El 17 de marzo de este año, en medio de un ambiente festivo y prometedor, el Presidente Enrique Peña Nieto habló sobre el futuro petrolero nacional:
“…Así como en los tiempos del Presidente Cárdenas –dijo–se enfrentaron importantes desafíos para recuperar nuestros hidrocarburos, hoy, el sector energético, en su conjunto, enfrenta nuevos retos que deben atenderse con la misma audacia y la misma determinación.
“De continuar las tendencias actuales de producción y consumo, para el año 2020, México podría convertirse en un país estructuralmente deficitario en energía. Este escenario es grave porque limitaría el crecimiento económico y, con ello, la posibilidad de mejorar la calidad de vida de millones de familias mexicanas…
“…Celebro, por ello, que en el Pacto por México se hayan acordado compromisos específicos en favor del sector energético. Todos debemos sumar esfuerzos, enfocarnos a que la producción de hidrocarburos y de energía, en general, permita acelerar el crecimiento del país.
“Para lograrlo, requerimos cumplir tres principios estratégicos:
“Uno. Eficiencia energética.- Debemos incrementar la productividad y producción del sector. Asimismo, hay que incentivar un consumo más responsable e inteligente.
“…Dos. Seguridad energética.- Es indispensable tener la capacidad y los recursos que garanticen el suministro de energía a toda la Nación. En este sentido, informo a los mexicanos que al 1 de enero de 2013 las reservas probadas ascienden a 13 mil 868 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
“…Tres. Sustentabilidad energética.- Es momento de transitar hacia fuentes de energía limpia que disminuyan el daño ambiental asociado a la generación de energía.
“Estos son los tres principios estratégicos que orientarán la política energética del Gobierno de la República y de manera particular, la necesaria e inaplazable modernización de PEMEX”.
En ese sentido y con especial atención a tan sombrío diagnóstico sobre nuestra futura circunstancia dependiente, cualquiera habría creído en la viabilidad de la construcción (por lo menos) de una refinería ya proyectada, cuya finalidad –nos dijeron al iniciarse el asunto–, sería disminuir nuestra condición de importador de gasolinas.
Pero al parecer, como ocurrió con el aeropuerto de Vicente Fox, la refinería de Felipe Calderón, heredada a la actual administración, también se ha hundido en un lodazal.
O nunca fue viable (lo cual no fue óbice para el endeudamiento de los hidalguenses, como se verá después) y sólo sirvió para administrar dosis masivas de atole con el dedo y hacer negocios inmobiliarios en Guanajuato (con el ex gobernador Oliva a la cabeza) cuando varios estados “pujaban” por ganar el proyecto) o la planeación fue tan deficiente como para convertir la refinería de ayer en la barda inconclusa sin sentido de hoy. Eso es todo cuanto hay. Ni la Muralla China o el Muro de Berlín costaron tanto.
Apenas hace unos días, con la discusión de la Reforma Energética en puerta; con la oposición ocupada en el esmeril de afilar machetes; el desencanto de los antiguos aliados del sector empresarial y las huellas y resentimientos “clasemedieros” por la Reforma Hacendaria, Fiscal o simple Miscelánea, como se le quiera decir, el gobierno filtra su decisión de no hacer nada en cuanto a la usina hidalguense.
Al menos eso ha dicho la prensa con base en datos oficiales y documentos gubernamentales.
Pero antes de reproducir esos elementos, algo debe ser recordado pues abre varias interrogantes para los días cercanos.
Al concluir su gestión como gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong se puso bravo y “exigió al gobierno federal y a Petróleos Mexicanos (Pemex) honrar su palabra y construir de inmediato la refinería comprometida hace ya casi tres años, porque nosotros no podemos estar satisfechos con sus declaraciones”.
“Osorio Chong (dice el CCCEH) aseguró que el gobierno del presidente Felipe Calderón dijo que comenzaría a ser edificada en 2010 y hoy no hay absolutamente nada.
“De parte de Pemex se dice que sí, aducen que están integrando el proyecto y que ya solicitaron la construcción de la barda perimetral; esto a los hidalguenses, no nos satisface. Mi exigencia –insistió el gobernador ante sus invitados entre quienes estaba Enrique Peña Nieto, a la sazón colega suyo en el estado de México y hoy su jefe–, viene de sus propias declaraciones, de decir incluso que la refinería estaría lista en 2015 y hoy, insisten en que van en tiempo y que la licitación se hará en 2012”.
“…el mandatario recordó (sigue la cita del CCCEH) que a los estados participantes en la puja por obtener la sede de las nuevas instalaciones de Petróleos Mexicanos, el gobierno les dio un plazo de 100 días para que tuvieran lista su propuesta.
“Hidalgo cumplió, se endeudó con mil 500 millones de pesos para adquirir más de 700 hectáreas de terrenos que entregó a la paraestatal y Pemex dice hoy que apenas tendrá lista la licitación en 2012”.
Y si de acuerdo con las notas publicadas (El universal), Petróleos Mexicanos (Pemex) descartó de su Plan de Negocios 2014-2018, la construcción de la nueva refinería de Tula para darle paso a proyectos más rentables en un panorama de “recursos limitados”, estamos simplemente ante un petardo de esos “Made in Mexico”.
–¿Y ahora?