Un grupo de derechos humanos que había colocado estos depósitos con garrafas con agua en las zonas más áridas del estado se sorprendieron al ver que alguien las retiró
Un grupo de derechos humanos que defiende la causa de los migrantes que cruzan desde México hacia Estados unidos en busca de una mejor calidad de vida y que huyen de la violencia en sus países se llevó tremenda sorpresa al no encontrar ya los tambos que en su interior contenían garrafas con agua potable, un estimado de 208 litros que dejan a manera de ayuda para los migrantes que llegan por el árido condado de Jim Hogg, en Texas, al no encontrar ya estos tambos de plástico que desaparecieron, por lo que hay sospechas de que fueron retirados por orden del gobernador, Greg Abbott o de grupos antiinmigrantes que a como dé lugar quieren expulsar a toda persona indocumentada.
Mientras una de las peores olas de calor registradas impacta en gran parte del sur de Estados Unidos este verano, las autoridades y activistas del sur de Texas se vieron envueltos en un misterio en esta árida región cerca de la frontera con México.
Los barriles de agua que un grupo de derechos humanos había colocado estratégicamente para los migrantes descarriados que viajaban a pie —y que en muchas ocasiones salvan vidas— habían desaparecido.
Por lo general, es difícil no verlos. Etiquetados con la palabra “AGUA” pintada en blanco, en letras mayúsculas y con una altura que alcanza la cintura, los tambos de color azules y con varias garrafas con agua potable se destacan contra la maleza y la hierba de color marrón secas por sol.
Las temperaturas en el verano pueden subir a 110 grados Fahrenheit (43,3 grados Celsius) en el escasamente poblado condado de Jim Hogg en Texas, con sus vastos e inhóspitos ranchos. Los migrantes, y a veces los traficantes de personas, toman una ruta a través de este condado para tratar de eludir un puesto de control de la Patrulla Fronteriza en una transitada carretera a 48 kilómetros al este. Situado a más de 96 kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México, a los migrantes les puede tomar varios días caminar hasta el pueblo, después de que han pasado semanas cruzando montañas y desiertos y evitando la violencia de los cárteles.