Por muchas razones estos han sido los días más oscuros en la noche de la violencia reciente por la cual transita México. Explicar en esta afirmación lo innecesario de un recuento de centenas de cadáveres como hacemos hebdomadariamente, y aludir a una muerte en Tamaulipas, no hace sino acusar la gravedad del diagnóstico.
Una muerte más entre los miles de difuntos, pero de alto significado político es bastante para llevar el problema a un pleito político preelectoral al parecer insuperable.
No se sabe dónde están los signos favorables o si al menos estos signos existen en alguna parte. Todo –y lo habíamos dicho en anteriores entregas– nos impulsa al encono, la discordia y el enojo, así el Presidente de la República, sin más recursos a la mano, repita y repita sin cesar la tonada de la unificación, la coparticipación y el reencuentro, sin ver de parte de sus operadores políticos, especialmente en el Partido Acción nacional, actitudes de correspondencia o al menos de apego al “fair play”, como dicen los cánones de la democracia y hasta los de la FIFA.
Al menos ese es el reclamo de Beatriz Paredes (sin aludir a la federación de futbol) quien públicamente ha roto la “carta de intención” sobre la cual convivieron más o menos en calma panistas y priistas desde la accidentada toma de posesión del actual presidente cuyos agobios le dejan tiempo para impulsar a su favorito en la carrera presidencial, Ernesto Cordero, quien recorre infatigable los micrófonos de las estaciones de radio con la buena nueva de una simplificación fiscal cuyo contenido bien pudo haberse anunciado desde la culminación de aquel célebre concurso por el trámite más inútil del gobierno federal.
Todo esto me recuerda unas palabras publicadas por el semanario “Paris-Match” en España poco antes del “Tejerazo”, como se llamó al frustrado “golpe de Estado” contra Adolfo Suárez. Lo cita Javier Cercas en su obra “Crónica de un instante”. Los paréntesis no hacen sino explicar dónde se advierten similitudes entre aquella España y este México.
«La salud de la economía es mala, la descentralización del Estado (los poderes de los gobernadores contra el poder central), esta desarbolando al Estado; y exasperando a los militares (como la guerra actual), Suárez (Calderón) se muestra incapaz de gobernar mientras su partido se disgrega y la oposición trabaja a conciencia para terminar de hundirla, el encanto inaugural de la democracia parece haberse desvanecido en pocos años y en la calle se palpa una mezcla de inseguridad, pesimismo y miedo; además está el terrorismo, sobre todo el terrorismo de ETA (aquí pongamos «Z») que alcanza dimensiones desconocidas hasta entonces (el asesinato de Torre, por ejemplo; los 27 mil muertos) mientras se ceba con la Guardia Civil y el Ejército (la emboscada de Michoacán). El panorama es alarmante y empieza a hablarse de arbitrar soluciones de emergencia…»
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La muerte de Rodolfo Torre, candidato del Partido Revolucionario Institucional y seguro ganador al gobierno del estado de Tamaulipas, donde la violencia no es asunto nuevo ni mucho menos en vías de solución a pesar del compromiso de Eugenio Hernández, el saliente mandatario, generó todo tipo de condenas en todos los sectores nacionales y una nueva convocatoria presidencial a la unidad; condición social siempre anhelada y nunca lograda por lo visto.
Irrumpió el presidente Felipe Calderón en las pantallas de la televisión y las bocinas de la radio y a través de los medios masivos nos dio a conocer dos mensajes “gemelos” llenos los dos de conmovidas convocatoria a la adhesión nacional en torno de una idea: la derrota de la delincuencia.
“Como he subrayado, hoy el crimen organizado representa la mayor amenaza para la seguridad, la libertad y la tranquilidad de los mexicanos; es un enemigo que no conoce límites, que lastima profundamente a toda la sociedad por igual, que atenta contra la paz, contra nuestra seguridad y contra nuestras instituciones.
“Por ello, la lucha por la seguridad, la justicia y en contra del crimen, debe ser una lucha que esté por encima de partidos y diferencias políticas. Es una lucha de todos. Porque es de todos el interés de que no se apoderen de nuestra sociedad y de nuestras instituciones, intereses tan aviesos.
“Es una lucha de todos y en particular de quienes tenemos una representación ante los ciudadanos en cualquier nivel de Gobierno y en cualquier poder.
“Hoy hemos comprobado que el crimen organizado es una amenaza permanente y que debemos cerrar filas para enfrentarlo y evitar que se repitan acciones como el cobarde asesinato que este día ha conmovido al país.
“La lucha por la seguridad exige corresponsabilidad y participación decidida de todos los órdenes de Gobierno, de los tres Poderes de la Unión y de la sociedad en su conjunto”.
Sin embargo no todos creen en ese mensaje. Al menos no cuando se pronuncia en un ambiente político crispado por la divulgación y festejo de mensajes contrarios al Partido Revolucionario Institucional obtenidos el espionaje en un ambiente de “guerra sucia”.
Por eso Beatriz Paredes, hecha una furia y empujada a la arena por los gobernadores priistas, decide romper (quien sabe por cuánto tiempo) con el gobierno panista.
“En el Estado democrático, actuar con responsabilidad y civilidad política, supone desechar la guerra sucia como método, implica no alentar la polarización, significa propiciar la confianza y colaboración entre los tres órdenes de gobierno…
“…Instituciones democráticas debilitadas, y política envilecida, es caldo propicio para que la delincuencia pretenda enseñorearse.
“El priísmo tiene muchos agravios, y ha sido nuestra responsabilidad con México y nuestra preocupación para encontrar, junto con la sociedad mexicana, las soluciones que requiere la gente, que demanda empleo, ingreso y seguridad, lo que nos ha llevado a no responder a provocaciones y a colocar el interés superior del país como vector fundamental de nuestra acción política.
“Siempre hemos estado dispuestos a dialogar, pero con liderazgos legítimos y no fruto del oportunismo, que bregan en la borrasca de aguas tormentosas para ver si recomponen sus posicionamientos, cuando ha sido precisamente, la irresponsabilidad y el cortoplacismo, el querer ganar a cualquier costo, lo que ha enturbiado el debate y envilecido a la política.
“Nuevamente se le pide al PRI civilidad, cuando fue la responsabilidad democrática del PRI la que le dio vigencia a este régimen, cuando los legisladores de nuestro Partido hicieron el quórum para que se rindiera protesta…
“…Con seriedad y visión de Estado, afirmé en repetidas ocasiones, que en el PRI no queríamos someter a debate la estrategia de Seguridad Nacional, señalaba, y lo reitero, que comprendía que era un asunto de tal relevancia y delicadeza, que los mexicanos debíamos encontrarnos unidos para enfrentar al crimen organizado… ”
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Pero hay otros problemas en el país.
El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont acuciado por el malestar generado en el Ejército por una recomendación en torno de los hechos donde murieron los niños Almanza en Tamaulipas, también en Tamaulipas, embiste como un San Mateo contra los defensores de los Derechos Humanos.
Y lo hace en una reunión en la cual se condena la tortura como método y en presencia del “Ombusdan” Nacional Raúl Plascencia.
Desafortunada manera de referirse a los defensores populares a quienes les aplica la puya de “tontos útiles” (o sea colaboracionistas involuntarios). Ante esto los presidentes de las comisiones nacionales expresan enérgicamente su desacuerdo y empujan a Fernando Gómez Mont a intentar una rectificación.
“Por unanimidad, los 33 ombudsman del país manifestaron ayer (Medios México) “su absoluto rechazo e indignación” al discurso que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, pronunció el pasado viernes, en el que hizo un llamado a las comisiones de derechos humanos a no ser “tontos útiles” de la delincuencia y de quienes desean ver debilitado al Estado mexicano.
“Los presidentes de las comisiones Nacional y estatales de Derechos Humanos le exigieron a Gómez Mont respetar el trabajo que realizan los organismos públicos de defensa de las garantías.
El pronunciamiento, a nombre de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos, lo signan los 32 titulares de las comisiones estatales y el presidente de la nacional, y en él subrayan:
“En un Estado democrático, quien deslegitima y debilita la acción de la autoridad es la autoridad misma, cuando, con el pretexto de brindar seguridad pública, actúa al margen de los ordenamientos jurídicos vigentes y de los compromisos asumidos en el contexto internacional en defensa de los derechos humanos.”
“Sostienen que en las instituciones del Estado “no debe existir polémica sobre el tema de los derechos humanos, porque éstos son universales e indisolubles. El discurso debe ser único, firme, claro y contundente; de lo contrario, se corre el riesgo de confundir y generar malinterpretaciones en los servidores públicos que tienen el contacto directo con la población”.
“El secretario de Gobernación. “Al desacreditarnos, pone en riesgo la salud de la República y la integridad de nuestro sistema democrático”, que, como él mismo lo dijo, ‘tiene que partir del respeto a los derechos fundamentales, que son la base de la legitimación política e histórica del Estado”.
Un día después y tras haber recibido una carta del Ombudsman Nacional, el secretario de Gobernación ensayó una respuesta cuya parte medular dice:
“…Como lo señalé en dicho discurso (el de los tontos útiles*) , soy parte de una generación que durante más de treinta años ha participado en la construcción de instituciones que promueven y fortalecen el respeto de los derechos fundamentales, la cultura de la legalidad y el avance democrático del país.
“Que en ese contexto, he participado en la creación del sistema nacional de protección de los Derechos Humanos, de la transformación del Poder Judicial Federal y del sistema electoral mexicano. Que lo he hecho convencido que la legitimidad democrática del régimen debe sustentarse, entre otros, en estos pilares…
“He leído con cuidado el texto del mensaje cuya versión estenográfica te anexo. En él, no encuentro haber inferido ofensa ni a la Comisión Nacional, ni a las Estatales de Derechos Humanos. Sin perjuicio de lo anterior, reconozco que la expresión de «tontos útiles», referida en dicho discurso, ha sido utilizada en el pasado por izquierdas y derechas con un tufo autoritario. Nada más lejos de mi formación y de las prácticas y principios a los que he sometido mi vida”.
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En fin, la palabra tonto no quiere ofender. La expresión “tonto útil”, tampoco.
Concluye FGM:
“Te pido –le dice en una carta a RPV–, que aparte de esta contextualización, me hagas las precisiones que tú estimas ofensivas para valorar si éstas merecen una disculpa o rectificación de mi parte. Me temo que no es a mí a quien debes reclamarle, sino a quienes han hecho interpretaciones de lo que yo dije frente a ti”.
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Como de costumbre la culpa es de los medios… y de la otra treintena de defensores de los derechos humanos en el país.
Esta actitud es como la de Joseph Blatter ante los errores de la FIFA. Los árbitros se equivocan y por ello pedimos disculpas pero dejaremos las cosas como están para que se sigan equivocando.
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Se puede analizar de la manera más conveniente para cada quien, pero la Suprema Corte de Justicia ha sentado un grave precedente para la gobernabilidad: ha consagrado el valor jurídico de los fines por encima de los medios, legales o ilegales.
Cuando se dice desde el más alto tribunal: se quiso criminalizar la protesta social cuando se juzgaba a quienes secuestraron funcionarios, los amenazaron y los aislaron durante horas y no cometer un secuestro, entonces se oficializa el valor de la disidencia violenta, se legalizan el motín y la sonda y se deja inermes a los cuerpos de seguridad.
Es el mismo lenguaje absurdo de la Corte, se violaron Derechos Fundamentales en la guardería ABC, pero no hay responsables de haberlo hecho.
NI el mismo “Tres patines” argumentaba así.