041110-1c

La más ociosa de las preguntas sería cómo vamos a curar al Instituto Mexicano del Seguro Social de su enfermedad terminal. Otra de igual e insensata naturaleza sería inquirir sobre el día y el año cuando el Instituto entró en la fase terminal por cuyo sendero hoy lo vemos transitar demacrado, amarillento, siempre en declive, siempre hacia la negrura.

Ayer, en la centésima primera asamblea el director general, Daniel Karam soltó unas cuantas frases cuya tremebundo contenido hubiera producido, en otro tiempo, una guerra civil. Ahora fueron recibidas con la frialdad de un doliente a quien le extienden la cuenta de la agencia de pompas fúnebres.

“Sin embargo -dijo luego de enumerar algunos notables aciertos administrativos–, la situación financiera que hoy vive el IMSS es la más delicada de toda su historia.

“Por un lado, el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los propios trabajadores del Instituto que fueron contratados antes de 2008, implica una presión financiera equivalente a casi 11 puntos del Producto Interno Bruto (PIB)

“Y por otra parte, tenemos un problema aún mayor que tiene que ver con los ingresos que, por ley, se obtienen para solventar el gasto de los seguros médicos. En este caso, el déficit proyectado alcanza ya los 45 puntos del PIB”.

Pero si algo faltara en ese triste asunto, el Presidente Felipe Calderón remató la tarde del pesimismo:

“…instruyo al Director de Seguro Social, en el marco de esta Asamblea, para que trabaje en estrecha coordinación con los representantes obreros y patronales, con los trabajadores y con el sindicato, con los beneficiarios y que preparemos todos una nueva generación de reformas que busque garantizar la certidumbre financiera, operativa y la viabilidad futura del Seguro Social”.

Cuando se habla de buscar garantías para una futura viabilidad, se debe solo a una razón irrebatible: no hay viabilidad presente. Eso quiere decir sencillamente, el IMSS esta quebrado.

“Tengo la certeza -agregó FCH–, de que habremos de generar esos consensos. Lo sé, porque la salud es un derecho que convoca a la unidad, que convoca al trabajo de todos; es una tarea que exige poner nuestras coincidencias por encima de nuestras diferencias.

“Es una causa que, al margen de coyunturas políticas, ideológicas o partidistas, convoca, debe convocar, estoy seguro, a todos los mexicanos”.

Pues como oratoria, vale. Como expresión de buenos (y quizá indispensables) deseos, también tiene valor. Pero como convocatoria eficaz parea la transformación del IMSS (esto es la continuación de su privatización), el asunto ya no es tan sencillo.

Decir, la salud es un derecho que convoca a todos, suena tan falso como un billete de tres pesos. Sobre todo por una razón, el IMSS no es un hospital; es un instituto múltiple en el cual hay sitio para todos los aspectos de la seguridad social (incluyendo recreación, cultura, deporte y desarrollo humano), especialmente el derecho pensionario.

Daniel Karam ha hallado fórmulas inteligentes de administración. Ha ahorrado dinero y ha enfrentado la situación sin tapujos ni mentiras., Ha contado hasta con la colaboración del sindicato, cuyo líder hasta se cambió al PAN mediante la fórmula de colaboración por protección.

Todo eso es cierto. No ha sido el PAN quien ha quebrado al IMSS. Tampoco lo hundió el PRI.

Fue una crisis combinada entre el agotamiento del modelo tripartito y la disolución misma del Estado gradualmente mutilado por el credo neoliberal privatizador. La tendencia de convertir servicios en negocios, como ya ocurre por ejemplo con las guarderías subrogadas, las diálisis en hospitales privados y algunos otros servicios, en un sentido resuelve problemas pero en otro genera graves conflictos institucionales.

GIL

No es un caso como el de Yeidkol Polenvsky y sus muchas identidades ni tampoco un caso de personalidad múltiple, pero la publicación ayer de dos diferentes sitios de nacimiento manifestados para sí mismo por Roberto Gil, es una zancadilla notable cuyos efectos no son mortales pero sí forman una roca en la babucha.

Ayer fueron dadas a conocer (Carina García) dos declaraciones patrimoniales juramentadas de Roberto Gil con cuya exhibición en tiempo de campaña, pretende probar su probidad, honestidad y apego a la decencia republicana, al menos en asuntos de dinero y bienes.

Pero en cada una de ellas el candidato dice haber nacido en diferentes sitios. En una es chiapaneco, en la otra es oaxaqueño.

Hasta hoy nada más Roberto y “El Chapo” Guzmán (palabra de obispo) gozan del don de la ubicuidad; es decir, la omnipresencia o estar en dos sitios distintos simultáneamente.

¡Milagro!

PARANOIA

La obsesión por la seguridad ya llega a límites insensatos. En las invitaciones repartidas ayer para la CI Asamblea General del IMSS; se incluía una tarjetita con la siguiente leyenda: “Se ruega atentamente ni portar aparatos electrónicos, celulares radiolocalizadores.”

Pero en los arcos de revisión nadie hacía caso del ruego. Todo mundo llevaba teléfonos, Blackberrys y demás “gadgets”.

¿Entonces?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona