La decisión de donar el terreno de casi 30 mil metros cuadrados, donde se ubica la Plaza Mariana, a la Iglesia católica (La Jornada) no fue unilateral, la tomó el Comité de Patrimonio Inmobiliario y lo único que se busca con esta medida es dar certeza jurídica a toda la zona de la Basílica de Guadalupe, precisó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa
Quizá muchos ya lo hayan olvidado, pero el 10 de febrero del año del señor de 2013, en las pobres laderas del cerro del Tepeyac, el Estado laico produjo un milagro, de esos para los cuales no habrían sido necesarios ni tullidos saltarines ni ciegos capaces de enhebrar agujas, vírgenes paridoras o enfermos de salud reencontrada sólo por conocer una santa mano sobre sus cabezas.
No, el milagro fue la reunión de la fe, la política y el capital, todos cobijados bajo el palio de la generosidad, pues entre casas para peregrinos, devociones y olores de incensario a todo vuelo, Carlos Slim, el hombre más rico del mundo (para algo ha comprado su aguja y su camello); Norberto Rivera, administrador del templo y sus alrededores, ¡Ah!, y además cardenal y Arzobispo de la ciudad de México; Andrés Manuel López Obrador, Mesías del Trópico, como le han dicho algunos (ausente, pero presente); Felipe Calderón en aquellos años presidente de la República y reminiscente perpetuo de la educación recibida por las madres del Verbo Encarnado; Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF y perspicaz cuanto abusivo negociante del dinero y la grilla, se reunieron para crear la Plaza Mariana, cuyo destino fue recientemente cancelado y vuelto a ordenar por el actual gobierno capitalino.
—¿Cómo fue aquella hermosa celebración en la cual todos se sentían al menos Juan Diego, digo, por su cercanía con la Morenita nuestra madre celestial? Veamos el archivo de Crónica:
“La inauguración de la Plaza Mariana, que tardó más de 10 años en concretarse, fue el motivo para que ayer se reunieran los hombres del poder en el país. En la Basílica de Guadalupe se dieron cita el cardenal, Norberto Rivera; el presidente de la república, Felipe Calderón; el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; y el empresario, Carlos Slim.
“Incluso, estuvo omnipresente Andrés Manuel López Obrador a través del jerarca religioso.??
“El presidente Calderón fue el primero en aparecer en la Plaza Mariana, a su lado el cardenal Rivera le explicaba los detalles de las obras, mientras que el mandatario local caminaba de la mano con su esposa, Rosalinda Bueso, seguidos del empresario Carlos Slim y el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora.??
“El cardenal Norberto Rivera fue el primero en hacer uso del micrófono y llamó la atención de los asistentes, porque en su discurso agradeció al ex mandatario capitalino, Andrés Manuel López Obrador, las gestiones que realizó para cederles el terreno de 29 mil metros cuadrados”.??
“Hace años, el jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, sensible a las necesidades de los vendedores ambulantes, sensible a las necesidades que iban aumentando por el número de peregrinos hizo llegar a un acuerdo de ceder el terreno que correspondía al Distrito Federal y, a cambio de ello, recibir la construcción de un mercado, dijo a los asistentes.??
“Pero fue más allá al equiparar las acciones que realizó la Madre Teresa de Calcuta con las obras de beneficencia que realiza Carlos Slim en nuestro país, pero principalmente el recinto religioso más grande de Latinoamérica, cuya inversión fue de 700 millones de pesos que permitió concluir el proyecto en un tiempo de 16 meses, cuando estuvo parada por más de 10 años”.??
“Carlos Slim nos ofreció su sensibilidad, su gran corazón, nos ofreció la ayuda desinteresada para que esto fuera una realidad y simplemente le decimos que el Señor lo puso en medio de nosotros para que diera una limosna”, rubricó.
Como se ve, aquella fue ocasión para la ternura y la espiritualidad. Corazones desinteresados, mercaderes píos, ambulantes sin tiempo para más peregrinaje; todos bajo la mirada de la Virgen. Una chulada, pues.
Sin embargo, las cosas no se estaban haciendo como se debía y por eso el gobierno anterior revocó los permisos, pero ahora, tras la intervención del Comité del Patrimonio Inmobiliario del DF, todo ha vuelto a ser como antes.
Veamos esta información:
“La decisión de donar el terreno de casi 30 mil metros cuadrados, donde se ubica la Plaza Mariana, a la Iglesia católica (La Jornada) no fue unilateral, la tomó el Comité de Patrimonio Inmobiliario y lo único que se busca con esta medida es dar certeza jurídica a toda la zona de la Basílica de Guadalupe, precisó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa.
“Remarcó que actualmente se regularizan muchos predios en la ciudad, y que en el caso de la Plaza Mariana se ha mantenido el diálogo desde administraciones anteriores y ahora concluyó. Así como lo hicimos también en su momento con el predio de los peregrinos, en el mismo tenor lo estamos haciendo ahora, argumentó”.
LORET
Hace mucho tiempo no se publicaba un texto tan ameno y bien investigado como el de Carlos Loret de Mola (El País Semanal # 1961) y su rocambolesca historia de la cabeza del toro “Navegante” (J.Garfias. 87. 473.Kg) cuya vida terminó poco antes del otro milagro, cuando José Tomás estuvo a punto de morir y logró salvar la vida en las doctas manos de los médicos de la Plaza de Aguascalientes hace ya cuatro años.
La investigación para saber dónde fueron a dar los huesos del toro y si alguien tuvo a bien tomarlos para reconstruir su cabeza mediante la taxidermia especializada es realmente emocionante y bien lograda. Un trabajo de reportero de los “de antes”, con todos los ángulos cubiertos, con humor, con conocimiento. No todo puede quedarse en la obligada superficialidad de la televisión matutina. ¡Enhorabuena!, torero.
racarsa@hotmail.com