En un discurso directo e improvisado, con tono afable y cordial, el rector de la UNAM, José Narro, hizo una inteligente defensa no del concepto de diversidad y pluralidad, sino de cómo se debe ejercer ese derecho en los asuntos generales.
Fascinante entre las expresiones de la palabra el discurso político. Tanto como para llenar con algunos de ellos grandes antologías de Cicerón a nuestros días, solo por mencionar al autor de las célebres Catilinarias o mensajes a Catilina. Dicen a veces gansadas los políticos. En otras conmueven por su erudición o su emoción. Y en estos días, por razones diversas y en escenarios distintos, varias palabras públicas han llamado la atención de esta columna.
En un discurso directo e improvisado, con tono afable y cordial, el rector de la UNAM, José Narro, hizo una inteligente defensa no del concepto de diversidad y pluralidad, sino de cómo se debe ejercer ese derecho en los asuntos generales. Lo hizo con motivo de un convenio firmado con la Sedesol, y de paso le dio un amplio respaldo ético a la secretaria Rosario Robles. Dijo:
“La Universidad la conoce muy bien Rosario, perdón por no volver a decirle “señora Secretaria”, porque Rosario es una amiga de muchos años, una amiga con la que voy a apoyar mi argumento que sigue, y son 17 argumentos en esta intervención, voy en el dos: el argumento de la diferencia, el argumento de la pluralidad.
“Hace algunos años, ya casi 30, nos sentábamos en mesas a valorar diferencias, a escuchar argumentos distintos, a escuchar y a comprender lo que desde un lado de la mesa se sostenía o desde el otro se debatía o rebatía. Lo que yo aprendí en aquellos ejercicios fue que eso, esas diferencias, esa pluralidad, eran parte de la fortaleza de la Universidad Nacional”.
“Y aprendí que así como hay posibilidades de convivir y construir en la diferencia, también la hay de hacerlo en la coincidencia, y que requerimos de esos dos elementos: el que lo hace distinto a uno y lo que tiene uno de común con el otro, para hacernos entonces nosotros de verdad”.
“Y yo tengo que decir que en esta institución cultivamos, y muchos de nosotros respetamos, esa pluralidad… porque esta institución tiene la responsabilidad y la obligación de hablar con todos los sectores, porque esta Universidad no es de un grupo; esta Universidad no es para un sector; ésta no es una institución que reciba por clase, por religión, por militancia ideológica o partidista, sólo a los hijos de familias que tienen esa pertenencia…”.
El otro discurso fue el del gobernador de California, Edmund Brown, quien durante la visita del presidente Enrique Peña a California, donde los temas de migración fueron punto central de la agenda, se adhirió a la tradición bíblica americana y en relación con los crueles viajes de menores solitarios en busca de la frontera y el paso a la tierra soñada donde a veces los esperan sus padres y otras ocasiones la explotación o la muerte, dijo como si le hablara a la Bella América:
“Dejad que los niños se acerquen a mí”.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com