En unas pocas horas se acaba el 2011. Quizá en los momentos felices de la fiesta de Noche Vieja alguien exhume de por ahí un disco con la sensacional obra de Rubén Fuentes (de preferencia interpretada por Marco Antonio Muñiz) y cuya letra dice: para empezar el año voy a cantar una canción que te haga daño…”
Pues así, pero sin música el Partido Acción Nacional le inflige terrible lesión al Partido Revolucionario Institucional: promueve y consigue la anulación de las elecciones municipales de Morelia y se encamina a obtener lo mismo en Michoacán.
Para empezar el año…
A estas alturas el pretexto ya es lo de menos. La impugnación electoral llevaba doce argumentos, correspondientes a otras tantas irregularidades invocadas en el catálogo de la queja. De la transmisión de un emblema por televisión a la irrupción del narco en la elección estatal. De todo había.
Y los magistrados Carlos Morales Paulín y Santiago Nieto Castillo, de la Sala Regional del TEPJF con sede en el estado de México, dictaminaron la responsabilidad del tricolor y (como se dice en el argot judicial) le dieron pa’tras al resultado electoral.
El PRI, como si no se diera cuenta del evidente asunto político tras la acción judicial, reaccionó mansamente y confirmó al mismo candidato, Wilfrido Lázaro para contender en una segunda oportunidad.
Dicho de otro modo, el PRI se quedó conforme con la confirmación de la violación al artículo 41 constitucional, en cuya redacción se establece claramente la prohibición de transmitir aquí cualquier anuncio contratado en el extranjero.
“…Ninguna otra persona física o moral (además del IFE) , sea a título propio o por cuenta de terceros, podrá contratar propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, ni a favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular. Queda prohibida la transmisión en territorio nacional de este tipo de mensajes contratados en el extranjero”.
Así pues los calzones de Juan Manuel Márquez han llevado el mal fario desde el momento cuando Humberto Moreira, ex presidente del PRI admitió la triquiñuela. Primero le robaron la pelea al mexicano en favor de los apostadores de Las Vegas y luego le anularon la victoria electoral al PRI.
No podía estar peor.
Pero obviamente esto forma parte de todo un proceso de “demolición controlada” contra el PRI. Cualquiera con una mínima memoria podrá describir las dimensiones de la vía crucis reciente para el tricolor.
No se reponía aun del “Chairazo” y el “Moreirazo” cuando ya se le venía el mundo encima por la avalancha tuitera en contra del candidato Enrique Peña Nieto a quien su petición de los coludos y los rabones no le duró ni 24 horas.
Hace apenas diez días la prensa daba noticia de una charla telefónica entre el Presidente Felipe Calderón y el candidato triunfante (e impugna do) Fausto Vallejo. No sonaba la información como el reconocimiento de una victoria electoral sino como un recordatorio ante las impugnaciones.
Veamos:
“El secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, reveló que el presidente Felipe Calderón le pidió al gobernador electo de Michoacán, Fausto Vallejo, “un compromiso firme y decidido de las autoridades de ese estado en el combate a la delincuencia organizada”.
“De acuerdo con un comunicado oficial, Calderón ya entabló comunicación con el mandatario electo, y en dicha conversación le dijo que el Ejecutivo Federal “será respetuoso de las decisiones que tome el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán”.
Y aun cuando el asunto se presta a chunga por la ubicación del logotipo del PRI, la cosa vienes mucho más seria. El púgil, quizá el único inocente en todo este enredo, dijo mientras lamentaba el robo de su palea victoriosa:
“Yo no hice proselitismo, ni nada. No sabía que había elecciones en Michoacán. Parte de mi equipo me puso el parche, y yo ni me di cuenta. Estaba centrado en la pelea. Pero creo que aquí no se dañó a nadie. Me subí sin apoyar a ningún partido, me subí a hacer mi trabajo. Además fue en Estados Unidos y esto lo veremos con los abogados”.
Pues hasta ahora los pantaloncillos de un boxeador han mostrado la punta de un enorme iceberg contra el cual muchos quieren ver chocar al “PRI-Tanic”.