Van y vienen los peritajes; viajan los fragmentos inadmisibles como evidencia en cualquier otra parte hasta los laboratorios de Austria donde una astilla de luz nos podría revelar la identidad de un astro perdido en el cosmos, y a pesar del hallazgo certificado entre la ceniza muda, y la correspondencia con uno de los desparecidos, los peritajes profesionales (de los profesionales en peritajes), simplemente niegan y reniegan y piden más tiempo para insistir, de seguro en la tesis previa para cuya consagración no fueron necesarios los ojos expertos ni las instituciones internacionales.
Todo es una mentira.
No existe (como dijo Jesús Murillo Karam cuando se atrevió a navegar contra la corriente y pereció burocráticamente como un salmón varado en las piedras río arriba o un ballenato extraviado en la playa) la cantada verdad histórica, pues quien escriba la historia lo hará desde las organizaciones defensoras de Derechos Humanos (de seguro nadie de la PGR ni del gobierno mexicano) e insistirá en desvirtuar la “mentira histórica”.
No importa si los “expertos” de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (OEA) se pasan otros seis meses en México, no tiene sentido la enésima reconstrucción de los hechos. La verdad conveniente, la condena inamovible ya están dichas y planteadas. Nada los moverá de sus reales, nadie aceptará otra versión de los hechos y solo servirán las futuras indagaciones, los pedimentos para prolongar lo ya hecho una y otra vez, sino para mantener vigente el tema y por consecuencia sus derivaciones de aprovechamiento político. Las del exterior y las internas.
–¿Y ahora?
Vuelta al principio. Pero de los 43 ni sus luces ni siquiera los rescoldos aprovechables para probar una cosa o desmentirla del todo. Pero ya hay reacciones.
“El presidente de México, Enrique Peña Nieto (Quadratín), dio instrucciones a su gabinete a tomar en cuenta los resultados de los expertos, luego de conocer el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el caso Iguala.
“He dado indicaciones para que las investigaciones de los trágicos sucesos de Iguala tomen en cuenta los elementos aportados por el GIEI”, escribió el mandatario la tarde de este domingo en su cuenta de Twitter. Peña Nieto ordenó también a las dependencias del Gobierno de la República para que analicen cada una de las recomendaciones presentadas este domingo por el grupo de expertos sobre la desaparición de 43 normalistas la noche del 26 de septiembre del año pasado.
“Agradeció el trabajo del GIEI y el apoyo de la CIDH en a investigación de los hechos”.
Ese tono dista mucho de este otro, por ejemplo:
“ (AN) La continuación (del trabajo, es de suponerse) del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta que se esclarezca el paradero de los 43 normalistas, así como una reunión con el titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, para que se comprometa a cumplir a cabalidad las recomendaciones del grupo, son las dos peticiones principales que hicieron padres y madres de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, después de conocer el informe de los expertos presentado este domingo…
“…El refrendo indefinido del mandato (¿mandato?, ¿a quién mandan?) de los expertos se haría con base en la cláusula 10 del acuerdo de asistencia técnica. Los familiares señalaron que, ante las revelaciones del GIEI, solamente de esta forma tendrán garantías de que el Estado no vuelva a fabricar o desviar la investigación sobre el paradero de sus hijos.
“Hay decisiones de Estado que se deben tomar para asegurar que la investigación sea independiente, imparcial y autónoma”, resaltó Mario Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
“El informe de los expertos tras seis meses de investigación señaló inconsistencias en la investigación y consideró que la verdad histórica de la Procuraduría General de la República -decir que los normalistas habían sido incinerados en el basurero de Cocula- es científicamente imposible”.
Todo es tan distinto como el nombre mismo de los hechos investigados. Mientras para el gobierno federal se trata del “Caso Iguala”, para los promotores de la otra versión se trata del tema Ayotzinapa, palabra en cuya sonoridad se encierra ya una fuerte carga política.
Para un inglés, son las Islas Falkland; para un argentino, Las Malvinas…