En días recientes CRÓNICA, cuyo prestigio acumulado a lo largo de años no permite sospechas sobre su probada y prestigiosa actividad editorial y periodística, ha publicado información relacionada con negocios y malas prácticas del señor Enrique Alfaro, candidato del Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Guadalajara.
No es ahora espacio ni ocasión para insistir en el contenido de esas noticias. Las hemos publicado extensamente.
Lo notable ahora es la actitud de quien ha resultado aludido y sus forma de reaccionar ante las cosas. Es absolutamente silvestre y primitivo. Pendenciero cerril.
Ya en la edición de ayer se dio a conocer su airada respuesta (no aclaración) pero vale la penas repetirla y analizarla en sus partes. Es patético y delictuoso.
Veamos:
“Esta no es una carta aclaratoria, porque las mentiras no necesitan aclararse.
“Es un exhorto privado, de hombre a hombre, para que reflexionen sobre el triste papel que desempeñan como soldados del PRI.
Ignoro por cuantas monedas decidieron publicar las mentiras en mi contra; pero les aseguro que lo único que hacen es exhibirse como gente sin escrúpulos y sin autoridad moral para ejercer el periodismo.
“Jorge Kahwagi: no voy a ceder a sus chantajes. Soy un hombre con dignidad y así actuaré siempre. Por via (sic) de mientras, entablaré una demanda penal y otra civil por daños y calumnias. Si la ley no me da la razón y ustedes no cesan sus ataques, iré personalmente a hacer las aclaraciones pertinentes, para que me den la cara.
“Estoy a sus órdenes.
“Enrique Alfaro R.
“PD. Espero que sean hombrecitos y respeten la privacidad de este exhorto. Hacerlo público solo les puede traer consecuencias que ni quisieran imaginar. No me dejo, ni me dejaré chantajear; sé que van a hacer otras dos publicaciones y se los advierto: mejor párenle”.
Más allá de la clarividencia de quien sabe cuáles y cuándo serán las publicaciones complementarias de CRÓNICA, Enrique Alfaro recurre a una vieja fórmula: amenaza con las dos leyes, la ordinaria en sus ramas civil y penal y la otra; la infalible y propia, la suya.
“…Iré personalmente a hacer las aclaraciones pertinentes…”, dice sobrado y autosuficiente, tras negar la vigencia de la ley si ésta no lo favorece.
Esta frase nos llama a la curiosidad.
¿Cuándo venga a hacer las aclaraciones pertinentes lo hará acompañado de pistoleros matones, guaruras, guardaespaldas o por razones de facilidad y cercanía les pedirá ayuda a los sicarios del Cartel de Jalisco Nueva Generación? ¿Vendrá solo o acompañado; a pie o a caballo?
Ya los especialistas en derecho podrán analizar el contenido de esta amenazadora misiva enviada por el señor Alfaro a esta editorial, pero hasta un lego como quien ahora escribe se da cuenta del delito y el agravio contra la libertad de expresión.
Le niega a esta casa la calidad moral para publicar y divulgar; pero ¿es su actitud, más allá de lo ya publicado y sabido, un ejemplo moralizante? ¿Decirle a alguien sobre consecuencias inimaginables en caso de no ceder a sus exigencias es la más moral de las conductas?
Eso por ahora no queda claro.
Lo único conveniente es pensar ahora en las apalabras de mi entrañable amigo, padrino y maestro, Manuel Buendía, cuyo asesinato, por cierto, se recuerda en estos días.
Los periodistas, decía, somos una especie inextinguible.
TAMBORES
Con la cara pintada de colores, en pie de guerra y el atabal arrebatado, Andrés Manuel López Obrador anuncia la toma de la ciudad de México.
Quizá los bloqueos por imaginarios niños desaparecidos en Coyoacán y la pendencia de taxistas contra servicios de transporte fuera de la “ortodoxia” de autos pirata o emplacados como taxis, expresada en parálisis de la circulación, hayan sido suficientes ensayos, porque ahora le dice a Mancera: no vamos a aceptar los resultados electorales en el DF.
Eso quiere decir, nos vamos a quedar con Iztapalapa y Cuauhtémoc, de menos.