La irresponsabilidad institucional es quizá el peor de los pecados en cualquier sistema político. Actuar desde los órganos públicos, estatales o gubernamentales y hacerlo en beneficio de un grupo; para aplicar una componenda, pactar por encima de la decencia; negociar los principios, prevaricar, son acciones cuya acumulación perjudica gravemente la estructura moral de un país, facilita la corrupción o simplemente la exhibe e incurre en ella y a fin de cuentas erosiona la confianza de los ciudadanos.

Uno de estos casos acaba de producirse en el Senado de la República ante el silencio cómplice de la mayoría de sus integrantes.

Atrapados en el juego mercantil del reparto de las comisiones, de pronto se dieron cuenta de un vacío: a la pobre Ana Gabriela Guevara no le dieron nada. Ni se lo debieron dar, digo yo, empezando por el escaño; pero en fin.

Como la relegaron de la Comisión del Deporte e hizo un berrinche de 400 metros planos. Entonces inventaron una comisión cuya materia debería ser de fundamental importancia para el Senado, por razones cuya naturaleza y dimensión explicaré después, y se la dieron a una señora cuyo conocimiento institucional y legislativo, no le da ni siquiera para saber dónde está el Senado.

Cuando iba a rendir protesta se fue a San Lázaro. Luego pegó la carrera al Paseo de la Reforma. Y como si fueran Juegos Olímpicos, llegó en segundo lugar.

El tema migratorio en México es grave e importante. No sólo por nuestros migrantes sino por los extranjeros cuyos duros pasos van por nuestro territorio en el peor de los infiernos. Secuestros, violaciones, vejaciones de todo tipo, colusión de autoridades, polleros, tratantes de personas, asesinos. Todo queda en la tierra mexicana.

Por eso Mauricio Farah, quien desde la Comisión Nacional de los Derechos Humanos trabajó cientos de casos de agravios contra migrantes; documentó los miles de secuestros anuales en una industria criminal de cuyos beneficios no queda ajeno el gobierno de México con su podrido Instituto Nacional de Migración, afirma en su libro más reciente, “Cuando la vida está en otra parte”, la necesidad de construir una verdadera política nacional en torno de los hombres y mujeres migrantes por nuestro territorio.

Sobre esto Farah ha declarado:

“…La migración no le ha importado al Estado, salvo a sus malos agentes, que la han usado para hacer un botín de ella. No es fortuito que la delincuencia organizada esté presente donde se encuentran los flujos migratorios. Se ha apropiado de las rutas, se sobrepone a los polleros, extorsiona a los indocumentados y los somete a trabajos forzados promoviendo la trata de personas.

“Es lamentable que no conozcamos casos donde se investigue a funcionarios del Instituto Nacional de Migración, agentes del ministerio público local, policías municipales y demás involucrados en esta práctica. Lo que prevalece y alienta la explotación de los migrantes es la impunidad. Por eso hay que reconocer que una política migratoria con visión de derechos humanos implica un ataque frontal a la corrupción”.

Por desgracia estas apreciaciones sobre el desinterés del Estado en torno de un tema para cuya atención se requiere “un imperativo moral”, encuentran su confirmación no sólo en el Ejecutivo y sus cambios cosméticos al INM, sino ahora en el legislativo con la manifiesta irresponsabilidad de crear una necesaria e importante comisión y ponerla en manos de una persona sin capacidad para algo más allá del tartán y las zapatillas con “spikes”.

He mencionado en estas líneas la varia actuación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, no sólo por su directa relación en la revisión de expedientes sobre daños y violaciones a hombres, mujeres, de distintas edades en nuestro territorio, sino por la relación tan intensa entre ambas instituciones: la designación del “Ombudsman” nacional es facultad del Senado de la República.

Si esa ligereza para un tema fundamental en la defensa de los Derechos Humanos de personas de cualquier nacionalidad, origen y circunstancia transitoria o migratoria se va a aplicar en los demás asuntos relativos a los derechos fundamentales, lucido va a estar este cuerpo legislativo cuando nombre o ratifique a un presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Hoy recuerdo a Marco Tulio Cicerón quien le advertía a Roma de los peligros por la corrupción:

“…Existe un viejo dicho entre los vendedores del mercado: los pescados se pudren de la cabeza hacia abajo, y sí, algo está podrido hoy en Roma –y ¿quién puede dudar que así es?–; yo les digo que esto ha comenzado arriba. Esto ha comenzado en el Senado y solamente hay una cosa que hacer con una apestosa y podrida cabeza de pescado, esos vendedores se los pueden decir a ustedes, y esto es cortarla –¡cortarla y arrojarla a la basura!–; pero ello requiere de un buen cuchillo para separar esa cabeza, porque es una cabeza maligna y bien enraizada, y todos sabemos cómo es esa cabeza, porque ella está corroída con el veneno mortal de la corrupción, llena de odio y de arrogancia.

“Ello hace necesario una mano muy firme para sostener ese cuchillo, requiere tener los nervios bien templados porque su cuello es duro, es un cuello protegido por los más turbios intereses, pero pronto vendrá el tiempo en que esto lo podremos hacer…”

¿Estaremos presenciando la pudrición senatorial? El tiempo nos lo dirá. O mejor dicho, ya nos lo ha comenzado a decir.

Y sobre la importancia de lo migratorio, sólo unas líneas del informe de Jorge Bustamante en su condición de relator especial de la ONU para este tema:

“…A pesar de algunos programas en vigor, el Relator Especial observó una falta generalizada de conciencia pública sobre la gravedad y el alcance de las prácticas de trabajo infantil de los migrantes en México y pide que el Gobierno de México adopte medidas inmediatas…

“…El Relator Especial recomienda que se introduzcan reformas legislativas adecuadas contra la impunidad por las violaciones de los derechos humanos, una de las principales deficiencias del sistema judicial. A ese respecto, el Relator Especial recomienda al

Gobierno que establezca la obligación de comunicar anualmente el número de actuaciones judiciales, como detenciones y condenas contra autores de violaciones de los derechos humanos de los migrantes, y en particular el número de actuaciones judiciales contra los autores de abusos en relación con el trabajo infantil…”

Y ante la gravedad de los problemas, el Senado sale con esta batea.

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Como si no fueran suficientes ridículos, el gobierno actual emprende la última escena del drama sexenal con uno más:

“El Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo otorgó un amparo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en contra de un laudo dictado por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) en agosto de 2010.

“En dicho laudo, la Junta Especial 5 determinó que se daban por terminadas las relaciones laborales y el contrato colectivo entre Luz y Fuerza del Centro (LFC) y el SME, y estableció que la figura del patrón sustituto –en este caso la Comisión Federal de Electricidad– era improcedente”.

Lo anterior significa simple y llanamente la recontratación de los excluidos, especialmente de quienes no se acogieron al “beneficio” de la liquidación ofrecida en todos los tonos por Javier Lozano, actual Senador y entonces secretario del Trabajo, cuando se clausuró la empresa eléctrica.

Quienes vimos al abogado Lozano sucumbir en un debate a manos de Manuel Bartlett quien lo nalgueó bien y bonito, hoy lo podremos apreciar en plena rabia por el amparo de la justicia federal. Nada le salió, excepto hacerle creer a quien se lo creyó, la magna dimensión de sus capacidades y habilidades. Hasta la candidatura presidencial estaba en sus planes. Pero hasta en el PAN las cosas tienen un límite.

En este sentido recupero una nota del “Blog”, “Fraternidad de jubilados”:

“… El líder sindical Martín Esparza, del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), se negó a saludar este jueves al senador Javier Lozano, que era secretario del Trabajo cuando el gobierno federal desapareció la compañía pública Luz y Fuerza del Centro (LyFC).

“Ambos participan en una reunión de la Comisión de Trabajo del Senado con sindicalistas, para discutir la propuesta de reforma laboral.

“Lozano, del Partido Acción Nacional (PAN), entró al salón del encuentro cuando Esparza ya estaba en el lugar. El legislador se acercó a saludar de mano a otros asistentes y, cuando llegó a Esparza, los dos intercambiaron miradas, el dirigente sindical permaneció sentado y Lozano únicamente le dio una palmada en la espalda”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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