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Como lo queramos ver el infernal crimen de la guardería ABC frente al cual todos los adjetivos son escasos, refleja la insuficiencia y la inoperancia (además de la putrefacción) de las instituciones políticas, judiciales y de administración pública construidas y operadas no para la justicia sino para la escapatoria. No para el castigo al poder; sólo para su protección.

Después de este fracaso acumulado, después de un año de recovecos, falsedades y apariencias, ya no se trata solamente de saber quiénes fueron culpables del incendio mortal. No es únicamente eso. La epistemología nos debería obligar a una reflexión moral, no solo causal.

Si algo nos debiera llamar a la meditación es cómo dentro de la “legalidad” más estricta el sistema hace imposible el reparto de las responsabilidades y los castigos. El mecanismo de la justicia, en México (de la injusticia pues niega a cada quien lo suyo) no está hecho para sancionar sino para disimular; no busca el castigo ni la condena sino cómo evadirse por las avenidas de la leguleyada.

Es un rompecabezas donde cada uno de los trozos del enorme dibujo muestra al final, el vacío. La nada, la soledad de un discurso inverosímil donde los hombres del poder creen lograr de los demás una imaginaria respetabilidad con base en declaraciones huecas frente al espejo, como quien ensaya un concurso de oratoria sin público.

Los políticos mexicanos hablan para sí mismos y su auditorio es –en el mejor de los casos–, el eco de su estéril vanidad.

Recordemos los momentos originales y comparemos los documentos públicos de entonces y ahora.

El seis de junio del año pasado, como anticipo de algo cierto, la PGR emitió esta información:

“La Procuraduría General de la República, inició la averiguación previa AP/PGR/SON/HM-V/690/2009, con motivo del incendio suscitado el 5 de junio en la guardería infantil “ABC”, ubicada en calle Mecánicos y Perisur, de la colonia Y Griega, en Hermosillo.

“Durante las investigaciones participan los peritos expertos en la materia Leobardo Torres Jiménez y Moisés Moreno Gallegos, ambos especialistas en incendios, así como del Ingeniero José Ángel Montero, Director de Ingeniería y Experto en Incendios, todos ellos pertenecientes a la Dirección General de Servicios Periciales de PGR, provenientes de la Ciudad de México.

“Cabe mencionar que serán utilizados todos los recursos científicos y humanos para el total esclarecimientos de los hechos, con el compromiso de continuar informando oportunamente a la sociedad de los avances. Lo anterior en plena coordinación con la Procuraduría General de Justicia del Estado, quien también investiga el suceso”.

Cinco días después el ex procurador general de la República y actual embajador de México ante el Reino Unido de la Gran Bretaña. Eduardo Medina Mora, dijo con toda claridad: nadie irá a la cárcel; todo fue un accidente. Y comentó:

“Las procuradurías generales de justicia tienen que actuar con toda responsabilidad sin anticipar las actuaciones de las averiguaciones previas, para que cuando se determinen estén perfectamente sustentadas en términos de responsabilidad, como lo exige la legislación penal federal y local”.

Como una enorme ola, el bla, bla, bla apagó los rescoldos. La palabrería sepultó a los muertos y también a los vivos, no importa si un año más tarde, en dos ocasiones, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont haya dicho (13 de mayo):

“Vemos con preocupación aquellas investigaciones que incluyen la presencia de aceleradores en la zona del incendio en la bodega, que inclusive pudiera acelerar o consolidar (¿?) la hipótesis de actos intencionales respecto a esta tragedia”.

Sin embargo todo queda en las oscilaciones del viento. Todo es el estambre en las patas del gato. Nada se convierte en un hecho preciso. La Presidencia de República se enfrenta a las peticiones airadas de los padres y responde con evasivas y reuniones a las cuales los más indignados no tienen cabida y donde las promesas se marchitan como flores en las tumbas.

Mientras tanto el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, de reciente ingreso en el cargo, emite un documento en el cual señala el desorden administrativo del IMSS como uno de los componentes de la desgracia y voltea la mirada hacia Juan Molinar, cuya oficina de prensa informa:

“El día de hoy (3 de junio), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hizo público el dictamen elaborado por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea relativo a la Facultad de Investigación 1/2009 respecto de la tragedia ocurrida en la Guardería ABC de la Ciudad de Hermosillo, Sonora.

“El Secretario de Comunicaciones y Transportes, maestro Juan Francisco Molinar Horcasitas, se abocará a la lectura y estudio profundo del documento mencionado que, dada su extensión, amerita un análisis minucioso antes de emitir cualquier opinión sobre el mismo.

“El Secretario Molinar Horcasitas, ha colaborado de manera voluntaria y permanente con las diversas autoridades involucradas en la investigación de estos trágicos hechos, y continuará estando a disposición de las mismas, aportando información y los elementos de análisis”. Bien por tanta generosidad.

Pero mientras Don Juan se “aboca”, la condena corre de boca en boca. Otra cosa ocurriría si se avocara. Pero a los politólogos, como en este caso, no se les da la gramática.

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Publicaba ayer mismo “El imparcial” en Hermosillo:

“Los que estamos y los que vendrán les debemos un perdón a sus hijos y a ustedes un lo siento, tenemos que encontrar la reconciliación en nuestros corazones”, expresó el gobernador del Estado, Guillermo Padrés Elías, a los papás de la guardería ABC durante la ceremonia luctuosa en memoria de los 49 niños fallecidos.

Gritos de “No es suficiente” se escucharon entre los asistentes, mientras algunas personas lloraban y escuchaban atentos el mensaje”. Vaya con el señor gobernador para quien el fervorín sustituye a la acción política. Amaos los unos a los otros.

Eso y una bandera a media asta, por decreto presidencial, es la más profunda respuesta posible del panismo gobernante. ¿Dónde quedó la solidaridad fraterna? ¿Dónde el humanismo o político? ¿Dónde lo cristiano de su democracia?

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Sofocada en los vapores de una “pre-contingencia” (todo antes de lo contingente es pre-contingente), la ciudad de México llega a la feliz conmemoración de un día dedicado al Medio Ambiente con una condición francamente desventajosa.

No salir a la calle a desplegar actividades físicas, deportivas o de recreación; nada de bicicletas, doña Martha Delgado, secretaria del Medio Ambiente; nada de carreritas en el Bosque de Tlalpan cuya vigilancia es orgullo de los lugareños; ahí donde nada pasa nunca, donde el delito no se conoce; nada, nada, guardaditos en la casa para festejar los triunfos internacionales de don Marcelo el pedalista, quien en Alemania ha invitado a los alcaldes del mundo a unirse aquí el próximo noviembre, “para intercambiar experiencias sobre las medidas que se requieren a fin de revertir el calentamiento del planeta”.

No puede MEC contra los vándalos de Tepito, la violencia ratera; los baches en las calles, la basura acumulada; los franeleros y sus cubetas en el arroyo; el mal servicio del Metro, la suciedad, los “vochotaxis”, los “piratas”; la pésima vida carcelaria, los malos autobuses, los micros carcacha desde nuevos, los trolebuses descompuestos, la falta de agua y tantas otras cosas bellas de la ciudad cuya enumeración detallada agotaría las páginas de esta edición y la paciencia del Santo Job, pero sí es capaz de ofrecer en Berlín, su coordinación ejecutiva auxiliar para “revertir el calentamiento global del planeta”.

Habría escrito Efraín Huerta; ¡coño, carajo, caballero…!

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Y con motivo del día del Medio Ambiente, el gobierno del estado de México, donde la pre-contingencia también ha sido ddescrita, informa de entrega una reserva de 30 hectáreas en la zona limítrofe de Tepotzotlán, Cuatitlán, Tultepec y Teoloyucan, llamada “Parque Ecológico Melchor Ocampo”.

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Para quienes gustan de escuchar gritos de guerra, Carlos Romero Deschamps ha dicho; ni toda la oposición junta la ve a ganar al PRI. Nada más le faltó algo así como el “nos van a hacer los mandados” de Beatriz Paredes.

Los trabajadores de la sección XXXVIII del sindicato petrolero, con sede en Salina Cruz, Oaxaca, se reunieron con Eviel Pérez Magaña, candidato a gobernador de la coalición “Por la transformación de Oaxaca”.

Carlos Romero Deschamps se engalló y nomás dijo de su ronco pecho: “quiero que hagamos el compromiso de ir a votar este 4 de julio y que invitemos a nuestras familias para consolidar un triunfo contundente de nuestro partido, y desde Oaxaca demostraremos que ni toda la oposición junta le va a ganar al PRI”.

Ahí nomás pa’l gasto.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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