Nadie sabe de dónde proviene la fascinación de los argentinos por las figuras matriarcales, heroicas, santificadas, casi, de las mujeres cercanas al poder cuya evolución las transforma en madres de la patria, como ocurrió con Eva Duarte y luego –en grado muy menor– con Isabelita y después con la viuda de Kirchner, la señora Cristina, hoy condenada a seis años de prisión e inhabilitada a perpetuidad para el ejercicio de cualquier encomienda pública; o sea, la han echado de la vida política y si las cosas no le favorecen en posteriores litigios en la Corte Suprema, hasta de la vida social y aun de la luz del sol, porque a la señora, a sus hijos a sus allegados, simplemente –como dirían allá– le complace la guita, la platita, pues, y aunque los pesos argentinos valgan cero punto cero, cero cinco por dólar, si se juntan muchas de esas minucias, pues se hace un platal y de grano en grano hincha la gallina el papo, para usar una expresión cervantina, o el buche, pues, y así ahora vemos, entre otras cosas, la respuesta solidaria continental en torno de una señora cuya imagen, al menos en México, está rodeada de afectos y fraternidades, porque no podemos olvidar la extraña amistad (toda amistad del poder con el dinero es extraña), entre ella y Don Carlos Slim, quien no hace muchos años le organizó una cena fabulosa en el museo Sumaya de esta ciudad, porque como todos sabemos, Slim tiene negocios diversos en la República Argentina, casi todos ellos logrados durante los gobiernos kirchneristas, ahora embarrados con la vergonzosa sentencia en contra de la matriarca, doña Cristina quien hace apenas unos meses fue amagada por un sicario de utilería quien –al menos a mí me lo parece_- fingió un atentado para retrasar las acciones judiciales ahora definitivas en su contra, y ya se alzan las voces del populismo internacional en su defensa y hasta el señor presidente de México, don Andrés Manuel López Obrador ya se ha puesto severo al condenar a los conservadores de allá (para todos le alcanza) quienes con su malevolencia han puesto una trampa judicial a la pobre señora (eso de pobre es un decir), porque en la Argentina también hay clasistas y racistas y etc., no vaya a usted a creer en el monopolio mexicano de la maldad y desde las tierras de Aztlán, donde se reparten simpatías continentales, ya sea para Evo o para Lula, quien ya supo ese sí en carne viva, los rigores del presidio antes de volver a Brasilia al Palacio de la Alborada, quizá como el Conde de Montecristo, pero eso es asunto secundario mientras los brasileños sigan jugando como juegan en la magia del césped y la alquimia del balón hechizando, cosa en la cual fracasó Dilma Rousseff, la delfina de Lula, bajo cuya presidencia Brasil organizó la Copa del Mundo, y Alemania le hundió siete veces el puñal del gol a la escuadra verde amarilla, humillada hasta sacar a la señora Dilma del cargo presidencial, así no haya habido una relación probada entre las dos derrotas, pero bueno decíamos de las quejas de la señora Kirchner a quien ya sus allegados le acercan la brasa de la confianza y su solidaridad, y según leo en “El clarín”, el principal diario de Buenos Aires, el gobernador de la capital, el señor Axel Kiciloff; anuncia el funeral de la confianza en el sistema judicial, porque no hay modo de estar de acuerdo con esta felonía en contra de doña Cristi, y la señora Estela de Carloto, en el nombre de las abuelas de la plaza de mayo nota la falta de abuela de esto y dice alarmada, a Cristina la han juzgado dos veces y para eso no hay derecho, pero sea como sea la señora hoy está hundida, salpicada y en boca de medio mundo.
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