Como si se tratara de un viaje por el túnel del tiempo, con la incómoda ingestión de sus palabras de años y años, el Presidente electo, a quien sin faltarle al respeto aún podemos llamar sólo con su eufónico nombre compuesto, Andrés Manuel, ha tenido una cita con la insobornable realidad.

Hoy, tras esa entrevista con las reales circunstancias (no las de la tribuna fogosa, sino las de la verdad imperante), ha dicho con una especie de sensata resignación ante el reconocimiento de las circunstancias: las fuerzas armadas se quedan en las labores imposibles para las podridas o inexistentes policías del país.

Obviamente esa definición, expresada tras entrevistarse con los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos y Vidal Soberón, de la Marina Armada, no pudo darse sino tras el conocimiento de las reales condiciones de la violencia y la fuerza de la delincuencia organizada en México.

Y ante esos datos y esa objetividad, sólo fue posible hablar así:

“…Quiero ser lo más sincero: si no contamos con el apoyo del ejército y de la marina, no podríamos enfrentar el problema de inseguridad. En las circunstancias actuales no hay alternativa”, lamentó.

“De las razones, López Obrador confió en que sería una irresponsabilidad de su parte” retirar a marinos y militares de las calles, pues dejaría en “estado de indefensión” a los mexicanos, porque la Policía Federal “no está preparada para sustituirlos” en sus tareas.

“Siendo realistas, no se ha podido consolidar a la Policía Federal, no se avanzó. No quiero hacer cuestionamientos, pero sí tengo que informar con objetividad”, dijo…

“…Ante la sorpresa de su planteamiento, el Presidente electo matizó que su gobierno buscará una salida gradual de estas dos fuerzas, pero reconoció que será un proceso para mediano y largo plazo y que se concretará una vez que se cuente con una guardia nacional“capaz de garantizar la paz y tranquilidad del país”.

“De hecho, añadió que más adelante podría buscarse un cambio en el marco jurídico, una vez que se tengan resultados, pero no profundizó en el tema.

“Necesitamos resolver el problema con lo que más convenga. No se va a hacer ningún cambio en la ley de seguridad pública actual, en tanto no se tengan resultados. Vamos primero a operar con el marco legal actual”, aseguró”.

Aquí hay un matiz interesante porque hay una ley de Seguridad Interior ya promulgada, contra la cual se han manifestado todos los seguidores de Morena y cuyo texto está sometido al escrutinio constitucional de la Suprema Corte de Justicia, tanto como para haber sido virtualmente congelada por el Presidente Enrique Peña quien no ha querido aplicarla en lo relativo a una declaratoria de intervención.

“Sabemos —prosigue la información—, que es un desafío gobernar al país en las circunstancias actuales, pero estamos convencidos de que si hay una verdadera (¿?) administración, vamos a entregar buenas cuentas”, añadió.

“Por otra parte, Andrés Manuel López Obrador refirió que las reuniones que esta semana tuvo con los secretarios de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz, y Defensa nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, fueron para conocer de primera fuente un diagnóstico del problema de inseguridad, así como las propuestas de éstos para enfrentarlo. Sin embargo, evitó mencionar el contenido de fichas propuestas.

Esta columna ha querido citar textualmente la información de la revista Proceso, por los conocidos nexos del consejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer ­Ibarra con la publicación fundada por su padre, la cual forma parte de su herencia y área de su influencia y el estado judicial de la Ley de Seguridad Interior, materia de su empleo en el nuevo gobierno, tema sobre el cual se desconoce su posición actual.

Por eso es interesante el planteamiento del semanario (o de su agencia CISA); cuando dice:

“…Ante la sorpresa de su planteamiento, el presidente electo matizó que su gobierno buscará una salida gradual de estas dos fuerzas, pero reconoció que será un proceso para mediano y largo plazo y que se concretará una vez que se cuente con una guardia nacional…”

Aquí es notable esta muestra de incongruencia, porque el político Alfonso Durazo, seleccionado para la re­surrección de la Secretaría de Seguridad Pública, dio por terminado el famoso proyecto de la Guardia Nacional.

Así lo dijo:

“…Alfonso Durazo, futuro Secretario de Seguridad Pública, anunció que no se creará la Guardia Nacional, como había sido planteado en el Proyecto de Nación 2018-2024 de Andrés Manuel López Obrador.

“Entrevistado antes de participar en la reunión de la próxima bancada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Senado con el Presidente electo López Obrador, el también legislador electo informó que no se propondrán reformas al Congreso para dar vida a esa nueva corporación.

“Durazo explicó que, luego de evaluar el planteamiento, se determinó que los esfuerzos de la nueva Administración se centrarán en mejorar la coordinación entre las corporaciones policiacas y elementos de las Fuerzas Armadas que hoy combaten al crimen”.

En esas condiciones, y si ya tenemos listo el viaje por el tiempo, pues vayamos por él a los años iniciales de esta política de seguridad interior inaugurada por Felipe Calderón:

“…Un Gobierno que actúa necesita organizar todos los recursos a su alcance, todos los recursos disponibles para hacer frente a la criminalidad y restablecer condiciones mínimas de orden y autoridad.

“Para cumplir con este deber fundamental de garantizar la seguridad nacional y, a la vez, la seguridad pública de los ciudadanos; es indispensable fortalecer, y cuanto antes, las labores de la Policía Federal Preventiva para que cumplan su tarea con efectividad.

“Esta corporación requiere urgentemente un mayor número de elementos con más y mejor capacitación y con un firme compromiso de servir a México.

“Por ello, a partir de hoy, 10 mil elementos altamente capacitados, profesionales del Ejército Mexicano y de la Armada de México se unirán a los esfuerzos de la Policía Federal Preventiva.

“Sé que su labor comprometida con la seguridad y el bienestar de los mexicanos, no sólo fortalecerá a la Policía Federal, sino fortalecerá a México.

“En sus responsabilidades de vigilancia, de prevención de delitos, de protección civil y auxilio a la población descansa, precisamente, una buena parte del futuro del país.

“Las tareas que habrán de realizar son de la mayor importancia para el bien de la Patria. Hoy, los enemigos de México se refugian, precisamente, en la debilidad institucional del Estado, que esta decisión revierte y fortalece, precisamente, en su vertiente institucional al Estado mismo…

“…Les quiero hacer un reconocimiento muy especial a la valiosa labor, a la lealtad y al compromiso con México del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea por su colaboración permanente en la lucha contra la delincuencia.

“Su lealtad y compromiso con la Patria quedan hoy refrendados en esta colaboración institucional con la Policía Federal.

“Nuestro objetivo es el de contar con una Policía Federal fortalecida y unificada, capaz de actuar ante cualquier circunstancia, sobre todo en operaciones simultáneas en el país de la misma gravedad.

“Una vez logrado el propósito de fortalecer tanto a la policía como al Ministerio Público Federal en el cumplimiento de su deber estaremos en condiciones de restituir y reintegrar paulatinamente a las Fuerzas Armadas a las labores distintas a las de la coadyuvancia con las autoridades civiles que prevé la ley”.

Así pues, entre la restitución y reintegración paulatinas prometidas hace ya tanto tiempo por don Felipe y la salida gradual de estas dos fuerzas (más bien debería ser entrada a los cuarteles, pues ya de ellos han salido) prometida por AMLO, no hay distancia a pesar del tiempo.

Hoy lo único real es el viaje al pasado. Los mismos argumentos, la peor realidad. Y todos los argumentos en contra, las invocadas violaciones constitucionales por usar al Ejército en tiempos de paz para labores civiles y todo ese rollo político, se han quedado en el olvido.

Y tras años y años de desgaste, solo dos cosas se han fortalecido: la lealtad de las Fuerzas Armadas y la proliferación de la delincuencia organizada.

¡Vaya paradoja!

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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