Por: Guillermina Gómora Ordóñez

A tres meses de que arranque formalmente el proceso electoral de 2018, los partidos políticos en México enfrentan una severa descomposición que los exhibe ante los ciudadanos y su militancia como clubes de Toby, organizaciones a modo y franquicias en busca del poder.

La democracia y el bien común, sólo son frases de discurso; lo suyo, lo suyo, es la intriga palaciega, las alianzas al mejor postor y los pactos para repartirse el botín. No les importa la gente y sus necesidades. Los ven y utilizan como parte de su parafernalia en tiempos de campaña, luego, al olvido.

Una triste realidad que nos cuesta miles de millones de pesos. Tan sólo este 2017 el Instituto Nacional Electoral (INE) les asignó a los nueve partidos políticos, reconocidos oficialmente a nivel nacional, más del 4 mil millones de pesos en prerrogativas que salen de nuestros impuestos.

Si se aplicará el sentido común, podríamos inferir que estos grupos nos la deben, sin embargo, en la práctica cotidiana resulta que es todo lo contrario y debemos agradecer que nos representen en el Congreso, en la Presidencia de la República, o en el algún otro nivel del gobierno.

Se arrogan el derecho y el título de representantes del pueblo, como si realmente gozaran del respaldo. Olvidan que el carro completo se acabó y que desde principios del siglo XXI, los ciudadanos han manifestado en las urnas su hartazgo e inconformidad por los malos resultados de nuestra partidocracia.

La lección más reciente de este fastidio, se observó el pasado 4 de junio, al registrarse una ínfima votación en los Estados de México, Coahuila y Nayarit, otorgando cuestionados triunfos a los candidatos participantes quienes arañaron un 33 por ciento de aprobación electoral, dejando insatisfechos a más del 70 por ciento de los ciudadanos que acudieron a las urnas.

Una frustración que seguramente harán sentir el próximo año, cuando acudan de nuevo (si quieren) a elegir al presidente de la República, 500 diputados federales, 128 senadores, gobernador de la Ciudad de México, 16 alcaldes capitalinos, 64 diputados locales, 8 gubernaturas y cientos de presidencias municipales y diputaciones estatales.

El partido en el poder (PRI) es el principal pagano del mal humor social, Ivonne Ortega, ex secretaria general del tricolor, ha revelado que durante los últimos 24 procesos electorales registrados entre 2012 y 2017 su partido perdió 4 millones 700 mil votos, porque la militancia del revolucionario institucional está “harta” de las viejas prácticas que imperan en la organización.

Política de cuotas y cuates; usos y costumbres que también se ejercen en otros institutos de izquierda, de derecha y dizque de avanzada progresista. Para muestra lo que pasa en el PAN, en el PRD y Morena.

Los azules, liderados por Ricardo Anaya, enfrentan una lucha tribal igual que los del PRD, con Alejandra Barrales en la dirigencia; los poderes facticos de cada organización, mueven sus piezas para no quedar fuera del reparto de cuotas rumbo al 2018. En Morena no hay pelea, el partido es el hombre: Andrés Manuel López Obrador y su evangelio “estás conmigo o contra mí”.

Las otras seis organizaciones son y serán “la morralla”: el Verde Ecologista, Nueva Alianza, Encuentro Social, Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, no cuentan con fuerza suficiente como para representar un riesgo para los cuatro mayoritarios.

Como se aprecia, nuestra partidocracia además de costosa está plagada de rémoras y eso se refleja en el ánimo ciudadano. De acuerdo con los resultados de la última Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP) del Instituto nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 80 por ciento de los jóvenes considera que los partidos políticos son hoy poco o nada útiles.

Dato alarmante, pues más del 50 por ciento del padrón electoral está conformado por jóvenes de 18 a 29 años. Ojalá que los dirigentes de las fuerzas políticas repararan en ésta y otras encuestas donde salen muy mal evaluados. ¿Acaso no les ha quedado claro que actualmente carecen de credibilidad porque, como instituciones públicas, han perdido definición e identidad diferenciada frente a la sociedad?

En el 2018, no está en riesgo la permanencia o ascenso de la franquicia política con el mayor número de votos, se juega la gobernabilidad del país, en una democracia de tercios a donde nos han llevado las mezquindades políticas de quienes dicen representar al pueblo.

Vericuentos 

Tacos de lengua en el INE

Los consejeros del Instituto Nacional Electoral, le dan muchas vueltas a las medidas que deberán aplicar para frenar la promoción de los dirigentes de los partidos, léase Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya. Habían comprometido el anuncio para el jueves 22 y nada. ¿Miedo o precaución? Usted decida en nuestra torcida democracia.

Los desafíos de Ivonne

Dicen en los pasillos tricolores de Buenavista, que no le harán el caldo gordo a su ex secretaria general, Ivonne Ortega, porque no representa nada y sólo quiere colgarse de la disidencia priista para llevar agua al molino de su aspiración a la candidatura presidencial. A ver si no les resulta contraproducente, mejor sería seguir el consejo de Tsun Tzu, “al enemigo a tiro”.

guillegomora@hotmail.com

@guillegomora

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta