La crisis actual (si así se le puede llamar) no es sino consecuencia de lo previsible de una estructura hija del capricho y la oportunidad política de quienes vieron en la posibilidad centralizadora el futuro de la democracia electoral.

En la fábrica nacional de pelotas de engrudo, indudablemente el Instituto Nacional Electoral tiene un lugar destacadísimo.

Hoy, cuando se habla de bloques o bloqueos en la integración de los órganos locales cuya formación distorsiona el supuesto sentido democrático de una reforma al parecer poco espiritual y de largo espirituosa, nos damos cuenta de cómo lo inevitable no se puede esquivar: la reforma estuvo planteada para darles a los partidos —quizá sin proponérselo deliberadamente— la posibilidad de pervertir los principios de imparcialidad y certeza de los procesos electorales en lo general.

Algunos analistas especializados en cuestiones electorales, como Jorge Alcocer, lo han señalado de esta descarnada manera:

“…Las lecciones que entregan las horas de monólogos sucesivos que ayer tuvieron lugar en la herradura del INE son múltiples, por ejemplo:

“Mal reglamento de sesiones del Consejo General, es una camisa de fuerza que impide el debate; mala regulación de las relaciones entre los consejeros, la presidencia del Consejo, las comisiones y los partidos; pésima operación política de los consejeros (todos) con los partidos; carencia de una política de comunicación social; mandar boletines de prensa es verse en el espejo.

“Que los consejeros del INE estarán vigilantes a lo que hagan y decidan los por ellos electos para los institutos locales suena a indebida e ilegal injerencia en los estados y en el DF. Los OPLES también son autónomos; no hay norma legal que diga que los once del INE son jefes de los siete de cada instituto local. Cambió el elector, no la condición legal de los electos”.

Si la tesis fundamental de la transformación del Instituto Federal en un Instituto Nacional era, entre otras cosas, desvincular el trabajo de los “institutitos” estatales de la influencia de los gobiernos locales, la constitución de los OPLES ha echado en brazos de los partidos y sus cuotas la integración de los mismos, en abierto deterioro de los principios de objetividad y legalidad.

La crisis actual (si así se le puede llamar) no es sino consecuencia de lo previsible de una estructura hija del capricho y la oportunidad política de quienes vieron en la posibilidad centralizadora el futuro de la democracia electoral. Y eso a pesar de tantas advertencias en contra. Pero la suerte ya está echada.

ADVERTENCIA

No se sabe si se trató de un advertencia o un ensayo para asuntos mayores, pero los hechos publicados en víspera de la conmemoración del 2 de octubre son altamente preocupantes y a querer o no, ominosos.

“ (Quadratín).—Un vehículo de vigilancia de Ciudad Universitaria —marcado con el número 17—, otro particular modelo Platina y una motocicleta fueron incendiados, tras dos explosiones registradas la noche de este martes en la entrada principal de CU, sobre avenida Universidad. De acuerdo con testigos en el lugar, alrededor de las 20:15 horas se escucharon las explosiones cerca de los accesos de las oficinas de vigilancia de la Institución educativa”.

CAOS

Una vez más, ahora con motivo de la renuncia de Yoloxóchitl Bustamante y su casi inmediato desmentido, presenciamos la capacidad de confusión de las “redes sociales”.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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