“La situación de pobreza y pobreza extrema pasó de un 50.3% en 2020 a un 52.6 punto, acentuado más en familias indígenas”, coincidieron especialistas en política social

Carencias para el sano desarrollo de los niños y niñas en México como falta de alimentación justa, no tener acceso a servicios de salud, seguridad, educación y vivienda, son resultado de la ausencia de apoyo de los tres órdenes de gobierno, principalmente del Gobierno Federal, que no ha cumplido con el apoyo a los menores de 5 años, lo que mantiene a este sector de la población en situaciones de pobreza y pobreza extrema, coincidieron especialistas en desarrollo social.

En el marco del foro «Retos y Estrategias para combatir la pobreza desde la primera infancia» que fue convocado por Early Institute y con apoyo de datos estadísticos del Sistema de Indicadores de Primera Infancia (SIPI), expertas de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del Pacto por la Primera Infancia subrayaron varias recomendaciones para asegurar un mejor futuro para niñas y niños menores de 5 años que actualmente enfrentan este abandono.

“El impacto de que niñas y niños vivan en condiciones precarias con las carencia de lo más básico como alimentación, salud, seguridad, educación y vivienda son generadores de un efecto dominó acumulativo, lo que con el tiempo repercutirá en su desempeño escolar, en su trabajo, en su salario y en su salud a largo plazo, destacó Renata Díaz Barreiro Castro, Investigadora de Early Institute y Coordinadora del SIPI.

La especialista insistió en que en el caso de la “extrema en niñas y niños de cero a 5 años es un factor determinante para el desarrollo estos pequeños al llegar a la adultez, por lo que es prioritario que existan políticas públicas y acciones concretas con perspectiva de niñez para evitar que la pobreza se herede de manera intergeneracional como hasta ahora”.

AUMENTA POBREZA

En el mismo tenor se pronunció Alida Marcela Gutiérrez Landeros, especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana y subdirectora de medición de la pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que al presentar cifras de 2020 señaló que aún con los efectos que ha dejado la pandemia de la Covid-19, “la situación de pobreza pasó de un 50.3 por ciento en niñas, niños y adolescentes a un 52.6 punto, señalando que la proporción de pobreza es mayor en la primera infancia y se acentúa aún más en las niñas y niños que pertenecen a familias indígenas”.

La subdirectora del Coneval resaltó que “lo primero que se deba hacer es garantizar y asegurar que niñas y niños de 5 años tengan una alimentación adecuada para después resolver otros indicadores que miden la pobreza extrema como acceso a servicios médicos y educativos”. Asimismo, apuntó que “es indudable que la pobreza extrema genera efectos irreversibles a lo largo de la vida, en aspectos sociales y económicos que ponen en riesgo el futuro de la niñez de generación en generación”.

En lo que respecta a los estados del país en donde es más notoria la falta de apoyo de programas sociales para atender a niños menores de 5 años y donde hay un mayor índice de pobreza en primera infancia, estos casos se concentra en entidades del sur del país como Puebla, Chiapas y Guerrero, mientras que en estados del norte están los porcentajes más bajos de esta medición”.

En ese sentido, propuso que se extienda el establecimiento de comedores comunitarios y que las transferencias monetarias que hasta ahora reciben algunos sectores de la probación se acompañen con pláticas de nutrición, porque el mayor desafío para resolver la pobreza en primera infancia es que haya suficiente ingreso y acceso a servicios básicos para un desarrollo integral.

ABANDONO

Por su parte, Cecilia Berlanga Alessio Robles, docente en Política Social del ITAM y Oficial de Política Social en Unicef, coincidió sobre la ausencia de políticas públicas y programas sociales que tienen en situaciones de pobreza y pobreza extrema a miles de niños y niñas menores de 5 años en México, y refirió que “al 2020, un 74.5 por ciento de niñas y niños tenían al menos una carencia, siendo la más recurrente la falta de acceso a la seguridad social, es decir, cuando las madres, padres o tutores no cuentan con prestaciones sociales de ley por estar fuera del mercado laboral o por tener un empleo informal”.

Asimismo, destacó que “la falta de un empleo formal vuelve imposible que las madres, padres o tutores proporcionen a niñas, niños y adolescentes apoyos y estímulos para que tengan un desarrollo temprano de sus habilidades y destrezas, situación que impide un desarrollo adecuada”.