Berumen , el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) y Mitofsky, estos tres partidos no llegan ni al 20 por ciento de las preferencias de los coahuilenses. Según datos proporcionados por Mitofsky, el PAN (hasta febrero del 2011) llega al 11.7 por ciento y el PRD no sube ni al tres.