Hoy – tras la mortandad michoacana, jalisciense y demás, cuando los delincuentes abaten helicópteros llenos de militares y suceden otras graves cosas–, resulta ocioso preguntar cuándo despertó el “México bronco”.
Lo importante sería saber cuándo lo podremos llevar de nuevo a un sueño  prolongado o al menos una perdurable catatonia cuya quietud nos permita vivir sin los sobresaltos propios de otros tiempos, cuando “la bola” era motivo de congoja y las faenas del campo o los quehaceres de la ciudad se veían interrumpidas por el ingreso de tropas o la escaramuza en las goteras de las ciudades, los ranchos o las fincas.
Ya la patria se viene acostumbrando a vivir como la novia raptada en la cuaresma opaca, sobre el garañón y con matraca y entre los tiros de la policía. Pero poesía aparte, el ábaco viene siendo el peor crítico de las condiciones de seguridad o las de crónica inseguridad. Resulta difícil vivir sin saber cuándo va a llegar la metralla a las puertas de la casa.
El trágico mayo casi concluyó cuando el viernes 22 se querían  presentar los hechos fronterizos en  Jalisco y Michoacán ( de las desapariciones de Guerrero, ya  ni hablamos) únicamente con la explicación anecdótica: un  grupo realizaba labores de investigación en un rancho  michoacano en el cual se refugiaban integrantes del cártel de la nueva generación de Jalisco, cuando los malhechores atacaron a balazos y la escaramuza se generalizó y por tres horas de fuego y llama, el tiroteo dejó su saldo definitivo: cuarenta y dos muertos, uno de ellos agente de la seguridad pública.
Así nomás. Cada quien cree la versión  de su gusto o va a la boda o el velorio de quien quiere, pero en este rompecabezas faltan  algunos trozos.
“(EOL) Eran cerca de las 7:00 horas, elementos de la Policía Federal encabezaban un operativo en la zona limítrofe de Michoacán con Jalisco, en el cual también participaban soldados mexicanos y agentes de la Procuraduría General de la República (PGR)…” Eso nos da tres fuerzas conjuntas cuya dimensión necesita explicaciones mayores.
“…El Cártel Jalisco Nueva Generación opera en nueve estados: Jalisco, Michoacán, Colima, Guanajuato, Nayarit, Guerrero, Morelos, Veracruz y Distrito Federal”. Quizá por eso el amplísimo despliegue de fuerza.
“El convoy transitaba por la Autopista de Occidente, la ruta que comunica del Distrito Federal a Guadalajara. En el Kilómetro 371, los agentes de gobierno federal avistaron una camioneta con individuos en actitud sospechosa y les marcaron el alto. Como respuesta recibieron una descarga de balazos. Entonces, los efectivos federales persiguieron a sus agresores, quienes un kilómetro después, en el 370, ingresaron al rancho “El Sol”, una propiedad que desde hace varios días habían convertido en su guarida…
“…En el interior del inmueble había decenas de hombres armados con rifles de alto poder, quienes abrieron fuego contra la policía y asesinaron a un representante de la ley cuando éste auxiliaba a un compañero herido. El intercambio de balazos duró aproximadamente tres horas, informaron fuentes de la Procuraduría estatal”.
“Los delincuentes perdían terreno y, todavía con intención de escaparse, le prendieron fuego a seis vehículos, no dejaron de disparar y al final fueron abatidos 42 presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y tres más fueron detenidos y remitidos al Ministerio Público de la Federación…”
Visto así el “operativo”, incursión o acción armada fue un éxito: matar a 42 delincuentes y perder sólo a un elemento de las fuerzas del orden (puede ser karma, pero la suma da 43, triste número sexenal) , resulta exitoso. Perdón al policía muerto, pero en la guerra se cuentan bajas de ambos lados. Y esto, se vea como se quiera, es una guerra.
Esta narración, si no se sustenta con profundidad y exactitud, verosimilitud y certeza,  dejará a las fuerzas de seguridad ante un riesgo ya experimentado: algunos severos observadores de los Derechos Humanos (los de buena y los de mala fe), ya se frotan las manos y se aprestan a indagar si hubo o no un “Tlatlayazo” o un “Apatzinganazo”, pues por una extraña razón  la secuela siempre es la misma: tras los enfrentamientos donde los narcos resultan perdedores, se convoca a  acuciosos reporteros para entregarles videos o testimonios en contra de las acciones militares o policiacas tras los cuales los actos de investigación y la evolución de los hechos; los enfrentamientos y el combate a la delincuencia, quedan desvirtuados, disminuidos en sus méritos y exhibidos como prueba de infinitas y sistemáticas violaciones.
¿En beneficio de quién?
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Ya se le llama el “Otoño del 2014”. Fue una especie de “Primavera de Praga” en versión de Zacatenco. Fue la irrupción de los jóvenes asambleístas en el diseño del futuro politécnico. Sobre esto el director Enrique Fernández Fassnacht dice frente al Presidente de la República:
“…Hemos procurado actuar bien y rápido; en ese orden. El buen nombre del Politécnico nos obliga a construir sin afectar el prestigio ganado ni el orgullo y la identidad compartidos. Nuestros símbolos son intocables e indestructibles.
“Están grabados en piedra y son a prueba de tentaciones. Muchos de los aquí presentes tienen –como se dice en el Poli– glóbulos blancos y guindas, y han puesto alma, corazón y vida en la construcción de la grandeza del Instituto Politécnico Nacional.
“Por ello, la renovación integral del Politécnico no partirá de cero; no se edificará sobre ruinas ni implicará borrón y cuenta nueva.
La renovación integral del Politécnico se proyectará a partir de dos grandes procesos que nos permitirán repensar y redefinir el rumbo: el Congreso Nacional Politécnico y el Nuevo Plan de Desarrollo Institucional.
“En relación con el Congreso, estamos ajustándonos estrictamente al guión acordado entre el Gobierno Federal y la Asamblea General Politécnica; en un tiempo que esperamos sea corto, estaremos definiendo la integración de la Comisión Organizadora de dicho Congreso”.
No se sabe si viene un nuevo halo solar o las nubes de la tormenta.
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Frente a los ataques recientes por su activismo electoral, Manlio Fabio Beltrones responde (Radio Fórmula) :
“… Ese es el objetivo de todo lo que llevamos a cabo, y por eso hay que salir a platicar con los mexicanos para que estas elecciones las vean como el momento para consolidar los cambios que ya hemos hecho y que éstos empiecen a beneficiar a los ciudadanos directamente en su vida personal.
“Todo lo que estamos haciendo se sintetiza: queremos llevar un mensaje de que los diputados priistas hicimos los cambios que eran necesarios y convenientes para lograr un México distinto en el Siglo XXI, que sea competitivo, pero sobre todo que, con un crecimiento mejor repartido, luche en contra de la desigualdad y la pobreza”.
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Si bien se sabía de tiempo atrás de la enfermedad de Juan Molinar su muerte no dejó de ser sorpresiva, aunque quizá no tanto como el repentino deceso de Sebastián Lerdo de Tejada, Director General del ISSSTE.
Esta columna tuvo relación profesional con ambos y de los dos guarda un afectuoso recuerdo. Descansen en paz.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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