En un país dividido, que se va a las mitades entre un odio frenético y un amor ciego por un líder populista y peculiar como Andrés Manuel López Obrador, algunos síntomas de lo que se viene están en impreso, en viejas tradiciones que han encontrado un nicho (y mercado, claro) para decir esto que, a todas luces es una imbecilidad:

Porsupuesto no es así, ni para este diario. Si lo fuera, estaríamos peor de lo que pensamos, ¿de verdad ya ni llegamos a leer lo mismo ni a encontrarnos si quiera en la red?